Frankenstein y Drácula

   Frankenstein. Se trata de una novela cuya temática goza de su más absoluta vigencia. Las implicaciones que se derivan de ella son múltiples. En primer lugar, cabe una exégesis psicológica. Dentro de ella hallamos una atribución de la psicología social humanista, propugnada por Maslow y recogida en un ensayo de un compañero de la asignatura que analiza el papel del Doctor Frankenstein como padre ególatra, irresponsable e inconsecuente de sus actos que han desafiado los límites de lo posible en cuanto a la capacidad humana para crear vida. Como resultado del génesis de esta criatura de abominable aspecto, hasta su propio progenitor la deja a su suerte desorientada, confusa y carente del más mínimo cuidado y no digamos afecto. El hijo no puede ver colmadas sus necesidades mas primarias y basicas, con lo que su personalidad y su rol en la historia se transforma linealmente. El monstruo adopta una conducta, pues, propia de un niño pequeño, pero con el peligro añadido de una fuerza sobrenatural. Atraviesa la etapa amoral tras una primera fase de miedo, desamparo, necesidad de integración, etc. Fruto de ella son todos los crímenes perpetrados por una mente vengativa contra la sociedad humana.
    A esta teoria se le puede agregar tambien una asimilación faustiana como tambien se menciona en algún ensayo de otro compañero, en cuanto se traspasa la frontera de lo que se le está permitido al hombre por su ansia inagotable, infinita y eterna de conocimiento. Ese mismo saber toma forma en este engendro, que, sobreponiéndose a su papel de victima inicial, logra convertir esa pena, esa tristeza y esperanza por conocer a su padre por odio y violencia al no saber de otra respuesta entre los hombres. Creación y creador prosiguen, por tanto un proceso inverso. Si bien en su inicio el Doctor va a más en cuanto a su prometedora carrera cientifica y tambien con su vida familiar, a medida que va avanzando la obra, y significando el punto de inflexión el instante de la mismísima gestación del monstruo, no conoce más circunstancias que las trágicas.
    Frankenstein se puede leer entonces como el Saber vetado al hombre. Es este punto quizá el que disfruta de una actualidad mas viva, respecto a las prácticas de ingenieria genética que se estan realizando en el mundo. Se podría plantear aquí igualmente la urgencia de un debate oficial y con participación formal de los organismos incumbentes sobre la eticidad o no de los experimentos genéticos con animales y hombres. En cuanto a la clonación de seres humanos, me declaro totalmente en contra, pero en cuanto a la clonación de organos parecería imprudente negarse dado el déficit que se acusa mundialmente en este sentido. Asimismo no puedo apoyar los experimentos genéticos con animales que vulneren cualquiera de sus derechos, por mucho beneficio que puedan significar. Con ello no me pronucio desfavorablemente en torno a la clonación de animales, siempre que se avenga a una necesidad real y merecedora de ello para la humanidad.
    Habría que cubrir el vacío legal existente en muchos países sobre ingeniería genetica en estos términos, ya que un solo país libre de estas condiciones posibilitaría una especie de paraíso cientifista, al estilo de un refugio terrorista o de edén fiscal, con lo que se supondría la urgencia por crear un organismo internacional competente para dilucidar sobre la moralidad del progreso en la materia y para sancionar durísimamente en caso de incumplimiento o irregularidad. Más si tenemos en cuenta la consecución en medio plazo del mapa genetico del ser humano a cargo del Proyecto Genoma. Como tantos progresos cientificos, su verdadero beneficio es un uso consciente y bienintencionado de el.
    Una alternativa a esta perspectiva reside en la óptica romántica, pues si nos detenemos a comentar los prototípicos personajes de la época nos alertaríamos sobre la doble cara del monstruo de Frankenstein. Así es, ya que si al comienzo se asemeja a la característica tipología romántica de los corazones enfermizos, de los encerrados en la torre de marfil, de quienes se refugian en la naturaleza, la idealizan y exaltan su belleza, de los temperamentos pasivos que se resignan al dolor, al sufrimiento, y llegan incluso a complacerse en él, con posterioridad se advierte y de modo muy explícito como esa alma se violenta, se llena de una energía vital y dinámica que en este caso se corrompe producto del rencor y de la imposibilidad de integrarse en la sociedad.
    Estas son las presuposiciones ideologicas que cuentan con mi aprobación, que tratan de profundizar un poco más que la simple concepción de Frankenstein como mensaje de la belleza interior, que me suena muy "disney" aunque tambien tiene parte aqui. Tampoco se conforma con clasificar a esta obra dentro de la mera novela gotica de terror. A mi las obras que me causan auténtico pavor son las que me mueven a pensar, a la autocrítica y al cambio que merecen un proceso de transformación, pues siempre supone un sufrimiento, aunque necesario. Desde luego, esta lo ha conseguido.

Drácula:

    Esta novela es más conocida por las secuelas filmográficas que por su propia fama como novela. Mas por la mitología que generó el vampirismo a raíz de la divulgación de esta historia, con un claro aliciente mercantilista, que por sus propios valores como entidad literaria. Es este libro un claro defensor, como en toda la otra obra de Bram Stoker, del estilo claro y directo, sencillo y preciso, que aboga por la rapidez de la narración antes que por los detalles en la descripcion, por la aceleración del tempus interno. No se trata, naturalmente, de una novela barroca en cuanto a figuración, ni mucho menos, y la tengo presente como mejor definidora del talante de la narrativa gótica de terror que Frankenstein. Se le pueden encontrar tesis de lo mas inimaginables, tales como la explicacion homosexual de la novela que no alcanzo a compartir. Existe otra mas clara arguida por el Psicoanálisis, de la que me siento menos distante. De nuevo chocamos aqui con el afán de inmortalidad tan característico del ser humano, y tan en la línea del romanticismo que propaga la valía de los valores individuales por encima de los colectivos, de la libertad absoluta y que aquí se consigue mediante procedimientos de sobra conocidos y no por ello menos atemorizantes con solo mencionarlos.
    En cuanto a su contextualización como novela gótica romántica debemos percatarnos del gusto por lo macabro, lo misterioso, lo sobrenatural inherente tambien al romanticismo. Un placer por la expresión de las emociones, por lo inexplicable. Si a ello agregamos la ubicación de la trama en unos parajes desérticos y lúgubres como Transilvania resultaría incontestable la mera pueta en duda de esta categorización.


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