Lo vio claro. En un segundo de despiste de aquellos naipes, Alicia corrió hacia el hueco y se lanzó hacia abajo para atravesar la obertuda, para inmediatamente después echar a correr todo lo rápido que sus pequeñas piernas le permitían. Así que estaba de nuevo perdida en medio del bosque; y la peor parte es que ahora estaba anocheciendo y cada vez estaba más oscuro. De pronto, empezaron a cruzarse en medio de su camino toda una serie de criaturas de lo más curiosas: gafas con ojos y nariz, familias de bocinas, ranas musicales con platillos y tambores, buhos-acordeones, flamencos-paraguas... en fin, que a Alicia le entraron ganas de escribir un libro cuando volviera a su casa sobre todo aquello que estaba conociendo; aunque el libro debería tener inevitablemente dibujos, sobretodo porque sería necesarios para poder plasmar cómo eran realmente todos esos seres.
Así que rodeada por todo aquel ambiente, Alicia se sentó en una roca y se puso a llorar y a lamentarse. Pero de nada le sirvió, porque allí se quedo para siempre rodeada de aquellos animales tan peculiares. La parte positiva fue que finalmente Alicia se acabó a costumbrando a la presencia de estos seres y viceversa. Por lo que la existencia en esos bosques se hizo algo más llevadera para la niña, que había quedado atrapada en su propia fantasía.
FIN