piedras zen Opinión: Hora Zen

por María Pérez Moruno

Conforme terminamos de cenar empiezo a percibir que en el ambiente crece por momentos una extraña e inesperada tensión. La persona de mi lado se remueve por aquí, se coloca por allá, mira la tele con nerviosismo y lanza furtivas miradas al mando a distancia que me hacen pensar ingenuamente que está preocupada por algo. Me percato hábilmente de que da inquietas vueltas a un cigarro, como si esperara un momento clave para encenderlo. Para acabar con este incómodo clima se me ocurre decir “¿Bueno, que tal el día?”. La respuesta clara, concisa, y porque no, tranquilizadora, aclara todas mis dudas: “Calla que empiezan los deportes” Anonadada me sumerjo en mis pensamientos, consciente de que me queda un buen rato para salir del trance. ¿Cómo es posible que alguien se ponga nervioso por escuchar una retahíla de declaraciones insulsas, que además, son exactamente iguales que las que ha oído en el informativo de medio día? Desde aquí pediría a los directivos de las cadenas de televisión que pusieran todas las secciones de ‘Deportes’ a la vez, para que así, individuos como el que cena conmigo todas las noches elijan, y personas como yo no tengamos que aguantar treinta largos y soporíferos minutos oyendo lo mismo una y otra vez. De todas formas estas pequeñas torturas vienen a la carta: en mi caso van acompañadas de pequeños comentarios ofensivos, risas burlonas y una especie de onomatopeyas sarcásticas. Mientras de fondo oigo por enésima vez que para Bernd Schuster, la derrota ante el Sevilla se debe a que el arbitro es catalán, que Ronaldinho está en horas bajas y que Robinho tiene una vida social de lo más ajetreada, me adentro aún más en mis pensamientos, en lo que lleva camino de convertirse en mi hora zen de todos los días.


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