Estaban un día una zorra y una leopardo hembra discutiendo cuál de las dos era más guapa puesto que se iban a presentar a un cásting para la televisión. Por un lado, la leopardo hembra alababa los colores de su piel afirmando que eran muy sensuales. La zorra, que por cierto no estaba muy potente y tenía bastante celulitis en los cuartos traseros, le dijo a la leopardo hembra:
-¡Yo soy más hermosa que tú, pues mi inteligencia no tiene límites!
-Si, si- increpó la leopardo hembra.
-Mucha inteligencia pero a este paso de lo fea que eres no te van a querer ni los buitres bonita. Que en la tele todos sabemos que los cerebritos tienen poco que hacer. En cambio, las guapas como yo abundamos en este mundillo- acabó señalando la leopardo hembra que se fue meneando las caderas como ninguna otra lo hacía en toda la selva.
Por cierto, finalmente fue la leopardo hembra la que ganó el cásting.
En esta vida de estereotipos y consumismo hasta el tío o la tía más ignorantes del mundo-siempre que tengan un cuerpazo- conseguirán la fama que tiene un escritor o un científico. O quizá más.