Siempre me consideré un tipo normal, que si tiene alguna cualidad positiva es la de no dar la espalda a la suerte/oportunidades cuando se presentan. Soy de los que opinan que el azar es un cúmulo de circunstancias que se alinean para que algo se produzca y que el ser humano es una de esas circunstancias y puede variar las demás. Siempre he intentado ser yo quien ordenara todo eso para provocar que el azar fuera lo más benévolo posible conmigo. Por supuesto, nacer en una familia acomodada, vivir en un barrio residencial, ir a buenos colegios y tener un puesto asegurado en la empresa familiar son factores que predisponen al azar para contigo. Sin embargo, hay algo en los seres humanos que los hace impredecibles, que les permite alterar todo ese cosmos astrológico dispuesto a dirigir una vida placentera y llevarla por vericuetos de difícil acceso y peor salida, de esos en los que la vuelta atrás es tan arriesgada como la huida hacia delante.
No sé si fue el azar el que modeló mi afición por los ordenadores, pero estoy seguro de que sí fue el culpable de que pusiera a un clic el principio del cambio.