HISTORIA DE ISLANDIA
HISTORIA; sus orígenes:
Formada por colonizadores de origen vikingo, que comenzaron a llegar en el año 874 (10,000 colonos noruegos llegaron a Islandia entre los años 872 y 930), la población de Islandia está constituida hoy, en su gran mayoría, por sus descendientes y noruegos, escoceses e irlandeses. Islandia fue una república independiente entre los años 930 y 1264, pero por el Viejo Tratado de 1263 el país quedó sometido al Reino de Noruega. Mientras tanto, aparecieron algunos personajes históricos desde esta tierra: Eric el rojo colonizó Groenlandia en 982 y su hijo Leif Eriksson fue el primer europeo en llegar a América, y lo hizo desde el norte.
A partir de 1381, Islandia y Noruega fueron conquistados por Dinamarca, pero cuando Noruega se separó de la corona danesa y se unió con Suecia, en 1814, Islandia permaneció entre los dominios daneses. Por la misma legislación que se concedió a las danesas, en 1915, las mujeres islandesas adquirieron la igualdad de derechos respecto a los hombres, por lo que tenían derecho a votar y a ser elegidas a cargos públicos. En 1918, Islandia pasó a ser un estado asociado de Dinamarca, hasta recuperar su independencia y proclamar nuevamente la república, en junio de 1944.
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Historia contempóranea y detallada:
En cuanto a la actividad económica islandesa, después de la Primera Guerra Mundial, una nueva legislación agraria y la introducción de equipos modernos permitieron revitalizar la agricultura local. Desde 1920, la industria pesquera y sus derivados se desarrolló de una manera creciente y considerable. Después este tema van a ser muy primordial e importante tanto en el tema económico como en el político para este país, Si bien hasta finales del siglo XIX Islandia no tenía ni carreteras ni puentes interiores, a partir de los años 20, una red de carreteras interiores y nuevos equipamientos costeros facilitaron las comunicaciones en toda la isla.
Islandia se incorporó en el Consejo de Europa y en la OTAN en 1949. Aunque el país no posee ejército ni marina, Estados Unidos le proporciona las fuerzas de defensa en el marco estratégico de la OTAN. Islandia sólo mantiene tres guardacostas armados, un avión y dos helicópteros de patrulla, para protegerse de la pesca ilegal en su mar territorial.
Debido a la importancia pesquera para Islandia y al temor a que las flotas extranjeras exploten en exceso esos recursos cerca de la isla, Reykjavik amplió su soberanía a 12 millas náuticas, en 1964, y a 50 millas en 1972. Esto provocó dos serios conflictos con el Reino Unido, conocidos como la "guerra del bacalao", a los que se puso fin mediante un tratado en 1973. Sin embargo, en octubre de 1975, Islandia anunció la ampliación de su mar territorial a 200 millas, alegando motivos de preservación ambiental y de protección de sus intereses económicos. El fin del tratado de 1973 entre Islandia y el Reino Unido y la imposibilidad de llegar a un nuevo acuerdo llevó entonces a la tercera y más dura "guerra del bacalao".
La pertenencia a la OTAN se convirtió en un tema polémico en la década de 1970. En la elección de 1978, el triunfo de la Alianza Popular, partidaria de la denuncia del tratado, y del Partido Socialdemócrata (SDP), más moderado, retrasó dos meses la formación del nuevo gobierno, que debía sustentarse en una alianza de ambos grupos políticos.
En 1980, una candidata independiente, Vigdís Finnbogadóttir, contraria a la permanencia de bases militares estadounidenses en la isla, fue apoyada por sectores de izquierda y triunfó en la elección presidencial, con 34% de los votos, contra tres candidatos masculinos. Fue la primera mujer como jefe de Estado del país, aunque los atributos del cargo no le confirieron poder para alterar esa política gubernamental. En 1984 fue reelecta sin candidatos opositores.
En mayo de 1985, el Parlamento aprobó una resolución que declaraba a Islandia "zona desnuclearizada", por la cual se prohibió la entrada de armas atómicas al país.
Aunque la adhesión de Islandia a la OTAN no estaba realmente amenazada, la base aérea de Keflavík, que poseía una parte de los objetos militares más avanzados de estados Unidos, continuó siendo un tema polémico. En setiembre de 1988, el poder ejecutivo islandés declaró formalmente que no habría nuevos proyectos militares en el país.
Ese mismo año, hubo una tensión en las relaciones entre Reykjavik y Washington. Estados Unidos argumentó que la decisión islandesa de capturar 80 ballenas y 40 ballenatos de rorcuales violaba la moratoria impuesta por la Comisión Internacional sobre la Captura de Ballenas. Islandia respondió que era un programa científico y no modificó su decisión. Estados Unidos amenazó con aplicar un boicot contra los productos pesqueros de Islandia, y algunos activistas de organizaciones ecologistas hundieron dos balleneros islandeses en la bahía de Reykjavik. En 1987, Islandia anunció la reducción de la captura a 20 ballenatos y, como las amenazas no cesaron, el año siguiente se aplicó una nueva reducción.
En junio de 1988, la presidenta Finnbogadóttir fue reelegida para su tercer mandato de cuatro años, con el respaldo de los principales partidos y por una mayoría superior al 90% del electorado.
En septiembre de ese año, Steingrímur Hermannsson asumió el cargo de primer ministro, al frente de una coalición de centroizquierda, formada por el SDP y la Alianza Popular. El nuevo gobierno se comprometió a aplicar un plan de austeridad en la economía islandesa, que venía enfrentando altos niveles de inflación y recesión, con devaluaciones monetarias.
Como resultado de una creciente presión internacional, principalmente por la organización ecologista Greenpeace que llamó a la realización de un boicot internacional contra los productos islandeses en agosto de 1989, el gobierno de Reykjavik anunció la suspensión por dos años de su programa de captura de ballenas con fines de investigación científica.
En las elecciones parlamentarias de abril de 1991 la coalición de centroizquierda del primer ministro Hermannsson mantuvo la mayoría, al obtener 32 de los 63 escaños del Althing, parlamento bicameral islandés.
La pesca, el sector más importante de empleo, quedó en crisis debido a la reducción de las reservas de ciertos peces, en especial del bacalao, lo que llevó a adoptar leyes restrictivas del acceso de barcos extranjeros a sus aguas territoriales. Esto ha creado situaciones de fricción en las relaciones comerciales con el exterior. La caza de la ballena, cuya carne era masivamente exportada hacia Japón, está prohibida.
La industria turística que está en crecimiento constituye otra de las esperanzas de recuperación económica de la isla. Una serie de leyes para la protección de los osos polares, que poco a poco iban despareciendo, fueron aprobadas en 1993.
En 1994 numerosos barcos pesqueros islandeses incursionaron en una área del mar de Barents cercana al límite de las aguas territoriales de Rusia y Noruega, lo que generó otros conflictos. Estos últimos dos países habían iniciado un proceso de reconstitución de la riqueza ictícola en esa zona mediante la reducción de las cuotas de captura.
En las elecciones parlamentarias del 8 de abril de 1995, el Partido de la Independencia consiguió 25 de los 63 escaños y debió formar una alianza con el Partido Progresista, que obtuvo 15, para alcanzar la mayoría en el Althing. La Alianza Popular y la Alianza de las Mujeres se vieron reducida su representación mientras que un nuevo partido, el Movimiento Popular, conseguía 4 escaños.
La economía islandesa tuvo un repunte en 1995 luego de un lento crecimiento en los años previos. El PNB creció 3% y la inflación no superó el 2%. El desempleo, que se vio engrosado por la reducción del personal en la base de la OTAN, alcanzó el 5%.
Después de haber gobernado el país durante 16 años, la presidenta Vigdís Finnbogadóttir no se presentó a las elecciones del 29 de junio de 1996. Olafur Ragnar Grimsson, ex ministro de finanzas y miembro de la Alianza Popular, ganó los comicios con el 41,4% de los votos y asumió el 1 de agosto de ese año.
En 1996, se reinició la explotación de los recursos marinos y se ampliaron las cuotas de pesca, después de varios años de restricciones para conservar las especies, lo cual estimuló el crecimiento económico. Ese año, el PNB aumentó 5,7%, el desempleo cayó a 4% y la inflación se situó en 3%.
En 1997, la economía prosiguió su crecimiento, provocado en gran parte por la expansión del consumo interno, ya que las exportaciones aumentaron sólo 3% en relación al año anterior. Gran parte de la inversión fue destinada a la producción de aluminio. Varias compañías extranjeras, sobre todo de Suiza, Estados Unidos y Noruega, intensificaron la explotación de este recurso mineral.
A fin de ese año, Islandia participó en Kyoto en las negociaciones para la reducción de las emisiones de gases tóxicos. Debido a las características de su economía, Islandia, junto con países como Australia y Noruega, fue autorizada a aumentar sus emisiones, contrariamente a países "altamente contaminantes" como Estados Unidos u otros países de la Unión Europea.
Las elecciones para el Alpingi, o Gran Dieta, realizadas en mayo de 1999, dieron la victoria al Partido Conservador, que alcanzó 26 de los 63 asientos, seguido por la Alianza, formada por feministas, socialistas y social demócratas, que alcanzó 17, el Partido Liberal, que consiguió 12 y el partido Verde, que conquistó seis.
En menos de una semana, en junio de 2000, cuatro terremotos de diversa intensidad sacudieron el sudoeste de Reykjavik, causando pánico entre la población y algunos daños en viviendas e infraestructura, pero no hubo víctimas. Cerca de Selfoss, el seísmo provocó una fisura de 130 metros de longitud y uno de ancho. Tres puentes debieron ser cerrados.
Islandia se sumó a Japón y Noruega en la cruzada por suspender la prohibición de caza de ballenas. Si bien se reincorporó a la Comisión Ballenera Internacional (CBI), de la que se había retirado en 1993, en junio de 2001, un mes después anunció que al año siguiente retomaría la caza comercial de ballenas, ignorando la moratoria impuesta por el organismo.