Los límites: la racionalidad humana

por Carolina Clemente Sastriques

Un día, a raíz de unos comentarios que surgieron en la clase de Teoría y Práctica del Hipertexto, decidí abrir un post titulado Nostálgica del libro. Pronto se abrió un debate sobre si las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) sustituirían a siglos de la cultura impresa o si, al contrario, las TIC jamás podrían llegar a ocupar ese hueco tan apreciado del libro.

El libro nunca será sustituido por las TIC en un futuro cercano o, al menos, que nuestra generación llegue a vivir el día en el que las bibliotecas no sean más que lastres de una prehistoria de la evolución humana. Sin embargo, ese querido tesoro de las letras que comenzó con la invención de la escritura, adquirió vigor en los scriptorum y se perfeccionó con la invención de la imprenta por Gutemberg, desaparecerá tras las fauces de la evolución científico-técnica, de la inteligencia artificial. De la misma manera que la escritura puso fin a una era donde la transmisión de la información, entendida como scripta manent , de la pintura rupestre; la imprenta a los manuscritos; las TIC, en un futuro indeterminado, supondrán el fin de las formas conocidas de transmisión de información y de conocimiento. El libro no va a ser la excepción que confirme la regla.

Sin embargo, aunque esta reflexión pueda parecer que quiero permanecer en la prehistoria tecnológica, no me pronuncio contraria al avance de las TIC. Haciendo un breve repaso a los décadas de existencia, lo cierto es que las nuevas tecnologías han estado presentes en cada uno de mis pasos, y de todos mis compañeros. Desde mi primer walkman que adquirí con apenas un año gracias a un concurso de disfraces, al Mp3 que tengo hoy en día; de mi primero computadora de juguete al portátil con el que tantas horas paso hoy en día, convertido más en un archivo diario personal que en una aparato electrónico que ocupa parte del mobiliario. Creo que no sería capaz de concebir un mundo que, al despertar, todo esto hubiese desaparecido.

Las TIC forman parte de nosotros y, como tal, hemos de aprender a conocerlas y a interpretarlas. Y, como futuros comunicadores, la necesidad de conocer las nuevas tecnologías es inherente a nuestra profesión.



La asignatura de Teoría y Práctica del Hipertexto nos ha acercado a esta realidad, la realidad de un experto en el mundo de la comunicación. Las nuevas tecnologías han dominado todas las esferas de la vida cotidiana y como tal hemos de hacer frente a esta nueva realidad superando nuestras reticencias a las TIC.

Desde que comenzó la asignatura el pasado mes de octubre hasta el día de hoy, hemos sido capaces de hacer cosas que antes creíamos inimaginables. Internet, el gran conocido y desconocido a la vez, es una ventana abierta de posibilidades y pocas aplicaciones que nos ofrece conocemos. Si hasta hace tan sólo dos meses no tenía ni una ligera idea de cómo se hacía una sencilla página Web; ahora, con paciencia, he podido crear, aunque de formato sencillo y modesto, un proyecto de página Web. Además, de comenzar un acercamiento al embrión de la Web 2.0 y todas las posibilidades de la Web 2.0, del Hipertexto.

Para acabar solo quiero decir que, como dijo Antonio Marina en la entrevista en el canal de la UPV, que hay que reflexionar acerca del descomunal avance científico-técnico, pues este no puede ni debe pasar los límites de la racionalidad humana, sino la máquina habrá ganado al hombre.


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