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CAPOTE (Truman Capote)

Benett Miller    (2005) 

Encuentro con la sombra.

La película que sobre Truman Capote y con este mismo título ha dirigido en 2005 Benett Miller  y que le ha valido un Oscar en el presente año al actor Philip Seymour Hoffman interpretando al escritor, ha reactivado el interés sobre la vida la obra del autor americano.

      El film centra la acción en el periodo de su biografía que abarca la gestación y producción de su obra más famosa y conocida: la novela “A sangre fría”.

     Asistimos al arranque de lo que iba a ser un reportaje periodístico, haciéndose eco de una truculenta noticia como es el asesinato,  sin motivo aparente, de una familia de clase media del ámbito rural en Holcomb (Kansas) buscando el lado humano de la noticia, hasta convertirse en una verdadera obsesión para el autor.

      Es esta obsesión de Capote la que vamos a tratar de analizar.

     La fascinación por uno de los asesinos puede leerse desde la perspectiva de la atracción homosexual, como parece deducirse de alguna de las escenas presentadas, pero dando un paso más en esta línea, no nos basta quedarnos con tan simplista explicación ya que, en el momento de los hechos, Truman tiene una pareja estable con la parece mantener una relación satisfactoria sin atisbo de celos por parte de dicha pareja.

     Como es sabido en toda atracción homoerótica hay mucho de narcisismo, de encontrar y amar en el otro algo de sí mismo. Pero en el caso que nos ocupa, lo que Truman Capote encuentra en Perry Smith, no es reflejo especular sino lo que hay al otro lado del espejo.

     Es cierto que existen elementos de identificación, que él mismo señala, en cuanto  al abandono y carencia de amor materno, el desarraigo,  los continuos viajes , la inestabilidad familiar y el sentimiento de marginación, de ser diferente,  que laten en las vivencias infantiles y juveniles de ambos hombres.

    Pero Truman encuentra además en Perry su sombra, en el sentido junguiano del término.

    Muchos de los instintos hostiles reprimidos por Capote, mucha de la rabia y agresividad la ha convertido, gracias a su inteligencia, en sarcasmo, ironía y ese estilo bufonesco con el que se ríe con y de la sociedad glamourosa  en la que ha conseguido integrarse.

   Truman ha desarrollado el genio que no ha podido desarrollar Perry aún quizás teniéndolo (recordemos sus magníficos dibujos), pero a costa de arrinconar las tendencias e impulsos más violentos.

  Ahora Truman se ha encontrado cara a cara con Perry que encarna su lado oscuro y este lado oscuro le atrae con la fascinación de lo auténtico.

  Las contradicciones que observa en el lugar del crimen, como son la colocación “cómoda y ordenada” de los cadáveres, le hacen comprender que se  va a encontrar con unos hombres que representado el mal en estado puro posee casi un “sentido ético” del asesinato.

   Quizás también Perry percibe en Capote algo así como su alter-ego y desplaza la identificación que antes había hecho con su compañero Chris hacia este hombre importante y prestigioso que parece comprenderlo, e incluso admirarlo.

   De alguna forma Truman vampiriza a Perry, se apropia de su historia personal y de su vida convirtiéndola en su novela permitiéndose así, de manera encubierta, dar un espacio al lado oscuro de sí mismo, hacerlo no sólo consciente, sino exhibirlo ante el mundo y ser aplaudido también por ello.

   Pero el juego se alarga, la relación entre ambos se estrecha cada vez más debido a las demandas de Perry, aunque sigue siendo el lado del logos, Truman, el escritor, quien domina el juego.

   Llega un momento en que Capote desea que el asunto termine, parece sugerirse en la película que es el egoísmo del escritor, ansioso de escribir el final de la novela, quien busca activamente la condena a muerte de Perry y su compañero porque ya no el aportan nada y solo le queda añadir la escena del ajusticiamiento para redondear la obra.

   ¿Es solamente el narcisismo del autor, del artista lo que motiva esta actitud y el deseo de ser testigo de los últimos momentos de la vida de Perry, el héroe de su novela, o es el deseo de destruir su lado oscuro, su sombra encarnada por Perry, para alejarse de esta parte de su inconsciente que había ido creciendo y desarrollándose y amenazaba con imponerse al Capote brillante y mundano que tanto le había costado construir?.

   Ante el desarrollo de la vida de Truman Capote, de la escasa producción literaria posterior a “A sangre fría”, del incremento de su adicción al alcohol y los psicofármacos que le llevó a la muerte en 1984, cabría pensar que  la horca acabó con la vida de Perry pero no con la presencia de la sombra que seguía exigiendo a Truman ocupar su lugar y ser reconocida.

   Posiblemente Truman no pudo o no supo llegar a constituirse un self completo y equilibrado. “A sangre fría” fue un buen intento y es una gran novela.

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