Alicia se quedó allí metida, dentro de aquella casa con tejado de paja
que era propiedad del Señor Conejo. Ni el dodo, ni el largarto ni el
conejo pudieron
ayudarle a salir. Alicia lloró y lloró; pero lo cierto es que no
consiguió poner solución a su problema. Todo el mundo la tomaba ahora
por un monstruo. Así que desde aquel momento, cuando algún animal o
visitante se atrevía a acercarse por aquella parte del bosque, era
sorprendido por la presencia de un monstruo gigante muy extraño, que
emitía unos sonidos escalofriantes.
Aquel monstruo sólo era la pobre niña Alicia, que por no haber sabido parar a tiempo su curiosidad, y comer de lo que no debía, había quedado en aquel estado. Unos cuentan que fueron meses, otros que incluso años. Ése fue el tiempo que Alicia pasó vagando por aquel bosque, atemorizando sin proponérselo a todo aquel que paseaba por aquellos lindes. Allí quedó atrapada Alicia; en su País de las Maravillas.
FIN