Características de un
hipertexto.
Además de las características que ya sabemos sobre los hipertextos, como son la estructura no lineal, la combinación de texto con imágenes e incluso sonido, la unión de sus partes mediante enlaces, etc., hay una que cabe destacar, ya que nos afecta a nosotros: el lector activo.
El hipertexto deja en manos del lector muchas decisiones que, anteriormente, eran propias del autor o del editor. Al leer una obra en hipertexto, se puede generalmente cambiar el tamaño de la tipografía, para verlo mejor. Al llegar a una nota, se puede abrir una segunda ventana y leer la nota, sin borrar el texto original (y la nota aparece, así, como otro texto, no como algo subsidiario o parásito). Aquí podría aparecer un nuevo nexo (o varios), y el lector decidirá si sigue alguno de ellos. La versatilidad, en consecuencia, es enorme y requiere un lector activo. Algunos sistemas ofrecen además la posibilidad de agregar notas personales vinculadas a puntos precisos del texto leído, y también es posible, en las redes institucionales que varias personas adhieran sus comentarios a un mismo texto original y que la versión comentada esté al alcance de todos.
En definitiva, lo que facilitan estos medios es que mediante la lectura no lineal, conocida como navegación, los receptores construyan en función de sus intereses y necesidades, sus propios cuerpos de conocimientos, pudiendo decidir también sobre los sistemas simbólicos a través de los cuales consideran oportuno recibir y relacionar los conocimientos, formando estructuras diferentes a las planificadas por el diseñador del programa, todo ello dependiendo del nivel de libertad de movimiento que le es concedido previamente al usuario.
Las posibilidades que se abren en el terreno educativo pueden ser bastante significativas; las podemos concretar en las siguientes:
* La posibilidad que ofrecen para facilitar que el usuario se convierta en un procesador activo y constructor de su conocimiento, en función de sus intereses y dominio de conocimientos y habilidades previas sobre las temáticas. Desde una perspectiva constructivista una actividad se defiende como de máximo interés para que el aprendizaje se produzca, y se produzca además no de forma memorística, sino significativa.
* Romper una concepción bancaria de la educación, donde la información se encuentra depositada en el acto instruccional, el profesor, siendo la función básica del alumno la de "aprender" la información, de la forma lo más fielmente posible al modelo mediante el cual se le ha presentado, pues en ello le va el éxito de la empresa.
* La creación de entornos más ricos desde una perspectiva semiológica, en los cuales los sujetos podrán comprender e interaccionar con la información, en función de diversos sistemas simbólicos utilizados y seleccionar el que consideren más oportuno a sus necesidades.
* Y por último, asumir que el aprendizaje no es percibido como un proceso memorístico, sino más bien como un proceso asociativo.