
GRANDES DIRECTORES | El cine y sus maestros
¿QUIÉN ES ROBERTO ROSSELLINI?
  Siempre temí no tener nada de mí  mismo para proyectar en un relato. Detesto observarme, describirme. No soy un  virtuoso del diálogo, ni tampoco un intelectual. Tampoco me he limitado a se  sólo un director de cine. Soy un hombre. Vivo una vida plenamente humana, nada  más. Vivo una vida corriente: he sido marido, he sido un padre lleno de  orgullo, y he sido abuelo. Pero no estoy contento de mí mismo. Ni tampoco estoy  contento de mi época. Vivo solo en Roma, soy pobre, pero tengo lo necesario. No  he ido nunca a la caza del dinero. He vivido coherentemente. “Roberto Rossellini parla di  Roberto Rossellini”, en Passe Sera,  12 de junio de 1977. 
RECUERDOS DE SU INFANCIA
  Mi padre poseía una sala  cinematográfica en Roma y cuando yo estudiaba pasaba mucho tiempo dentro del  cine. Es difícil explicar a qué se debía exactamente la extraña fascinación que  me produjo la pantalla, pero de aquel periodo guardo en mi memoria dos filmes  inolvidables: Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1921) de Rez Ingram y Y el  mundo marcha (1928) de King Vidor. Ambos me impresionaron mucho. Roberto  Rossellini a Francis Koval, “Interview with Rossellini”, en Sight & Sound, febrero 1951. 
EL NEORREALISMO 
  Neorrealismo. Pero, ¿qué se  entiende por esta palabra? […] El neorrealismo es, en la mayoría de los casos,  una simple etiqueta. Para mí es, ante todo, una posición moral desde la que se  puede contemplar el mundo. A continuación se convierte en una posición  estética, pero el punto de partida es moral. Roberto Rossellini a Maurice  Schérer y François Traffaut,“Entretien  avec Roberto Rossellini”, Cahiers du  cinéma, núm. 37, julio 1954. 
LOS ACTORES
  Escojo a los actores únicamente  por su físico. Se puede elegir de entre la gente de la calle. Prefiero los  actores no profesionales porque llegan sin ideas preconcebidas. Veo un hombre  en la vida cotidiana y lo fijo en mi memoria. Cuando se encuentra delante de la  cámara está absolutamente perdido y quiere interpretar. Esto es lo que se debe  evitar. Este hombre […] creerá que puede transformarse en un ser excepcional  sólo porque va a ser filmado. Mi trabajo consiste en devolverlo a su propia  esencia, reconstruirlo, procurar que vuelva a sus gestos habituales. “Dix ans du cinéma”, Cahiers du cinéma, núms. 50, 52 y 55,  agosto-enero 1955. 
LOS HECHOS CORRIENTES 
  Siempre procuro mantenerme  impasible; me parece que aquello que es tan asombroso, tan extraordinario y  conmovedor de la vida humana es precisamente que los actos nobles y los sucesos  trascendentales ocurren de la miasma manera y producen la misma impresión que  los sucesos corrientes de la vida cotidiana. Por esta razón, trato de  expresarlos todos de la misma forma. Roberto  Rossellini a Maurice Schérer y François Traffaut, “Entretien avec Roberto  Rossellini”, Cahiers du cinema, julio  1954. 
MOSTRAR Y DEMOSTRAR
  Muestro las cosas, no las demuestro.  Hago un trabajo de reconstrucción. ¿Qué quiere decir demostrar? Significa  pensar en las cosas, verlas desde un determinado punto de vista para, en  seguida, intentar crear emociones, convencer y abusar de los demás. Yo rechazo  este método. Si debe haber una emoción, esta ha de surgir de las cosas tal y  como son. Roberto  Rossellini a Edoardo Bruno, Alessandro Cappabianca, E. Magrelli y M. Manzini,  “Conversaciones con Roberto Rosellini”; Filmcritica,  núms. 264-265, mayo-junio 1976. 
EL ENTRETENIMIENTO 
  Si los hombres del cine tuviesen,  como principal objetivo, que situar a los espectadores ante los problemas  importantes, el cine sería realmente útil; pero actualmente se le concede, como  único objetivo, la función de simple entretenimiento y el cine no sabe qué  proponer. De hecho, a veces propone algo, pero lo que ofrece son siempre  sucedáneos de humanidad, y los hombres se identifican con esos sucedáneos en  lugar de identificarse con las realidades que acaban condicionadas por  abstracciones. Este hecho constituye un auténtico crimen contra la humanidad. Roberto Rossellini a Jean  Domarchi, Jean Douchet y Fereydoun Hoveyda, “Entretien avec Roberto  Rossellini”, Cahiers du cinéma, núm.  133, julio 1962. 
LA IGNORANCIA Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN 
  Los medios de comunicación  promueven la ignorancia a base de simplificaciones reductoras y esquemas  prefijados. No cubren más que una ínfima parte del saber; se contentan con  suministrar a la dialéctica mental todo lo necesario para  el consumo cotidiano, ignorando el resto…  lejos de desarrollar el conocimiento, los medios de comunicación subyugan a su  público a un estado de no relación con la realidad. Roberto Rossellini, Fragments d’une autobiographie, París,  1987, pág 32. 
PENSAR 
  Nuestra meta como hombres es  conseguir un mundo mejor, para llegar hasta él, debemos procurar que los  lemenetos que componen el mundo, es decir, nosotros mismos, sean mejores. Esto  sólo se podrá conseguir si los hombres aprenden a pensar. Roberto Rossellini, Utopia, autopsia, Armando Editore, Roma,  1974. 

Reflexiones