Sin saber muy bien cómo, Alicia empezó a elebarse y a flotar,
acabando ante la misma puerta que tuvo que abrir para poder entrar a
aquel País de las Maravillas. La niña tiraba del pomo de la puerta sin
poder salir. De rependete, la cerradura habló:
-¡Ay...Todavía estoy cerrado!...
-¡Por favor, déjeme salir, me persiguen!
-¡Ja,ja,ja...Pero niña, ¡si ya estás afuera! Mira por el ojo de mi
boca.
-¡Pero si soy yo; y estoy dormida!
Allí dormida, apoyada en el tronco de un árbol, se vio Alicia a través del ojo de la cerradura. De repente, empezó a oír el eco de las voces de todos aquellos seres que qurían apresarla para cortarle la cabeza. La niña se sobresaltó y empezó a gritar su nombre:"¡Alicia, Alicia...! En cuestión de segundos oyó la voz de su hermana que la llamaba para despertarla:
Y así fue como soñando y soñando, Alicia descubrió su País de las Maravillas y vivió fantásticas aventuras. De otro modo, si no hubiera sido fiel a sus sueños, nunca jamás habría conocido lo que había detrás de la madriguera. Así que valió la pena ser fiel a uno mismo. Por eso, sigamos soñando, que la vida es sueño y los sueños, sueños son.
FIN