Hong Kong

Algunas agencias de viajes, tan de moda últimamente por cierto, deberían contar con un seguro especial. Un seguro que cubriese el desengaño de ciertos clientes al contratar viajes a China. Durante los pasados meses de agosto y septiembre, el turismo asiático se ha vendido tan bien que apenas se podían encontrar plazas libres en alguno de esos vuelos de 13 horas.

No obstante, los vuelos comerciales se venden, generalmente, con un tour guiado en el que se incluye la visita de las ciudades más representativas, a saber: Pekín, Shanghai, Xi’an y Hong Kong. Si la visita se efectúa en este orden, el viajero queda satisfecho, encantado y con ganas de más. Pero si el tour se realiza a la inversa, los teléfonos de las agencias de viajes no dejan de sonar.

Y es que, la mayor parte de los turistas, cuando eligen como destino de sus merecidas vacaciones China, inmediatamente piensan en: arroz, palillos chinos, masas de gente en bicicleta, kimonos, casas de teja redonda y grandiosos palacios imperiales. ¡Y de repente los llevan a Hong Kong! Cuyo encanto es absolutamente opuesto a lo que uno puede esperar de China.

Absorta en una gran nube de rascacielos, Hong Kong es la ciudad más cosmopolita, moderna y lujosa de toda China. Las bicicletas han evolucionado tanto que llevan escudos en forma de BMW, Ferrari o Porsche. Los kimonos allí se convierten en jeans, deportivas de marca y escotes vertiginosos. Los palillos son inútiles para comer hamburguesas y, para las patatas fritas, prefieren las manos. Sí hallamos masas de gente, pero no en mercadillos populares, sino en las tiendas de Channel o de Louis Vuitton. Ni rastro de las mujeres delgadísimas, de rasgos finos y tez blanquecina. A las hongkonesas les gusta ir a la playa, prefieren el chocolate al arroz y les encanta teñirse el pelo. ¡Hasta se te antoja que tienen los ojos menos rasgados! ¿Es tan rara la estupefacción que sienten algunos turistas ante semejante panorama?

Quizá las agencias, en lugar de un seguro, deberían disponer de una grabación que explicase lo siguiente: Hong Kong es una de las dos "regiones administrativas especiales" de China. La otra es la antigua colonia portuguesa de Macao. En dichas regiones se aplica el modelo administrativo conocido como un país, dos sistemas (一國兩制, yì guó liǎng zhì). Es decir, se mantiene un sistema económico capitalista bajo la soberanía de un país de ideología oficial comunista. Asimismo, la independencia no es solo económica, también administrativa, judicial y aduanera. Así que Hong Kong forma parte de China, pero en la práctica, no es China.

Por qué Hong Kong aún “no es” China

Hong Kong estuvo ocupada desde la era neolítica. No obstante, permaneció ajena a los principales acontecimientos acaecidos en la China imperial durante la mayor parte de su historia. No se convertiría en un centro de atención hasta el siglo XIX.
Ocupada por el Reino Unido al final de la Primera Guerra del Opio en 1841, la isla de Hong Kong fue cedida formalmente por China mediante el tratado de Nanjing. Parte de la adyacente península de Kowloon y la isla de Stonecutters fueron cedidas a Gran Bretaña en 1860 por la Convención de Pekín tras la Segunda Guerra del Opio. La superficie de la colonia aumentó de manera significativa con la incorporación a la misma de los Nuevos Territorios, arrendados a Gran Bretaña por 99 años: desde el 1 de julio de 1898 hasta el 30 de junio de 1997.
Pasado este tiempo y, según el acuerdo firmado por la República Popular China y el Reino Unido, el territorio completo de Hong Kong, bajo gobierno colonial británico, se convertiría en una “Región Administrativa Especial” de la República Popular China. Ésta prometió que bajo la política "un país, dos sistemas", el régimen económico socialista chino no se aplicaría en Hong Kong, que mantendría su sistema y estilo de vida capitalistas durante 50 años (hasta 2047). La Ley Básica de Hong Kong le otorga un alto grado de autonomía en todos los ámbitos, a excepción de las relaciones exteriores y la defensa.
En definitiva, hasta el año 2047, en Hong Kong se seguirá hablando mandarín e inglés, se conducirá por la derecha y se mantendrán todas las libertades democráticas. Lo que pase a partir de ese año, es todavía un misterio. Algunos opinan que China invertirá esos 50 años en su propia modernización para alcanzar un nivel de desarrollo en el que Hong Kong pueda encajar. Otros apuntan a que la unión total podría ser nefasta, ya que instaurar un régimen comunista en una ciudad donde el capitalismo se respira en casa esquina, puede ser cuanto menos, arriesgado…

Cuándo y dónde

Hong Kong es un destino apetecible en cualquier época del año. No obstante, el clima subtropical acompañado de una perpetua humedad del 100%, invita a elegir aquellos meses en los que el clima es más suave – entre mediados de septiembre y finales de febrero-. Aunque, si se prefiere el verano, la eliminación de toxinas queda garantizada. Hong Kong se ahoga en un calor abrumador, pegajoso y denso que cala hasta los huesos y ralentiza la respiración.
Por otro lado, se debe tener en cuenta que el territorio hongkonés, cuya superficie es de 1.102 km², se reparte entre una zona continental y más de doscientas islas. El 75% de este territorio ofrece un majestuoso espectáculo natural, mientras que sus siete millones de habitantes residen en el 25% restante.
En este peculiar paraje distinguiremos, de inmediato, una geografía curiosa unificada por puentes y pasos submarinos. Hong Kong se divide en tres zonas relevantes:

La isla de Hong Kong (adquirida por el Reino Unido en 1842).La parte continental de Kowloon.
Los Nuevos Territorios, incluida la isla de Lantau (arrendados por un periodo de 99 años en 1899).

Se trata, sin embargo, de una ciudad compacta e intercomunicada. El transporte público funciona a la perfección y, desplazándose en taxi, se pueden recorrer los lugares más representativos por un precio módico y justo. La mejor zona para alojarse es la Isla de Hong Kong o Tsim Sha Tsui y Tsim Sha Tsui East en Kowloon.