Las comparaciones realizadas a partir
de las tres categorías del cronotopo interno arrojan como
resultado las siguientes conclusiones:
A través de este trabajo
nos hemos percatado que el habitante del Archipiélago de Juan Fernández
-al contrario de lo supuesto por nosotros antes de comenzar la comparación-
tiene un punto de vista totalmente distinto al de cualquier continental
con respecto al aislamiento. Esto se traduce, sencillamente, en que no
se siente aislado y, por lo tanto, focaliza como una persona cuyo estado
insular es parte de una normalidad supeditada a los avances tecnológicos
que le hacen sentirse, a pesar de estar distantes geográficamente
del continente, con un nivel de vida menos marginal que en décadas
anteriores. Llegando a asumir, en ocasiones, que los continentales como
individuos poseen un mayor grado de aislamiento que ellos mismos. Esto
se debe
esencialmente -y así lo cuenta
Pinto en su historia de vida- a la falta de comunicación que afecta
a los ciudadanos de una metrópoli, dándole más importancia
al aislamiento comunicacional urbano que al físico que se presenta,
teóricamente, en un lugar con características insulares.
Otro factor que puede influir en
esta especial focalización de Pinto es que (Bajtin, 1989), debido
al aislamiento, el hombre, en muchas oportunidades, no distingue entre
la forma de ver la vida propia y la ajena, o sea, llega a un momento donde
mezcla el punto de vista biográfico y el autobiográfico.
Por otro lado, en el documental
de Patricio Guzmán sucede algo completamente opuesto, ya que la
visión del realizador es la de un continental que llega a la isla
para realizar una crónica de viaje. Por lo mismo, surgen momentos
donde Guzmán como NP y NE deja de lado estas funciones y se transforma
íntegramente en un focalizador (FP y FE), escapándose, a
veces, de la objetividad que la teoría de esta disciplina audiovisual
pretende.
No queremos ser categóricos
y encasillar, de buenas a primeras, a Patricio Guzmán en el mundo
de lo subjetivo y a la historia de vida en el campo de lo objetivo. Al
contrario, nos interesa dejar en claro que nuestras deducciones se basan
en opiniones vertidas por personas comunes y corrientes y que son emitidas
en momentos precisos y , además, pasan por la interpretación
de la realidad, tanto por ellos como protagonistas de este trabajo, como
por nosotros como ejecutores del mismo.
A pesar de que han pasado trescientos
años desde que Crusoe habitara la isla que lleva su nombre, y a
pesar de estar menos aislados que el mismo Robinson, los habitantes de
Juan Fernández comparten características muy íntimas
con el personaje de esta novela, como son las categorías del cronotopo
interno expuestas en dicho trabajo.
Finalmente, en esta primera aventura
práctica en el área del comparatismo, quisiéramos
subrayar que, de acuerdo a nuestra experiencia, al tratar de sumergirse
en este campo es necesario tanto la competencia cultural, como también
un compromiso vivencial que permita al investigador enfocar el trabajo
no sólo desde el punto de vista exterior-objetivo del que analiza,
sino que también ofrezca la posibilidad de empatizar con lo analizado
y, al margen de esta compleja dualidad, optar a más alternativas
a la hora de interpretar los resultados que arroja el acto de comparar.
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Comentarios: robinsones@latinmail.com
[1] Según Saltalmacchia, y
retomando una propuesta de Norman K. Denzin, el apelativo de relato de
vida se utiliza para diferenciar sólo los informes y testimonios
orales, los más populares en este tipo de investigaciones. Las otras
dos modalidades restantes, y junto a la antes mencionada, es lo que se
conoce como historias de vida.
[2] La obra principal sobre Juan
Fernández se denomina La verdadera historia de Robinson Crusoe,
de Benjamin Vicuña Mackenna (1883). Desde el punto de vista social,
se realizó en 1997 una tesis de licenciatura -no publicada- de un
grupo de alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad
Católica de Valparaíso, encabezada por Luis Bertoglia Huenchullán.
[3] Tomado, en un principio, como
relato factual, aunque ahora, mirado desde otra perspectiva reconocemos
en él muchos
elementos de ficción, por
lo que podríamos decir que es una mezcla de los dos.
[4] “Hasta entonces había
obrado sin la menor idea religiosa. (...) sin llegar a preguntarse por
el objeto de la Providencia en estas cosas, ni su fin al gobernar los acontecimientos
de este mundo. Pero cuando vi que allí crecía cebada, (...)
y sobre todo ni
sabiendo como habría podido
llegar a aquel lugar, me sentí extrañamente conmovido y empecé
a suponer que Dios había hecho
crecer milagrosamente aquellas espigas
(...) y que aquello no tenía otro objeto que el de proveer a mi
sustento en aquel lugar
desierto y miserable.” (Daniel Defoe,1987:
84).
[5] “¡Oh, sólo con
que hubiera sido uno o dos; que digo, que uno solo se hubiera salvado del
barco, uno solo que hubiese escapado y venido a mí, que hubiera
podido tener aunque sólo fuera un compañero, un semejante
que me hablase, y con el que conversar!” (Defoe: 1981, 196).
[6] “MALES
Soy arrojado a una horrible isla
desierta, privado de toda esperanza de salvación.
Estoy separado y aislado de todo
el mundo, y tengo que llevar una vida miserable.
Estoy alejado de los hombres, soy
un solitario, un desterrado de la sociedad humana.” (Defoe: 1981,
72).
[7] “Esto hizo mi vida mejor que
la que se lleva en compañía de los hombres, porque cuando
empezaba a pesarme la falta de
conversación, me preguntaba
si este diálogo con mis propios pensamientos y, como espero que
pueda decirse, con el mismo Dios con mis jaculatorias, no era mejor que
los máximos placeres que pueden ofrecer en el mundo la compañía
delos hombres.” (Defoe: 1981, 143).
[8] “...cuando cargué al
hombro la madre para llevármela, el cabritillo me siguió
hasta el cercado, (...) y cogí en brazos al cabritillo (...) confiado
en que podría domesticarlo, pero como no quería comer me
vi obligado a matarlo y a comérmelo; estos dos animales me proporcionaron
carne por bastante tiempo, ya que yo comía sobriamente, y economizaba
mis provisiones (el pan sobre todo) tanto como podía.” (Defoe,
1981: 68).
[9] “Entonces empecé a considerar
que, teniendo dos bocas que alimentar en vez de una, debía buscar
más terreno para mis
cultivos (...) así es que
elegí un trozo de tierra mayor, y empecé a vallarlo del mismo
modo que antes, en lo cual Viernes no sólo
trabajó de muy buena gana
(...) para hacer más pan, porque ahora él estaba conmigo,
y para que pudiera tener bastante para él y también para
mí.” (Defoe, 1981: 222).
[10] “Llegó el tiempo de
la siega, y nuestra cosecha ofrecía un buen aspecto; no era
la más abundante que yo había visto en la isla, pero con
todo era suficiente para lo que nos proponíamos; pues las quince
fanegas de cebada que sembramos produjeron más de ciento treinta
fanegas; y la misma proporción se dio para el arroz, lo cual era
reserva suficiente para nuestro sustento hasta la nueva cosecha,...” (Defoe,
1981: 259).
[11]“Esta fue una tarea alegre,
pues eran las primeras medidas a que recurría con vistas a obtener
mi libertad, en veintisiete años y algunos días.” (Defoe,
1981: 260).
[12]“Entonces pensaba en mi desolada
isla desierta como en el lugar más agradable del mundo, y toda la
felicidad que mi corazón podía desear era volver allí
de nuevo. Hacia allí extendí las manos con fervientes deseos:
‘¡Oh, desierto feliz –dije-, no volveré a verte más!
¡Oh, miserable criatura! –dije-, ¿a dónde voy?’”
(Defoe, 1981: 147).
[13] “... y tenía grandes
ansias de volver a levantar el vuelo; y sobre todo no podía resistir
la fuerte tentación de volver a mi isla...” (Defoe, 1981: 319).
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Academic
Year 00-01
07/02/2001
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Dr. Vicente Forés López
©Ana
Aroa Alba Cuesta
Universitat
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