Vida de Julio Agrícola, Biografía
4 Cneo Julio Agrícola nació en la antigua y famosa
colonia de Forum Iulii. Sus dos abuelos fueron procuradores imperiales, lo que
significaba formar parte de la nobleza ecuestre. Su padre, el senador Julio
Grecino, fue conocido por su afición a la oratoria y a la filosofía, y
precisamente con estos méritos se granjeo la ira de Gayo César, pues recibió la
orden de acusar a Marco Silano y por negarse, fue aniquilado. Su madre fue Julia
Procila , de pureza de costumbres poco habitual. Criado en su regazo con
entrañable ternura, pasó la niñez y la juventud cultivando todas las artes
liberales. Lo apartó de las trampas del vicio, además de su condición virtuosa e
íntegra, el haber residido y estudiado desde Nilo en Marsella, centro donde se
combinan armoniosamente el refinamiento griego y la sencillez provinciana .
Recuerdo algo que el mismo solía contar: de joven se habría entregado al estudio
de la filosofía con una pasión excesiva para un romano , y mas para un senador,
si la prudencia de su madre no hubiese contenido la ardiente vehemencia de su
ánimo. Cierto que su ingenio sublime y elevado perseguía, con más ímpetu que
cautela, la belleza y el esplendor de una gloria grande y excelsa. Después la
reflexión y la edad mitigaron su proceder y , lo que es más difícil, de la
filosofía supo conservar el sentido de la moderación.
5 sus primeras experiencias militares en Britania recibieron la
aprobación de Suetonio Paulino, general solicito y comedido, quien decidió
seleccionarlo para formar parte de su cuartel general.
Agrícola no se entregó a la vida licenciosa como es costumbre de los jóvenes que
transforman la milicia en libertinaje, ni se aprovechó de su cargo de tribuno y
de su inexperiencia para disfrutar de placenteros permisos. Por el contrario,
trataba de conocer la provincia, hacerse conocido para los soldados, aprender de
los expertos, acompaña a los mejores, nada pretendía por válida, nada rehusaba
por temor, actuando al mismo tiempo con circunspección y y prontitud.
Nunca como entonces Britania a estuvo más alterada y en situación más crítica:
veteranos degollados, colonias incendiadas, ejércitos bloqueados. Entonces se
combatía por la salvación, más tarde por la victoria. Aun cuando todo se hacía
siguiendo consejos y mandatos ajenos, a y el resultado final y en mérito de
haber recuperado la provincia recayeron en el general, el joven agrícola
adquirió técnica, experiencia y estímulo, y se apoderó de su ánimo el deseo de
la gloria militar, nada envidiable en aquellos tiempos, en que era malévola la
opinión para quienes querían destacar y no era menor el riesgo que acarreaba la
buena fama que la mala.
6 con el fin de obtener magistraturas partió para Roma y se casó con
Domicia Decidiana, mujer del ilustre estirpe. Este matrimonio representó una
distinción y una ayuda para alcanzar las más altas magistraturas. Vivieron en
admirable armonía, superándose a uno al otro en mutuo afecto, salvo que en una
buena esposa tanto mayor es la alabanza cuanto en la mala hay más culpa.
En el sorteo para la cuestura le tocó la provincia de Asia y el procónsul Salvio
Ticiano, sin que resultara corrompido por ninguna de las dos circunstancias,
pese a que no sólo la provincia la rica y ofrecía facilidades a los
desvergonzados, además el procónsul, inclinado una codicia sin límite, habría
comprado con total complacencia el mutuo silencio de la culpa. Nació allí
aumentando la familia, una hija, motivo de ayuda y a la vez de consuelo, ya que
al poco tiempo perdió un hijo nacido con anterioridad.
El intervalo entre la cuestura y el tribunado de la plebe y también el mismo año
del tribunado nos pasan reposo; buen conocedor de los tiempos de Nerón, en los
que la inacción se tuvo por sabiduría. Durante la pretura la misma conducta de
silencio puede ser no le tocó en la administración de la justicia.
Condujo los juegos y las vanas obligaciones del cargo procurando el equilibrio
entre la parsimonia y la prodigalidad. Cuanto más lejos del despilfarro, más
próximo a la fama. Elegido entonces por Galba para hacer el inventario de los
dones de los templos, logró con su escrupulosa catalogación que el estado no
tuviese que resentirse de otros sacrilegios que los de Nerón.
7 el año siguiente afligió su animo y su casa con una grave desgracia. L
flota de Otón , mientras errante e indisciplinaba devastaba el territorio de
Intimilio , en Liguria mató a la madre de Agrícola en sus propios predios y
saqueó esos mismos campos y gran parte de sus bienes. Que habían sido
precisamente la causa del crimen.
Cuando se ponía en camino para cumplir con sus deberes de amor filiar le
sorprendió la noticia de que Vespasiano aspiraba al trono imperial, e
inmediatamente se pasó a su lado.
Al principio Muciano regía el principado y los asuntos de Roma, porque era muy
joven Domiciano y del éxito paterno sólo se valía para satisfacer su capricho.
Muciano envió a Agrícola a reclutar tropas, y vistas su inseguridad y energía le
asignó el mando de la Vigésima legión, que se había demorado en prestar el
juramento de fidelidad y en la que, según se decía , su predecesor tenía un
comportamiento silencioso. Lo cierto es que incluso a los legados consulares
resultaba temible en exceso. No se sabe si debido a su carácter o al de los
soldados. De este modo Agrícola, elegido sucesor y ala par vengador, con
inusitada modestia prefirió dar la impresión de que había hallado buenos
soldados y no de que los había hecho tales.
8 gobernaba entonces Britania Vetio Bolano, más blando de lo que conviene
a aquella insolente provincia. Moderó Agrícola sus energías y contuvo su
entusiasmo para no excederse en su autoridad, buen conocedor de lo que es la
obediencia y experto en conjugar el interés con el deber.
Poco después Britania recibió al consular Petilio Cerial . Encontraron las
virtudes de Agrícola la oportunidad de darse a conocer. En un principio, empero,
compartía con Cerial sólo las fatigas y peligros, después también la gloria. A
menudo, para ponerlo a prueba, le encomendó una fracción del ejército, y a
veces, vistos los resultados, tropas mayores. Jamás Agrícola se atribuyó
gloriosamente estas hazañas: como subordinado que era, asignaba el éxito a quien
las había ideado y dirigido. Así, con su virtud en obedecer y su recato en
vanagloriarse se mantenía lejos de la envidia , mas no de la fama.
9 Al regreso del comando de la legión lo incluyó el divino Vespasiano
entre los patricios y a continuación le asigno el gobierno de la provincia de
Aquitania, cargo prestigioso sobre todo por las funciones administrativas y por
la esperanza del consulado, al que el príncipe le tenía destinado.
Creen muchos que los ingenios militares les falta perspicacia, porque la
jurisdicción castrense, inapelable, rígida y sumaria , no practica las sutilezas
del Foro. Agrícola, prudente por naturaleza, sabía actuar aún entre civiles con
desenvoltura y justicia.
Separaba, además, los momentos de trabajo y los de asueto: cuando las asambleas
judiciarias lo exigían, era grave, solícito, severo, pero más a menudo clemente:
una vez que había cumplido con su deber, no quedaba nada de la postoficial. Se
despojaba de la seriedad, la arrogancia y la avaricia. Y lo que es mas raro, ni
la afabilidad mermó su autoridad, ni la severidad su carácter afectuoso.
Hablar de integridad y desinterés en un hombre tan excepcional sería hacer
injusticia a sus virtudes. Ni siquiera con la ostentación de sus virtudes o
mediante intrigas buscó la fama, ante la que con frecuencia incluso las personas
más honestas se rinden. Lejos de competir con sus colegas, lejos de contender
con los procuradores, consideraba vencer poco glorioso y ser derrotado
ignominioso.
Menos de tres años permaneció en esa legación, y de inmediato s ele llamó ante
la perspectiva del consulado. Le acompañaba el rumor de que se le daba la
provincia de Britania, no porque el hablase de ello, sino porque parecía que
estaba a la altura del cargo. No siempre yerra la opinión pública; a veces
también ayuda a elegir.
Cuando era cónsul, y yo era aun joven, me prometió a su hija, de quien ya
entonces se esperaba mucho, y después del consulado tuvo lugar el matrimonio. De
inmediato se le nombró gobernador de Britania, añadiéndose la dignidad
sacerdotal del pontífice.
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