Info-traumática

Soy una patosa para dibujar. Siempre he creído que la naturaleza ha sido muy cruel conmigo en lo referente a las artes plásticas. No se pintar, ni esculpir ni nada relacionado con el arte y la creación. Es más, a lo que yo hago cuando intento plasmar en animación el mundo que me rodea se le llama pintarrajear (en este momento creo que he sido demasiado generosa conmigo misma). Sin embargo, y aunque pueda sonar exagerado por mi parte, siempre he pensado que la informática sí que se me daba bien. Controlo algo de Windows (preferiblemente el del 98, ya sabéis que siempre he sido una nostálgica), se perfectamente que es messenger y, a riesgo de poder ir a la cárcel por “pirata”, utilizo Emule (vamos, que quemo Emule). Además, se perfectamente que es Office, Acces y todo lo relacionado con ese océano llamado Internet. Sin embargo, y tras mi primera clase de hipertexto en la facultad, me he dado cuenta de que me he hundido en el mar de la información. Porque yo, señores, creía que sabía navegar, es más, me consideraba el Desafío Español del ciberespacio. Pero tras mis primeras y fatídicas dos horas en aquella asignatura, supe que ni todos los Vigilantes de la playa (con la recauchutada Pamela Anderson a la cabeza) podrían salvarme de morir ahogada entre spams, links y archivos en pdf.

¿Y qué me dicen del lenguaje html? Porque yo, hasta hace un par de horas pensaba que los ordenadores no hablaban y ahora, tras años utilizando el corrector ortográfico de Word (bendito corrector), descubro que tienen vocabulario propio y que me lo tengo que aprender. Si no tenía bastante con las clases de inglés y los fascículos de chino que compré en el quiosco, ahora tengo que ponerme a conversar con mi personal computer, eso sí, mientras tenga instalado el procesador Java, extraiga los archivos comprimidos en Zip y compruebe la resolución de las imágenes que copié del Fotolog de mi amiga Sandra. Y todo esto mediante la utilización de un cable USB, ni más ni menos.

Y es que me he quedado anticuada, vamos como el MS-DOS. Y mis supuestos conocimientos informáticos se han descomprimido y ni siquiera su URL ha dejado rastro para que pueda dar con ellos. Así es mi vida desde que voy a hipertexto. Sinceramente, no me entero de nada, voy más perdida que un ordenador sin teclado, que una impresora sin papel e, incluso, estoy pensando en crear un blog donde mostrar mis inquietudes informáticas (aunque no se yo si sabré hacerlo). Pero si de algo estoy segura es de que esta asignatura no va a poder conmigo, es más, aunque tenga que llamar al mismísimo Bill Gates para que me dé clases particulares de informática, voy a conseguir aprobarla y con muy buena nota (creo vuelvo a ser demasiado generosa conmigo misma). Mientras tanto puedo afirmar que mi vida se ha pixelado, que necesito formatearme el cerebro (y de paso el ordenador) y que preciso un buscador que me ayude a encontrar el camino para poder desenvolverme en un mundo que, segundo a segundo, avanza tecnológicamente a pasos agigantados. De todas formas y muy a mi pesar, he de confesarles a todos ustedes que desde aquella clase estoy info-traumatizada. 

 

                                                                         Noelia Camacho 

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