La montaña de Cullera ha sido habitada desde tiempos inmemoriales por el hombre.
Su origen se puede remontar al Paleolítico Superior como queda constancia en los diferentes yacimientos arqueológicos entre los que destaca la "Cova del Volcán del Faro".
Abundantes lugares del término municipal nos remontan a viejos períodos como el Neolítico o la Edad de Bronce.
Del periodo romano cabe destacar el importante yacimiento de L'Illeta dels Pensaments, hoy desaparecido, y cuya constancia material se halla en el Museo Arqueológico Municipal.
Uno de los periodos más florecientes de la Historia de Cullera se da durante la dominación musulmana producto de la cual son, entre otras muchas cosas, el nombre de la ciudad (Culla=cumbre; Aira=tamaño) y el conjunto de torres que se esparcen, medio derruídas por el paso del tiempo, en las laderas del monte.
En 1235, Jaime I vio estrellarse contra las citadas torres el intento de tomar Cullera, cosa que conseguiría de forma no violenta cinco años después, tras la conquista de Valencia.
En 1247, los moros de toda la comarca se sublevaron contra el poder real y se apoderaron de la fortaleza. Como consecuencia, el Rey ordenó su expulsión, concluyendo la época de presencia islámica en la Ribera.
Diversos hechos de armas acontecieron en Cullera durante la Edad Media, entre los que cabe destacar la toma de la fortaleza por las tropas de Pedro de Castilla en sus luchas contra Pedro de Aragón.
Mención especial hay que hacer a la constante actividad de los piratas berberiscos en el litoral de Cullera, con ataques a la población; el más recordado es el que en 1550 perpetró el temido Dragut, desapareciendo pasto de las llamas gran parte del archivo Municipal.
Felipe II, deseoso de eliminar el problema, hizo construir un conjunto de torres defensivas de las que pervive la "Torre Marenyet".
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