Celaya observaba atentamente cómo Sancho se despojaba de sus aires de gobernador e invocaba la sencillez de su estirpe y la llaneza del pueblo, de los labradores como él. Esa actuación marcó a Celaya. Por eso, entrecruzó los dedos y comenzó a crear un poema que publicaría en la gaceta de Madrid.
Gabriel Celaya (Hernani, Guipúzcoa 1911-1991), A Sancho Panza (fragmento),
de Cantos Iberos, 1955)