RUINAS DE BALEO-CLAUDIA * CASTILLO DE GUZMAN EL BUENO * ERMITA DE LA VIRGEN DE LA LUZ
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Las ruinas de esta antigua ciudad romana se sitúan en la llamada Ensenada de Bolonia, término municipal de Tarifa, entre la puntas de Palomas y Camarinal, en el centro del litoral atlántico de la misma.
La Ensenada se encuentra prácticamente rodeada por las alineaciones montañosas de las sierras de Betis o San Bartolomé y de la Plata, situándose entre ellas el puerto de Bolonia, que le une con el Valle, Facinas y Tarifa.
Dentro de la Ensenada podemos observar dos zonas claramente delimitadas: las colinas que en suave pendiente ascienden hasta las sierras y una pequeña planicie litoral, que en ocasiones no es más que la resultante de la ocupación que ciertas especies vegetales han realizado de las arenas de la playa.
Playa famosa donde las haya, de fina y dorada arena, donde en ocasiones los pequeños arroyos que vierten en la Ensenada convierten sus zonas más bajas en pequeñas lagunas o charcas, con existencia igualmente de grandes dunas.
Una flora arbustiva en la mayor parte de los casos, con numerosos pastos para el ganado y una reciente repoblación de pinos, completan el entorno que más protegido del viento de Levante por la sierra de San Bartolomé convierten a Bolonia en un lugar de gran belleza y disfrute y en una de las mejores playas del sur de Andalucía, a lo que también contribuyen sus aguas limpias y cristalinas carentes de cualquier tipo de contaminación.
Las ruinas de la ciudad romana de Baelo presentan el trazado clásico de las urbes romanas, el reticular o hipodámico, basado en la conjunción de dos grandes ejes viarios que parten de las propias puertas de entrada a la ciudad, orientadas según los puntos cardinales.
La mayor parte de los edificios más significativos de la ciudad, que hoy pueden ser observados, pertenecen al momento de máximo esplendor de Baelo, centrado en el gobierno del emperador Claudio, quien le concedió el título de municipio romano, aunque cabe señalar que en determinados puntos de las ruinas son detectables las huellas del urbanismo de tiempos de Augusto.
Todo el conjunto se halla rodeado de una muralla, que probablemente date del siglo II o III d.C., que contaba con varias puertas de entrada a la ciudad, la mejor conocida de ellas es la situada en la parte Oeste del Decumanus, que se encontraba flanqueada por dos torres laterales y que contaba con un cuerpo de guardia.
CASTILLO DE GUZMAN EL BUENO
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Llamado así por la heroica gesta de Alonso Pérez de Guzmán, el Bueno, es uno de los más bellos y conocidos monumentos de la localidad.
Se levanta sobre la parte sur de la ciudad, paralelo a la línea de costa, su emplazamiento corresponde a un promontorio costero amesetado que fue acondicionado para el establecimiento humano.
El promontorio cae bruscamente al Sur en forma de acantilado costero, mientras que al Norte, tiempos atrás lo hacía sobre las orillas del arróyo de Papel o de Tarifa, desviado a fines del siglo pasado.
Desde el emplazamiento el castillo domina la orilla africana y enlaza con la torres-vigías de costa.
Todo parece indicar que el lugar presenta una ocupación humana, al menos, desde época fénico-púnica, albergándose la posibilidad de existencia desde entonces de un recinto defensivo, reedificado y modificado por las circunstancias y los diversos ocupantes de la población que sirviera incluso de modelo en su configuración y trazado al definitivo y actual levantado en el año 960 por orden del Califa de Córdoba Abderramán III.
Para algunos investigadores esta edificación califal corresponde al tipo denominado "Burch", es decir una fortaleza compuesta por una torre del homenaje en el centro de una defensa rodeada de muros.
Para la mayoría, la fortaleza tarifeña, es más compleja y difícil de describir, unos definen su planta como de trapecio regular, mientras que para otros ésta se asemeja a un cuadrilátero irregular.
Un trazado que presenta, además, la existencia de torres angulares y otras intermedias espaciadas a distancias iguales.
Por otro lado, el casco antiguo de Tarifa está impregnado de historia, una historia que se mantiene viva gracias a las murallas que lo rodean. En ellas se aprecian dos tramos claramente diferenciados:
a) La cerca o murallas del primer recinto urbano de época islámica, que partiendo y finalizando en el castillo dibujaba un rectángulo sobre el costado oriental de la fortaleza, aprovechando los restos del mismo promontorio costero sobre el que ella se asienta.
Eran murallas defendidas por torres cuadradas, las más poderosas de ellas fueron: En el costado sur la conocida con el nombre de Los Maderos. En el frente oriental la de Sayanedras. Y en el sector norte la del Macho.
Esta muralla inicial contó igualmente con un antemuro o barbacana de tierra al menos en sus frentes oriental y septentrional.
Su estructura original sólo se conserva precisamente en su costado norte, allí todavía son detectables los típicos muros "de tierra", el tapial tan propio de las construcciones defensivas musulmanas, formado por una argamasa de cal, arena. yeso, piedras pequeñas y diversos restos cerámicos, que se encontraba recubierta por capas de estuco que en ocasiones podían presentar dibujos de tipo geométrico.
Igualmente y en ocasiones el tapial se conjugaba con muros de piedra que lo reforzaban, e incluso con sillares regulares en los torreones que flanqueaban las puertas de entrada al recinto urbano.
Un recinto urbano que tenía dos, aunque muy próximas salidas, la puerta de la medina o Almedina y la puerta del barrio o Aljaranda.
Mientras la segunda ha desaparecido o se encuentra enmascarada entre las viviendas del barrio, la primera ha sido recientemente redescubierta, presentando posiblemente el aspecto de una restauración bajomedieval, pero manteniendo, en esencia el trazado y configuración islámica de una típica puerta en recodo, en cuyos materiales constructivos se conjugan el tapial, los sillares de piedra, el ladrillo rojo de tradición mudéjar y varias basas de granito a modo de columnas.
b) La nueva cerca que rodea actualmente al casco antiguo.
Al crecer la ciudad y vecindario se construyó una nueva muralla que partiendo de la anterior rodeaba el nuevo recinto, formando un cuadrilátero que enlazaba con el castillo a través del torreón octogonal.
ERMITA DE LA VIRGEN DE LA LUZ
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Situada a ocho kilómetros de la ciudad se encuentra la ermita y santuario de Ntra. Sra. de la Luz, Patrona de la población desde el año 1750.
La antigüedad de su veneración se pierde en la Baja Edad Media y su santuario parece con seguridad existir, al menos, ya en el siglo XVI.
Con todo, el actual es producto de una reedificación total ocurrida a lo largo del siglo pasado y cuya causa hay que buscarla en la destrucción del primer recinto durante la Guerra de la Independencia.
El conjunto se compone de la capilla donde se encuentra la imagen de la Virgen, el patio porticado anexo a la capilla y las dependencias en las que se ubican las habitaciones destinadas al servicio de la Hermandad y la vivienda de los santeros.
Al templo se accede a través de una puerta con arco de medio punto, sobre la que se levanta el campanario.
El interior presenta tres naves longitudinales, una nave de crucero y una capilla mayor, prolongación de la nave principal.
La nave principal se cubre con una bóveda de cañón que presenta arcos fajones que describen compartimentos en forma de bóvedas de aristas, las laterales con techumbre inclinada a un agua y el crucero con una bóveda semiesférica de linterna sobre pechinas.
La iluminación procede de cuatro ventanas cuadradas situadas en el paramento de la bóveda y de otras en forma de arco de medio punto situadas en la parte grande de la nave central cubiertas con vidrieras modernas.
Adosado a la capilla existe un patio, al que se entra bien directamente a través de una puerta lateral de la iglesia o bien por una puerta con zaguán situada a lo largo de la fachada principal.
El patio actual remozado en el año 1959, es cuadrado y abierto, con una galería porticada con arcos rebajados que descansan sobre pilares cuadrangulares con las esquinas achaflanadas, lo que configura ocho caras y por tanto la típica columna tarifeña.
En el centro del patio hay un brocal de pozo en mármol blanco, con pescante de hierro forjado culminado en cruz, el brocal actúa a manera de fuente del que mana agua a través de cuatro surtidores de bronce que representan cabezas de leones.
La talla de la Virgen se sitúa en un camarín, enmarcada en un retablo actual de estilo barroco en madera de paños de oro, sobre el Palmar en el que la leyenda cuenta se encontró la imagen.
Su datación es incierta, para unos es la original del siglo XIV, para otros su antigüedad no debe remontarse más allá del siglo XVI, otros sostienen que es una imagen barroca del siglo XVII, lo único cierto hasta el momento es que fue restaurada por tercera vez por el imaginero sevillano Diego Gutiérrez en el año 1726.
La talla es completa, de tamaño natural, con cuerpo entero en posición central, con la pierna izquierda adelantada y el Niño sobre sus brazos a la derecha. Viste túnica y manto decorados al gusto del barroco cubriendo su cabeza con un velo.
Posee diversos mantos de distintos colores, entre los que destacamos el regalado por la reina Isabel II, así como gran profusión de objetos de orfebrería entre ellos una corona del siglo XVIII y un valiosísimo cáliz.