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SUAVE ES LA NOCHE

Scott Fitzgerald


Suave es la noche es una novela de “gente guapa”, la “gente guapa” que pasea su dinero, su estilo y su indolencia por la Riviera francesa en los felices años veinte.

La Gran Guerra ha terminado y los americanos viajan a Europa para codearse, gracias a sus dólares , con la alta sociedad del viejo continente. Nadie parece recordar los horrores pasados y la vida se deja transcurrir en la Costa Azul y en Paris en una constante huida hacia delante,  de hotel en hotel y de fiesta en fiesta.

 En este ambiente se desarrolla la relación de Dick y Nicole Divier, un matrimonio perfecto, una pareja encantadora que pasea su glamour por las terrazas de su “Villa Diana”, donde cualquiera que pueda exhibir algo extraordinario será bien recibido.

 Sin embargo, el vinculo amoroso que une a Dick y a Nicole es también un vinculo enfermizo y profundamente patológico.

 Nicole esta catalogada desde el principio de la obra, como enferma psiquiátrica. Nos la presentan internada en una lujosa clínica suiza donde su multimillonario padre americano la ha llevado, tras recorrer muchos otros centros y especialistas desde su adolescencia.

 Esta diagnosticada de esquizofrenia, pero, a juzgar por la evolución del personaje en el relato, la psiquiatría actual la consideraría como un Trastorno de Personalidad histriónico de cierta intensidad, ya que ha llegado a sufrir frecuentes episodios disociativos y alucinatorios.

  Para completar mejor el cuadro clínico, su propio padre informa al Dr. Dohmler, director des sanatorio, de una relación incestuosa en la infancia que justificaría la sintomatología disociativa.

 Y Dick es un joven y brillante psiquiatra americano, salido indemne de la guerra pasada en Europa, que acude a formarse a la sombra de la imponente psiquiatría europea de principios del siglo XX.

 Dick es un hombre feliz, hasta entonces la vida ha sido sencilla para el, ha tenido éxito sin proponérselo: “...Para empezar, no tenia ni idea de que era encantador, no pensaba que el afecto que daba y que inspiraba tuviera nada de particular entre gente norma”.Por algo sus compañeros le llaman “Dick el afortunado” en la Universidad.

 Como consecuencia, la personalidad de Dick ha desarrollado un narcisismo ingenuo por el que se siente seguro de conseguir todo cuanto se proponga y desee. Se sabe querido con facilidad, y el despliega ante los otros, inconscientemente, todos sus encantos para ser todavía mas adorable.

 Cuando conoce a Nicole en la clínica comienza el juego perverso de las dependencias.

 Nicole es muy bonita y posee además la misteriosa aura que envuelve a la enfermedad mental.

 Dick se engaña a si mismo, como muchos jóvenes profesionales, justificándose su interés por ella como parte de su trabajo, es un desafío rescatar a una jovencita tan encantadora de las garras de la locura. Y Nicole, con ese sexto sentido que tienen algunos enfermos psíquicos, capta con facilidad que ha encontrado a la persona que puede rescatarla de su infierno personal. De nada sirve la actitud del Profesor Dohmler que, en aplicación de las normas éticas advierte del problema.

Para Dick, la dependencia rayana en la adoración de Nicole es un anzuelo demasiado poderoso; el esta convencido de su fuerza y de la capacidad innata que irradia para hacer que todo a su alrededor sea bueno y no atiende a los consejos del Dr. Dohmler sobre lo pernicioso de ese vinculo.

 Que Nicole le haga ver que es el único ser en el mundo capaz de ayudarla va a dar en la diana del narcisimo de Dick.

 Por otro lado, la hermana de Nicole calcula, fríamente, que la posibilidad de casarla con un psiquiatra es mas de lo que ella habría podido planear, por lo que pone en marcha todo su poder económico en el empeño de que Dick se case con Nicole.

 A partir de este momento Dick queda atrapado en la red que la patología y la fortuna de Nicole suponen.

 Dick se convierte en el “objeto transaccional”  de Nicole, para su exclusivo uso, para cubrir todas sus necesidades afectivas, todo el enorme vacio existencial que la enfermedad ha causado en ella.

 Dick pierde, poco a poco, sin darse cuenta, su identidad, deja el trabajo profesional para dedicarse en exclusiva a una sola paciente, Nicole, puesto que la economía de esta permite un tren de vida a un nivel como nunca hubiera podido conseguir; lentamente, se ve inmerso en una sociedad aparentemente facil pero en la que, para seguir alimentando las necesidades de su ego ha de representar constantemente su rol de hombre brillante, oportuno, agudo, interesante...maravilloso, en suma. Como lo veía Nicole.

 Pero Nicole, mientras, ha madurado y se desenvuelve en el ambiente del que procede, sin tener en cuenta la degradación que sufre Dick, que ha perdido todo aquello que le individualizaba como persona.

Por ultimo, Dick es tan solo un alcohólico patético que no puede sino inspirar lastima: “...Es difícil que los que han tenido algún trastorno mental puedan sentir pena por los que están bien, y, aunque Nicole muchas veces había reconocido de palabra que gracias a él había podido volver al mundo que había perdido, en realidad siempre había pensado que estaba dotado de una energía inagotable, que no conocía la fatiga. Había olvidado todos los problemas que le había causado a él en cuanto pudo olvidarse de los problemas que ella misma había tenido”.

 Para entonces, Nicole ha sido capaz incluso de encontrar un amante a quien se entrega, acallando su conciencia con los constantes y desesperados flirteos de Dick con muchachas jóvenes ante las que: “...Sintió que se reproducía en él la vieja necesidad de convencerla de que era el ultimo hombre sobre la tierra y ella la ultima mujer”

 Poco a poco, de esta forma, la libertad de ambos personajes se consigue solo con la ruptura de la relación:“...Dick espero hasta que desapareciera de su vista. Entonces apoyo la cabeza sobre el parapeto. El caso estaba concluido. El Dr. Divier era libre”. Dick se ha dado cuenta de que Nicole ya no le necesita, y deja de amarla y Nicole, al no necesitarle, comprende que no le ama.

 La novela plantea magistralmente la capacidad de seducción que puede desarrollar para una personalidad narcisista (Dick) la aparente debilidad de una enferma dependiente.

 Y, sin embargo, esta debilidad se trasforma en la mas férrea de las ataduras cuando Dick queda atrapado en una relación en la que la única posibilidad que tiene de ser es la de “ser para ella”.

 Dick ha dejado de existir por si mismo para existir en función de Nicole, de las necesidades de Nicole, de la angustia de Nicole, de la felicidad de Nicole.

 Que todo esto quede enmascarado por la vida fácil que la enorme fortuna de Nicole permite, no supone ninguna diferencia en cuanto a la existencia de un vinculo basado en la dependencia de aquel que hace creer a otro que le necesita para sobrevivir y de la necesidad que otro experimenta de ser vitalmente necesario.

 De este doble juego de necesidades solamente se sale cuando uno de los integrantes, el dependiente, “suelta” al otro, estableciendo una nueva vinculación que será mas o menos sana según sea de sano el nuevo partener.

 Dick, una vez libre, ha de iniciar el doloroso camino de la reconstrucción.

 

   

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