Tu camino al periodismo


Tu actitud, sentenciada como incívica y punible, te llevó al trullo de Picassent, donde conociste a muchos de los que allí se hospedan. Te impactaron sus historias y sobre todo sus puntos de vista sobre lo divino y lo humano. Por supuesto, casi nunca estabas de acuerdo en aquello que te revelaban, pero sentiste que de esas vidas se podían sacar muy buenos reportajes, e incluso alguna novela al uso de A sangre fría. De modo que te dedicaste por completo a conocer, asimilar e informar de todo lo que acontecía dentro de la prisión en una sección propia titulada Al otro lado de las rejas, que publicaste semanalmente en un periódico de tirada nacional.

Con tu rápido ascenso como celebrado reportero, la Opinión Pública te otorgó su favor y su presión, y en menos de lo que dura un Informe Semanal ya estabas fuera con cientos de ofertas y casos que atender como el mejor periodista del crimen de tu país, joven y con una formidable cuenta bancaria.

Enhorabuena, periodista.

 

FIN

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