Joaquín
Sabina
Sexo, drogas y Rock&Roll...
"Amo las drogas y el alcohol, pero detesto a los drogadictos y a los borrachos".
Joaquín Sabina
En carne viva
Sexo, drogas y Rock&roll. Ésta ha sido la filosofía de vida que Joaquín
Sabina ha seguido hasta sus útlimas consecuencias. Como apuntaba en la
antediluviana Eh Sabina , donde parecía hacer caso omiso a todos
aquellos que le aconsejaban dejar "la nicotina, el sexo y el tinto". Sin
embargo, todo eso cambió a partir, más o menos, del año 1999, cuando,
coincidienco con la preparación del disco 19 días y 500 noches,
abandonó la noche, los bares y los muchos excesos caracterizaban su
existencia. Pero, a pesar de esta "reforma", este pasado crápula aún
ensombrece el rostro del bueno y nuevo Joaquín.
Durante su vida, ha sido muy comentada su afición a las "señoritas de
pago". Esta fama se ha visto potenciada por sus propias declaraciones
("Sí, he sido un putero...") y por la recurrencia del tema en muchas de
sus canciones( Negra Noche; Ring, ring, ring; Por el túnel; Medias
negras; Viridiana; Barbie Superestar y la bellísima Una canción
para la Magdalena que podemos ver en concierto junto a Olga Román,
su fiel corista.
Magdalenas , el
cantautor siempre ha podido presumir de tener a su lado chicas
estupendas. En su última biografía, y hablando sobre Woody Allen, hacía
mención a la "teoría de la compensación", esto es, si un tipo es guapo,
no deberá ser inteligente, no necesitará serlo. En su caso, podemos
pensar que parte de su atractivo reside en su popularidad aunque él,
bastante seguro de su sex-appeal declara: "Follaba más como
Joaquín Martínez que como Joaquín Sabina". Fueran de pago o no, lo
cierto es que siempre se ha rodeado de mujeres y se ha encargado de
mantener esta fama de conquistador.
Algo similar ha ocurrido con la asociación que se ha hecho de Joaquín
Sabina con las drogas. Y es que, en sus apariciones en los medios no se
ha privado de reconocer
que se había "metido alguna ralla" y que fumaba marihuana. Lo cierto es
que su visión sobre el mundo de las drogas es bastante más responsable,
hoy en día, de lo que muchos pueden pensar. Si bien en sus etapas de
mayor desfase, ha llegado a tener "camellos en plantilla", desde que
solo usa la nariz "para respirar", se considera más borracho que
drogadicto. Sorprendentemente, siempre ha explicado que ha podido dejar
las drogas sin "grandes conflictos", pero que la vida sin una copita se
le hace "muy incolora, inodora e insípida".
Además, se muestra bastante indignado con ese sector que defiende que
todas las drogas son igual de perniciosas ya que cree que no se puede
comparar "un canuto con la heroína". Así, aunque se declara su
indignación por todas las personas cercanas a él que ha visto morir por
vivir demasiado "al borde del abismo", reconoce que parte de su obra
debe agradecersela a ciertas sustancias prohibidas: "Está claro que todo
lo que me he metido y todo lo que me he bebido se volcó en mis
canciones. Es decir ¿quién habría sido yo de no haber probado nunca la
coca? Pues no tengo ni idea". Aquí podemos disfrutar de sus canciones
más roqueras dedicadas, precisamente, a todos los que como él, han sido
"conductores suicidas".