ORACIÓN DEL DOMINGO


Te suplicamos, Señor, que contemples con piedad a la gente de muy diversos países y familias reunidas bajo la paz de este techo: débiles hombres y mujeres que subsisten al amparo de tu benevolencia. Sé aún más paciente; tolera un poco más nuestros fallidos propósitos de hacer el bien, nuestros vanos esfuerzos contra el mal; sopórtanos todavía más y (si es posible) Ayúdanos a obrar mejor. Bendícenos con tu extraordinarias mercedes; y, si llega un día en que nos veamos privados de ellas, danos fuerza para que, a pesar de la aflicción, nos portemos como hombres. Acompáñanos siempre: a nuestros amigos y a nosotros mismos. Permanece junto a cada uno de nosotros hasta el momento del descanso; si alguien está en vela, dulcifica las horas tenebrosas de su vigilia; y, cuando nazca el día, vuelve a nosotros, pues Tú eres nuestro sol y nuestro consuelo, y despiértanos con rostros y corazones matutinos, impacientes por trabajar, deseosos de ser felices en la medida en que nos corresponda serlo; y, si el día ha de estar regido por el dolor, fortalécenos para soportarlo.

Te damos gracias, Señor, y te alabamos; y con las palabras de Aquel a quien está consagrado este día, terminamos nuestra ofrenda.
 

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Academic year 2000/2001
© a.r.e.a./Dr.Vicente Forés López
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