GRANDES DIRECTORES | El cine y sus maestros
Curiosidades
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Acerca de la película
Tiempos difíciles. Cuando se comenzó a rodar Roma, ciudad abierta, tanto desde el punto de vista financiero como técnico, era muy complicado promover cualquier proyecto de producción cinematográfica. Sin embargo, en ese panorama desolador fue posible empezar desde cero. La inexistencia de una industria facilitó a un grupo de cineastas, entre los que se encontraba Rossellini, la posibilidad de trabajar con absoluta libertad creativa, sin ningún tipo de condicionamiento industrial. El triste panorama de una Italia en ruinas hizo posible el nacimiento de una obra que introduciría en el cine una nueva postura moral y que se convertiría en un auténtico punto de referencia de todo el cine italiana de posguerra.
Roma, ciudad abierta se empezó a rodar en condiciones extremadamente precarias. Rossellini utilizó negativo de 35mm de algunos fotógrafos, muchas escenas tuvieron que iluminar con focos de luz amarillenta muy rudimentarios y en ningún momento se pudo grabar el sonido. Roma, ciudad abierta fue filmada como una película muda y posteriormente sonorizada en unos estudios de doblaje. La utilización de los decorados reales abrió las puertas a una nueva relación entre ficción/realidad y las limitaciones de nuevos sistemas de rodaje/producción, que marcaría el cine neorrealista posterior.
Una obra revolucionaria. De todas maneras, la idea del equipo de Roma, ciudad abierta nunca fue la de realizar una obra que renovase el cine. Importaba sobre todo describir el clima de terror de un pasado reciente y denunciar las brutalidades del fascismo. Se trataba de un filme que articulaba su discurso hacia una retórica claramente antifascista. De modo que, Roma, ciudad abierta es una obra que revela una posición moral nueva y revolucionaria del cineasta ante los hechos pero que no se puede considerar revolucionaria en lo referente a la utilización del lenguaje. La auténtica renovación de Rossellini vendrá un año después, con Paisà y el cine de la modernidad.
Si estudiamos detenidamente la estructura narrativa y dramática del filme, veremos que es una de las películas más clásicas de Rossellini y que recurre a muchos efectos del cine tradicional. El filme utiliza una retórica de la persuasión, a partir de unos métodos afines a muchas obras del cien clásico americano que pretendían convencer al público de una idea. Rossellini buscaba un proceso de identificación entre el espectador y los personajes, y esto lo consiguió a partir de la manipulación de sentimientos como el amor, la compasión y la piedad por sus sufrimientos. Además, las dificultades técnicas condicionaron la puesta en escena y el montaje. A diferencia de otros filmes de Rossellini, en Roma ciudad abierta no puede haber una distribución de las escenas en planos secuencia (Roma, ciudad abierta tuvo que rodarse con colas de película virgen, por lo tanto no había suficiente película para realizar un plano secuencia). Las precarias condiciones de iluminación tampoco permitían jugar con la profundidad de campo. De modo que, el montaje de Roma, ciudad abierta es transparente, y está enteramente sujeto a la narración como en el cine clásico de Hollywood.
Roma, ciudad abierta ha sido calificada como una película realista. No obstante el término de realismo en el cine está siempre envuelto de cierta ambigüedad y sujeto a muchas interpretaciones. En el caso de Roma, ciudad abierta, la gran revolución realista no vino originada por lo que el filme mostraba, sino por la actitud de los creadores ante la realidad histórica que inspiró la película. Rossellini y su equipo quisieron ir más allá del hecho de mostrar una realidad reconstruida, para demostrar y exigir al público que tomase conciencia de la importancia de la lucha antifascista. Con Roma, ciudad abierta el cine pasó a convertirse en un instrumento de conciencia moral. Esta fue su gran revolución.
Una visión humanista. El elemento que hace avanzar la historia eran las diferentes respuestas de los protagonistas hacia la ocupación alemana. En el núcleo del filme hay tres grandes historias, pero a su lado convergen muchísimas pequeñas historias que se van intercalando. Así, todos los personajes acaban convirtiéndose en prototipos del pueblo italiano y el espectador acaba teniendo una imagen coral de la vida italiana en aquellos momentos.
La película plantea como a pesar de las diferencias hay algo que une a todos los hombres. Rossellini sentía la necesidad de superar las barreras ideológicas para promover la unidad en la lucha antifascista. Este deseo de unidad marcó el espíritu del filme, donde un cura y un comunista aparecen aliados ante la misma causa. Desde una ortodoxia estrictamente comunista esto generaba algunas contradicciones. Pero Roma, ciudad abierta proponía una superación de las ortodoxias para acabar imponiendo una idea superior: la honestidad humana.
Las escenas que más nos han marcado
Roma, ciudad abierta
Roberto Rossellini (1945)
En la Roma de 1943-44 se entretejen las historias de varias personas relacionadas con la resistencia antinazi. Manfredi, jefe de la resistencia comunista, es buscado por la GESTAPO y se refugia en la casa Don Pietro, cura que ayuda a los resistentes. Pina, una mujer de pueblo y vecina del padre Pietro, está de novia con un tipógrafo, amigo de Manfredi, que también lucha en la resistencia. Días después, durante un registro, los alemanes dispararán sobre Pina. Manfredi se esconderá entonces en casa de su amante, Marina, que le denunciará a los alemanes. Manfredi será detenido junto con Don Pietro. Manfredi muere por las atroces torturas que le infligen los alemanes para que revele el nombre de sus compañeros de resistencia. El padre Pietro es fusiladoen presencia de los niños de la parroquia, entre los cuales se encuentra el hijo huérfano de Pina.
La muerte de Pina
En esta película Rossellini se carga una regla fundamental del clasicismo: mata a la protagonista de la película a mitad del metraje. Algo así en el cine del Hollywood, al que estamos más acostumbrados, nunca hubiese ocurrido. Esto hace que la muerte de Pina sea algo totalmente inconcebible para el público. Es algo que no entra dentro de nuestra lógica de espectadores. Pero, la muerte de Pina es impactante no sólo porque es algo que no esperamos, sino también porque se trata de un personaje con mucha fuerza dentro de la película y porque su muerte está rodada de una manera muy seca e inesperada. En el cine de Hollywood la muerte se rueda de otra manera, tiene una sobrecarga retórica que no se parece en nada a la realidad y se prepara al espectador para ese momento (de hecho la escena que la precede es una escena cómica). Esta manera de narrar la muerte que tiene Rossellini, aunque choca más, es mucho más real. Sin embargo, tiene gracia que, aunque esta concepción se parece más a la realidad que la que nos ofrece el cine de Hollywood, nos parecen más reales los modelos esteriotipados del cine americano que el que aquí nos propone Rossellini.
El último plano de la película
Aunque en general los finales nos suelen marcar, en el caso de Roma, ciudad abierta merece la pena señalar que el último plano de la película porque se trata de una imagen muy significativa. En esta última secuencia del filme vemos a los niños marchando sobre Roma. Lo que esto nos transmite es la idea de que ellos son el futuro, que han aprendido en qué no se tienen que convertir. Por lo tanto, se trata de un final esperanzador.
Roma, ciudad abierta se realizó sin guión propiamente dicho, pero con una estructura perfecta y grandiosa. La trama está urdida con gran habilidad y además no desdeña los registros melodramáticos (sino todo lo contrario) por lo que es fácil entender su inmenso éxito.
El argumento estaba basado en los sucesos acaecidos en Roma durante el invierno de 1943-44, cuando la capital aún estaba ocupada por los nazis. En un principio iba a ser un documental sobre un sacerdote de la Resistencia fusilado por lo alemanes. Pero, Federico Fellini que se incorporó al trabajo en la elaboración del guion, sugirió fundir ese cortometraje con otro que también le rondaba por la cabeza a Rossellini sobre la participación de los niños en la Resistencia romana. Otro de los guionistas era el comunista Sergio Amidei, cuya amante en la vida real, Maria Michi, fue convertida en amante traidora de Manfredi en la película. A su vez, este propuso introducir el episodio real de un ingeniero comunista buscado por la Gestapo y la escena culminate del ametrallamiento de Pina.
La película se detiene en conversaciones y detalles que no tienen importancia. Aquí no manda la acción o la peripecia como en el cine clásico. En lugar de ello manda el ambiente, la descripción. No hay economía narrativa como la había en el cine clásico. La película nos cuenta cómo es la vida en la Roma ocupada a través de estas pequeñas conversaciones entre los personajes y de pequeños detalles que a simple vista parecen insignificantes.
La tortura
Junto con la de la muerte de Pina esta es una de las escenas más duras e impactantes del filme. En esta escena vemos como los jefes de la Gestapo torturan a Manfredi para obtener información acerca de los otros resistentes. Don Pietro, el cura, será testigo de la tortura de su compañero teniendo la opción de salvarle si es él quien revela los nombres de los resistentes. Al final Manfredi morirá debido a las agresiones de los alemanes sin haber revelado ningún nombre, y acto seguido Don Pietro será fusilado a las afueras de la ciudad. Aquí puedes ver parte de esta escena.
En la escena de la tortura, Rossellini opta por no mostrarnos todo. La mayor parte de la tortura está contada en off. En realidad, los espectadores son testigos de lo que le ocurre a Manfredi a través de los ojos de Don Pietro que está siendo espectador inmediato de los actos de los alemanes, pero no llegamos a ver directamente todo lo que estos le hacen a Manfredi.
Se trata de una escena muy tensa. Si nos fijamos, los planos del cura y de Manfredi son cada vez más cortos, más próximos. De este modo, se consigue crear una mayor intensidad dramática y se refuerza la idea de proximidad entre los dos personajes. Además, la iluminación del jefe de la GESTAPO está muy cuidada y adquiere una estética expresionista.
NOTA: Fijaos en la asimilación de Manfredi a Jesucristo cuando aparece crucificado.
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