La­­ dama de invierno ­­                                                   

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Cuentan que en un pue­blo de Valencia, en Turís, cuna de mitos y seres mágicos, una vieja historia sobre una dama que siempre va vestida de negro, y que vigila un bosque que hay por el lugar. Dicen que sólo se la ve durante el invierno, cuando las suaves copas de los árboles se tiñen de blanco, y la tierna hierba se vuelve pálida y frágil como un cristal. Es entonces, cuando se la puede ver vagando por el bosque; con su vestido negro resaltando de forma aterradora sobre aquella blancura, y su piel y sus labios, tan blancos como la nieve misma.

A ve­ces, suele aparecerse ante viajeros que pasan por aquel bosque, o jóvenes perdidos que no encuentran su camino; es entonces cuando, acercándose a su víctima, extiende sus blancos brazos mientras susurra:

- Abrazame… tengo frío…

Con la voz más gélida que puede tener y cargada de una inevitable sensualidad. Así, el viajero o el muchacho cae en los fríos encantos de la dama, entregándose en un abrazo eterno, mortal, que le quitará poco a poco su vida.

Cuando la mujer ya lo tiene entre sus brazos, va asfixiándolo lentamente, absorbiendo toda su vida y dejando que muera exhausto sobre ella. Entonces, lo deposita sobre el suelo; donde es hallado los días siguientes, con la piel más fría que el hielo, y sus brazos en la posición de dar un abrazo. así, congelado, y con la expresión del más profundo terror en sus ojos.

Pero también se cuentan historias de quienes han logrado resistirse a la dama de invierno; personas que, caminando por aquel bosque, se han topado con ella, pero que han evitado escucharla. Es precisamente a ellas, a quienes les aguarda un destino todavía más cruel: la mujer se les acerca por detrás, persiguiéndolos, susurrándoles al oído
 

-  A­bráz­ame… tengo frío…
 

 y si no obtiene respuesta, los abraza por detrás; matándolos así también.

Y las personas que han estado por las cercanías de ese bosque, lo más seguro es que hayan oído detrás de ellas la pena de una inocente mujer…
 

-  Abrazame, tengo frío…
 

 y al darse la vuelta, para ver quién es la que les habla, no ven a nadie...

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