­L­a ­chica del vestido                                                                                                                                                                                    

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Mi madre me ha contado miles de veces esta historia, pero no sé si es cierta o se la ha inventado porque a mí me encantan estas cosas. 

Mi madre me contó un día que una vez, cuando era joven, ella y sus amigos estaban en una discoteca. Vio a un amigo, Andrés, que siempre solía estar solo y que era muy callado, pero aquella noche, para sorpresa de todos, estaba acompañado por una chica de pelo rubio y largo y un vestido blanco hasta las rodillas. Estaban bailando y parecían divertirse. Mi madre estaba con su hermano (mi tío) y tuvieron que marcharse porque ya era tarde. 

Después de dos o tres días, quedaron todo el grupo de amibos, incluido Andrés, el amigo tímido de mi madre. Él estaba como siempre, silencioso y distante, pero sin más empezó a llorar. En ese momento, mi madre le preguntó qué le ocurría y él se lo contó. 

Al parecer, el día de la discoteca esa chica se le acercó y le preguntó si quería bailar. Él se fijó en lo guapa que era y aceptó. Mientras bailaban, Andrés le preguntó que a qué se dedicaba y ella contestó que no trabajaba, que estaba descansando. Noemí, que se llamaba la muchacha, no hablaba mucho pero tenía una mirada muy expresiva, aunque parecía estar perdida. Al acabar la fiesta el chico le cogió la mano y notó que la tenía muy fría, a ello, Noemí le respondió que era así, que era su temperatura corporal, pero de todos modos aceptó la chaqueta de Andrés para irse a casa.
 
Al día siguiente, el amigo de mi madre fue a buscar su chaqueta a casa de Noemí, pues ella ya le había dicho donde vivía. Abrió la madre de Noemí y el chico preguntó por ella. La madre le dijo queya no estaba allí y él le comentó que la noche anterior estuvieron bailando y le dio esa dirección. La madre empezó a llorar y a decir que era imposible, que no podía ser y que María había muerto cuatro años atrás. Andrés no se lo creía, entonces la madre de la supuestamente difunta Noemí lo llevó al cementerio que había cerca de su casa. Lo condujo hasta la tumba y allí, encima de la lápida, estaba la chaqueta de Andrés. Él miró la foto y el nombre y se dio cuenta de que efectivamente era ella. La madre le contó que ya había vivido casos parecidos los años anteriores.

Al día siguiente el chico fue a buscar su chaqueta a casa de María, porque ella le dio la dirección. Abrió la madre de María, y el chico preguntó por ella. La madre le dijo que ya no estaba allí, y él la dijo que la noche anterior estubo bailando con ella y le dio esa dirección. La madre empezó a llorar y a decir que era imposible, que no podía ser y que María murió cuatro años atrás. El amigo de mi madre no se lo creía, entonces la madre de la supuestamente difunta Mía le llevó al cementerio que había cerca de su casa. Le condujo hasta la tumba y allí, encima de la lápida, estaba la chaqueta del amigo de mi madre. Él miró la foto y el nombre y se dio cuenta de que efectivamente era ella. La madre le contó que ya había vivido casos parecidos los años anteriores.

 

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