LOS INICIOS DE LA CIENCIA-FICCIÓN

                  

APARICIÓN DEL GENERO

 

Si bien H. G. Wells fue quien alcanzó más fama, hubo en el mundo inglés otros autores, contemporáneos suyos, que cultivaron la novela de anticipación, siendo común a casi todos ellos una cierta preocupación sociológica ligada a la crítica de algunos aspectos de la época victoriana y del progreso industrial. Claro está que no todas las novelas de anticipación son necesariamente científicas, pero la incidencia en la utopía (y la ciencia ficción es una clase  de literatura utópica), combinada con las fantasías de lo que podría llegar a constituir el desarrollo tecnológico , van creando  una serie de señales cuya síntesis dará lugar a la ciencia-ficción en el sentido más moderno del término.

Y esta síntesis se produce en América. La fecha que se suele citar es 1911; el autor, Hugo Gernsback, y la obra un cuento titulado Ralf 194 C 41 +. A este mismo autor se atribuye la paternidad del término Science-fiction y fue asimismo el fundador de la gran primera revista dedicada exclusivamente al cultivo de la ciencia-ficción. Esta revista apareció en 1926 bajo el nombre de Amazing Stories. Con ella se inaugura, ahora sí, la ciencia-ficción, que habrá de conocer un desarrollo espectacular en EE. UU. y no en forma de novela, sino de relato corto o cuento.

Antes de continuar con la breve historia de este género, es preciso hacer un paréntesis reflexivo que nos explique por qué algo cuyos antecedentes están localizados en Europa, y además sobre la base de dos autores de prestigio localizables en cualquier manual de literatura, aparece con toda su fuerza en Norteamérica y bajo una forma distinta (el cuento) de la original.

El itinerario es parecido al de la novela policiaca. Es sabido que durante el siglo XlX los editores norteamericanos habían preferido publicar novelas inglesas, cuyas posibilidades de éxito ya eran conocidas de antemano por su funcionamiento comercial en el país de origen. Esta resistencia de los editores norteamericanos a publicar novelas de compatriotas suyos había obligado a los autores a refugiarse en el cuento o la narración breve, que era un género más fácil de vender a las numerosas revistas literarias y suplementos de periódicos que circulaban en Norteamérica. Este hecho, bajo el que laten motivaciones de orden económico, dio lugar en aquel país a una tradición cuentista de gran calidad, que se prolonga hasta nuestros días.

Así pues, no es raro que sea en Norteamérica, un país joven de gran empuje, en constante desarrollo acelerado y con cantidad de autores que dominan las técnicas narrativas del cuento, donde se produce la síntesis que dará su forma definitiva a la ciencia-ficción.

Por otra parte, la oposición cuento-novela, tratada también a propósito del género policíaco, parece decantarse  hacia el cuento. Si bien es cierto que se han escrito novelas magníficas de ciencia-ficción, la mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que es la narración breve el contenido que mejor va a este género, porque es bajo esa forma donde la paradoja y el elemento sorpresa (factores importantes en la ciencia-ficción) alcanzan su mayor virtualidad.

 

© Grupo Anaya,S.A.,1982
    Juan José Millás