8.3. Problemática derivada del cambio sociodemográfico:
Los recién llegados reniegan de la ciudad
como marco de vida pero no quieren renunciar a su estilo de vida urbano, modo
de vida que también ha sido adoptado desde hace algún tiempo por los residentes
más antiguos como consecuencia de la modernización. Para mantenerlo se hacen
necesarios una serie de equipamientos y servicios públicos y privados de los
que El Puig se ha venido dotando en el transcurso de las dos últimas décadas.
La avalancha de gentes foráneas ha tenido
consecuencias en la vida local. Hasta hace bien poco El Puig ha mantenido
intacto su carácter rural, es uno de los pueblos de l’Horta Nord en el que más
fiestas y tradiciones se han mantenido intactas. El grado de interconocimiento era
muy elevado debido a la integración de los llegados en la etapa del éxodo
rural, sin embargo la extensificación urbana y la segregación espacial de los
recién llegados ha trastocado la percepción de pueblo en el que la mayoría de
la gente se conocía. En cierto modo hoy existen dos comunidades diferenciadas y
para una de ellas El Puig no es sino una ciudad dormitorio pues además de
mantener su trabajo en la ciudad, es allí donde pasan su tiempo de ocio, donde
realizan sus compras o donde educan a sus hijos. Por supuesto no todos están en
esta situación, muchos de ellos se han integrado en la comunidad local y quizás
una prueba de ello sea el progresivo aumento de los nuevos residentes en la
representación municipal.
Una reivindicación común a antiguos y nuevos
residentes es el Instituto de Enseñanza Secundaria. El sistema educativo actual
permite la escolarización de los alumnos de 1º y 2º de la ESO en los colegios
públicos de El Puig, pero los que cursan 3º y 4º de ESO, 1º y 2º de
Bachillerato o COU deben desplazarse diariamente a los municipios vecinos de
Puçol, sobre todo, o Massamagrell si es que quieren recibir sus clases en la
enseñanza pública. En El Puig existe un colegio privado que oferta estos cursos
en los que tiene matriculados 151 alumnos, algunos de otros municipios,
mientras que la población local entre los 15 y los 18 años son 410 jóvenes.
Respecto a la enseñanza infantil (3 a 5 años), la primaria (6 a 12 años) y los
primeros cursos de la secundaria (13 y 14 años) a los colegios públicos de El
Puig asisten 632 niños y niñas de los 884 que están empadronados entre esas
edades, por lo que casi un 30 % de ellos están fuera de la enseñanza pública lo
cual puede estar en relación con el estatus social de sus padres. Al colegio
privado de El Puig sólo acuden 82 niños entre los 3 y los 14 años.
Otro efecto de la relocalización residencial
en El Puig es el aumento de los movimientos pendulares entre el lugar de
residencia y el de trabajo. Es habitual la formación de colas en el acceso a
Valencia por la N-221 en las primeras
horas de la mañana como consecuencia de estos desplazamientos que también se
producen desde otros municipios periurbanos. El mantenimiento del lugar de
trabajo fuera de El Puig aboca a una dependencia del vehículo privado. En 1995
Valencia era el principal destino de los flujos intermunicipales generados por
la actividad laboral en todos los sectores excepto en el agrario que era Puçol.
La movilidad relacionada con el ocio o con las nuevas pautas de adquisición de
bienes de consumo es también importante, El Puig ofrece a los jóvenes
posibilidades de ocio en lugares de reunión como bares y pubs pero no en discotecas o en otro tipo de demandas culturales
como el cine, el teatro o librerías que se satisfacen normalmente en Valencia.
El acceso de la mujer al mercado laboral
y la llegada de nuevas familias sin ascendientes o sin familiares en El Puig ha
llevado al ayuntamiento a ofrecer un servicio de guardería laboral para un
total de 60 niños entre 3 y 9 años que funciona desde las siete a las nueve de
la mañana y desde las cinco a las nueve de la tarde.
Al amparo del crecimiento demográfico y
de las características socioeconómicas de los nuevos residentes se ha
incrementado y diversificado la oferta de servicios privados (fig.44).
De esto ha surgido una cierta especialización terciaria en el sector hostelero.
El patrimonio histórico y cultural de El Puig está en la base de este proceso a
veces con un uso inadecuado. De un tiempo a esta parte el Monasterio, que se ha
convertido en lugar de moda de las clases medias-altas de Valencia y
alrededores para contraer matrimonio, ha llegado a ofrecer su claustro central
y dependencias contiguas para celebrar los correspondientes banquetes de bodas
en asociación con una empresa de hostelería local. La Cartuja del Ara Christi situada junto a la antigua
carretera de Barcelona fue pionera; con el compromiso de restaurar los
edificios antiguos, expoliados durante años por su abandono, se estableció un
complejo hostelero, recreativo y deportivo, pero el trabajo de restauración
parece bastante lento.