Joaquín
Sabina

Y sus amores...



"Porque el amor cuando no muere mata,

porque amores que matan nunca mueren".

Joaquín Sabina
Contigo
Yo, mi, me, contigo
(1996)



Joaquín Sabina arrastra desde hace muchos años una gran fama de mujeriego. Sin embargo, como declaró en la biografía En carne viva , han sido pocas las mujeres importantes en su vida. Chispa , Sonia, Isabel, Cristina y Jimena. Cinco mujeres que, seguro, habrán inspirado muchos de los versos de su obra.

Chispa fue su primer amor de juventud aunque, desde los inicios, se vió frustrado. Ella era hija del notario de Úbeda, "la más guapa" del grupo y, como no, Joaquín no era el candidato perfecto. Hasta tal punto llegó su obsesión por ella que llegó a instalarse en el jardín de su casa como protresta. Finalmente, y siguiendo las órdenes de su padre Chispa se trasladó a vivir a Granollers. Aunque a partir de ese momento perdieron el contaco, en su última biografía aparece una foto reciente, de "cuando ellos, los de entonces, ya no eran los mismos".

Joaquín ha contado en numerosas ocasiones que Sonia ha sido uno de los "amores incendiaros" de su vida. Se enamoraron en Londres, pero existía entre ellos una relación de amor-odio por culpa, según él, de los celos compulsivos de ella, que "pensaba que vivía con un hijo de puta que le ponía los cuernos con todo el mundo". Hasta tal punto llegó la "tortuosidad" de esta relación que, en uno de sus enfados, élla calcinó un mechón de pelo que había guardado ella amorosamente y llegó, también, a dejarle una nota con todos los chicos con los que le había sido infiel.

El cantautor considera que Isabel Oliart ha sido una de las mujeres más importantes de su vida en la medida que es la madre de sus hijas. Lo cierto es que, a pesar de sus diferencias -es hija de Alberto Oliart, ex ministro del gobierno de UCD-, él siempre ha mantenido que "de haber sido una elección premeditada, nunca habría podido escoger una madre mejor". Siempre ha reconocido el alto grado de civilización que siempre ha mantenido: "Yo me iba diez días de casa y no decía dónde, aunque Isabel lo sabía muy bien, yo me iba con Cristina. El caso es que cuando yo volvía, no tenía ni una mala palabra ni un mal modo conmigo". Del mismo modo, siempre ha destacado la caballerosidad y el "alto grado de ilustración" de toda la familia Oliart, y, en especial, de su "ex-suegro". Tanto por el papel que han tenido en el cuidado de sus hijas como por la aceptación que le dieron en esa familia siendo como era y llevando la vida que llevaba.

"Y cuando a mi Rocío
le escueza el alma y pase la varicela
y un rojo escalofrío
marque la edad del pavo de mi Carmela "

Podemos decir que sus hijas, Carmela Juliana y Rocío, son otros de sus dos grandes amores y eso, muy a su pesar, se ha visto reflejado en su último disco de estudio:"Ya tengo que estar acabado para que las dos canciones de amor que hay en el disco sean para mis hijas. Con lo que ha sido una...".

Aunque mientras ellas fueron pequeñas no hubo una buena relación entre ellos ya que, según ha explicado, "no sabía "como tratarlas y les hacía llorar todo el tiempo" con frases como "¿Sabes que creo en el aborto retroactivo?" y otras lindezas que ellas no podían comprender, en la actualidad -tienen 18 y 16 años respectivamente- se llevan "estupendamente" ya que tienen existe una gran confianza entre ellos. A pesar de todo, es la pequeña Rocío la que se engarga de regañarle por mantener ciertos vicios pocos recomendables. De hecho, la canción Ay Rocío incluida en su último disco Alivio de luto , recoge la pelea que hubo entre ambos cuando la su hija menor mandó "un e-mail parricida" a su padre diciéndole que fumara, que bebiera, que se drogara... pero que ella ya no le iba a hacer más caso a partir de ese momento.



Si ha habido en su vida una relación pasional y devastadora esa ha sido la que mantuvo con la mallorquina Cristina Zubillaga. Empezaron a salir en el año 1992, cuando él aún estaba con la madre de sus hijas y, aunque sigue apareciendo en sus sueños, el final de esa historia fue totalmente desolador. Según ha contado Joaquín, ambos estaban unos días en Menorca y, de repente, durante una cena, ella cambió "la chica que yo conocía desapareció pero desapareció entre la sopa y el postre". Al cabo de dos años, dejaron de verse definitivamente pero él aún sostiene que ha sido uno de los grandes amores de su vida.

Coincidiendo con la grabación del disco Enemigos Íntimos (1998), Joaquín inició una relación sentimental con Paula Seminara , una bonerense de veinte años. Ni la diferencia de edad ni la diferencia de status -ella vivía en un barrio humilde de las afueras- fueron un problema para ellos, sin embargo, si lo fue la distancia. Cuando iniciaron su relación, él estaba instalado en Buenos Aires pero al finalizar el disco, volvió a Madrid. Según explicó ella posteriormente, se "sentía sola" y acabó enamorándose de un jovencito que conoció en la cantera de Boca, su equipo favorito. De hecho, esta historia está totalmente reflejada en la canción Dieguitos y Mafaldas de la que la chica declaró:"es todo verdad, lo de los lunares, lo del boca...todo".



Desde hace más de ocho años Joaquín comparte su vida con Jimena Coronado, una fotógrafa peruana que parece haberle dado la estabilidad que necesitaba. Se conocieron en Perú, cuando él fue a presentar un disco y ella acudió mandada por el periódico El Comercio para hacerle unas fotos en su hotel. Quedaron esa misma noche y su relación se ha mantenido hasta hoy pese a que, irónicamente, el cantautor declare que le gustaría que fuese "no la última, sino la penúltima". En el disco grabado en directo Nos sobran los motivos Joaquín le dedica la bella canción Rosa de Lima.

Jimena tuvo un sueño el martes que viene,
rodando por peldaños de caracol,
desembocó en un laberinto de andenes
diciendo adiós a los trenes
que pierdo yo.

Jimena tiene un master en desengaños,
Jimena es una mina antipersonal,
se acuerda de quererme cada dos años
mientras yo me las apaño
para olvidar.

Jimena no traiciona por treinta lucas
y en vez de silicona bajo el jersey,
tiene un jardín con dos terrones de azúcar
y un potpurrí de Chabuca
con J.J.Cale.

Rosa de Lima, prima lejana,
lengua de gato, bicarbonato de porcelana,
dolor de muelas, pan de centeno
hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos.
Prenda de abrigo, ven, vente conmigo.


Contra todo pronóstico, Joaquín ha conseguido una cierta estabilidad sentimental al lado de la fotógrafa que ha estado en dos de los momentos más duros de su vida: la isquemia cerebral y la depresión que lo mantuvo dos años alejado de los escenarios y que le ha entendido "como nadie" y ha sabido darle su sitio. Ahora, y aunque ambos saben que entre ellos se ha acabado "la pasión devastadora", han encontrado un modo de estar en el mundo. Incluso, él presume de serle "fiel y leal", algo que no había conseguido nunca como describe en el magistral tema Y sin embargo .


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