PRUDENCIA

Dirigí el ratón a la esquina superior de la ventana, cliqué sobre la cruz roja y su imagen se desvaneció. Había estado varios minutos dando vueltas por el universo Internet y no tenía ni la más remota idea de cómo llegar de nuevo a esa página. El recuerdo de Marta se borró. Señalé el diseño de tarjeta que más me gustaba. Salí de casa y me dirigí al curso prematrimonial.