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Charles Montgomery Burns mostrando con orgullo su dinero. No obstante, Springfield ha mantenido una actitud tenaz desde aquellos tiempos. Además del mayor incendio mundial de un almacén de neumáticos usados (que sigue ardiendo actualmente), Los últimos cincuenta años han visto la apertura de la central nuclear de Springfield, así como fábricas de chocolate, galletas y cajas de cartón. La economía de Springfield está ligada a la fortuna de los dos ciudadanos más ricos e influyentes: Charles Montgomery Burns y, en menor medida, Krusty el payaso (su nombre verdadero es Herschel Krustofski).

Burns, heredero de la antigua fortuna familiar de los Burns, no sólo es propietario de la central nuclear que da trabajo a cientos de habitantes de Springfield, sino que también posee acciones en la compañía eléctrica de la ciudad, en el ferrocarril y en los hoteles. Sus generosas donaciones a la policía de la ciudad impiden que ésta saquee todavía más las vacías arcas de Springfield y contribuye con una quinta parte del producto municipal bruto de la ciudad. El alcalde Diamante Joe Quimby puede ser el príncipe heredero de Springfield, pero C. Montgomery Burns es el rey.

Krusty se lamenta después de haber perdido una importante suma en las apuestas. Krusty el Payaso, el rey de la comedia de Springfield, también se ha convertido en una fuerza económica importante en la ciudad. Su popular programa de televisión sirvió para el lanzamiento de Krustyburger, una cadena de comida rápida (tan increíblemente popular como demandada ante los tribunales). Los Krustyburger de todo Springfield emplean cada año a 300 adolescentes ceñudos, así como a hombres y mujeres amargados. El merchandising de Krusty el payaso se fabrica en los peores tugurios de Springfield, y representa al menos el 90 % del empleo infantil de la ciudad y el 68 % del empleo simiesco (Burns utiliza el otro 22 % de la población simia de Springfield). Además de las rentas de sus muchas subsidiarias, los problemas con el juego de Krusty han ayudado a mantener solvente el canódromo de Springfield. Sus salvajes accesos de fiebre consumista han sido una bendición para las librerías sexológicas de la ciudad y los mayoristas de agua mineral, y sus planes para expandir la visita a los estudios Krustylu puede atraer a Springfield más dólares por turismo... ¡ya que los visitantes son considerados parte de la familia!

A pesar de su economía, Springfield es una ciudad dinámica y vibrante, con museos, teatros y acontecimientos culturales como el Certamen Culinario de Chili de Springfield. Es la sede del bosque nacional de Springfield, del puerto de Springfield y la autopista de Springfield. Su festival de cine es conocido por haber significado el lanzamiento a la fugaz carrera de Barney Gumble, el ciudadano de Springfield que estaba a punto de dirigir su primer largometraje cuando vomitó encima del porsche de Steven Spielberg. La ciudad cuenta con el muy famoso Springfield Pops, cine municipal con una marquesina muy colorista, una zona comercial de lujo en el puerto de la calle Sur y otra no tan lujosa en el mercadillo de cosas usadas de Springfield, donde una mujer encontró una copia de la Carta Magna junto a una chaqueta brillante de los cleveland Browns. El documento resultó ser un fraude, pero todos pasaron un día emocionante.

Sí, Springfield es todo eso. Pero sobre todo Springfield son sus habitantes: la gente que vive, y trabaja, y juega, y duerme en Springfield. Sus extravagancias son los cimientos sobre los que se ha construido la ciudad (metafóricamente, por supuesto). La vida comunitaria de Springfield se centra a menudo en las asambleas comunitarias, asambleas en las que se decide cómo gastar los raros excedentes presupuestarios, o se celebran debates entre los candidatos públicos, o se advierte a los asistentes de que un nuevo y extraño virus híbrido se ha colado en el suministro de agua de la ciudad a través de la central nuclear. Pero no todo son asambleas y agua contaminada. Para los ciudadanos de Springfield la diversión es fundamental: van al estadio para animar a su equipo, los Isótopos de Springfield; reviven el pasado en la ciudad colonial de Springfield; celebran carreras de camiones-monstruo en el Springfield Coliseum; comen, y beben, y se tumban en el césped, y dan la bienvenida a los turistas con los brazos abiertos y valiosos montones de cupones.

¡Si Jebediah hubiera tenido esa máquina del tiempo...! ¡Si hubiera visto la ciudad de alabastro que sólo fue un destello en sus ojos...! Aun así eres tú, visitante, quien puede colocarse en el lugar de Jebediah Springfield... ¡eres tú quien puede redescubrir Springfield! ¡Lee y recuerda: los comerciante: de Springfield siempre se alegran de cambiar billetes por las monedas que se necesitan para el parquímetro! ¡Feliz paseo por Springfield!