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Auscultación



Objetivos:

  • Conocer la amplitud, frecuencia y número de los ruidos respiratorios.
  • Detectar ruidos vocales y cualquier otro tipo de sonido adicional que el paciente pueda presentar.

Material:

  • Un fonendoscopio, el cual está formado por una campana y una membrana. Mediante la membrana se escucharán ruidos de alta frecuencia y a través de la campana se percibirán los de baja frecuencia. .

Procedimiento:

  • Para auscultar de forma adecuada el murmullo vesicular, se deberá colocar el fonendoscopio en un punto concreto del tórax (ver fotos) y, a continuación, en la parte simétrica para de esta manera detectar diferencias, las cuáles pueden indicar patologías.
  • El paciente debe estar relajado y respirando por la boca profundamente y con relativa rapidez.
  • En primer lugar, auscultaremos la parte anterior del tórax desde la zona supraclavícular hasta la 6ª costilla.
  • A continuación, auscultaremos lateralmente desde la parte inferior de la axila hasta la 8ª costilla.
  • Y, finalmente, auscultaremos la parte posterior del tórax hasta 11ª costilla.
  • Si es necesario, repetiremos la auscultación tras hacer que el paciente tosa.

Advertencias:

Para realizar una correcta auscultación hay que tener en cuenta una serie de aspectos:

  • Si resulta difícil diferenciar las sibilancias intensas, los estertores groseros o el roce pleural, repetiremos la auscultación tras pedirle al paciente que tosa con energía.
  • Al detectar ruidos anormales se delimitará la amplitud de éstos moviendo la campana de la zona normal a la anormal y registrar el nivel en el que se produce el cambio de los ruidos respiratorios.
  • Ciertas patologías pueden alterar los ruidos pulmonares normales, principalmente reduciendo la respiración vesicular y, por otra parte, amortiguando los sonidos bronquiales.
  • No pedir a un enfermo con dolor pleural que haga respiraciones frecuentes o que tosa.
  • La campana no estaría indicada para personas que no tienen una superficie corporal regular puesto que ésta no se acoplaría bien a la piel del individuo.
  • Existen ciertas circunstancias en las que se podría percibir ruidos anómalos erróneos, por lo que se tendría que extremar la precaución en la auscultación:
    • La auscultación en zonas con mucho vello. la mejor solución sería humedecer ligeramente el tórax y ejercer una presión adecuada.
    • Las articulaciones, músculos y tendones podrían ocasionar ruidos que desaparecerían cuando el paciente se encuentre con la musculatura relajada.
    • La presencia de mucho tejido adiposo o el roce de otras estructuras (ej. la pared torácica con el omóplato) también pueden interferir en los ruidos respiratorios.

Bibliografía

  • Material docente de la Asignatura ‘’Introducción a las prácticas de enfermería’’ cód. 34385. Curso 2012-2013. Profesorado responsable: Miguel Alcayde, Laura Almudever, Amparo Benavent, Rubén Hinarejos, Iván Julián, Antonio Martínez, Antonio Pla, Manuel Ruiz, Amparo Soler y Vicente Tormo. Profesorado colaborador: Antonio Herraiz.