HISTORIA


La historia de Moraira se pierde en los albores de la Humanidad. La Cova de la Cendra, en Cap D´Or, será el escenario de la antigüedad de los antepasados de Moraira. Los hallazgos arqueológicos estudiados allí por los expertos así lo atestiguan.

En otros lugares del término municipal, como la Cova de les Rates o el Morro Castellar, las pinturas rupestres esquemáticas reflejan la vida en la Edad de Bronce y su posterior poblado. Más tarde se asentarán los íberos (se han hallado restos de cerámica); el Cap D´Or fue uno de sus asentamientos, desde donde controlaban mejor la costa teuladina y la rada de Moraira, que se abría a sus pies.

Los musulmanes dejaron la huella más importante que se conozca tras aquellas primitivas culturas; las construcciones, los sistemas de regadío y labriego, las casas, trazado de calles, nombres y topónimos dan fe de ello. Benimarco, Benimeit, Pouet del Morro, etc. son algunos ejemplos.

Llega la historia a pasos agigantados a la época del Rey Conquistador, Jaume I (Siglo XIII); es la reconquista a los árabes por los cristianos. Catalanes y aragoneses vienen a asentarse en las tierras de Moraira; el idioma de sus gentes recala en la villa. En 1.386 se crea jurídicamente el término de Teulada; los Señores de Llúria, Sarriá y Gandia, serían los primeros dueños. Los Marqueses de Ariza, barones de Teulada, lo serían más tarde, llegando al siglo XIX, en el que pasó a la Corona.

Una fecha clave para los teuladinos, con resonancia europea (1410), el Dominico San Vicent Ferrer, es protagonista en inicios del siglo XV de la Historia de Teulada; realiza visitas, en sus constantes salidas de evangelización y predicaciones; a su hermana, la leal Constanza, que casó con D. Pedro de Synia, ilustre notario de la villa.

La ermita de la Font Santa, camino entre Moraira y Teulada, La creueta de l´Ave Maria, La casa de Constanza; adosada a la sala de "Jurats i justicies", son testimonios históricos de la presencia del Santo Valenciano en Teulada-Moraira, dejando el "Miracle de la Font Santa" como brote de "agua milagrosa, gota a gota".

Llegando el siglo XVI son los piratas berberiscos quienes asedian Moraira. La fortificación de sus murallas (quedan vestigios de ellas en la propia Iglesia Parroquial, constituida en baluarte y fortaleza), en tierra y la Torre Vigía (ahora reconstruida); sobre el promontorio del Cap d´Or, en la costa, se hacían necesarias.