¿Qué entendemos por centro penitenciario?
Los principios de las prisiones son:
A pesar de estos objetivos y principios, existen diferentes tipos de centros penitenciarios según su tipologia:
Dentro de la historia de los centros penitenciarios somos conscientes de que han sufrido una gran evolución desde el comienzo de estos hasta la época actual. Por supuesto, siempre depende de una serie de acontecimientos y de la diferenciación en la tipología del centro ya tratada. Aquí tenemos un ejemplo de esta evolución:
Si recurrimos al diccionario para comprobar la definición de cárcel nos encontramos con un significado bastante incompleto que hace referencia al sentido físico de la palabra, lo cual no sería suficiente para poder indagar en lo que es realmente la cárcel ya que la define como “Edificio destinado a la custodia y reclusión de los presos”; pero la cárcel no se limita simplemente al edificio en sí, sino que abarca todo un sistema penitenciario cuyas funciones legislativas vienen recogidas en el Ordenamiento Penitenciario y en la Constitución Española.
Actualmente según lo establecido por el artículo 25.2 de la Constitución Española “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”, pero si analizásemos la función de las cárceles a lo largo de la historia y desde sus comienzos podríamos observar que la pretensión de las condenas era precisamente la contraria a la reinserción, el fin de las reclusiones era castigar a los delincuentes con trabajos forzados y apartarlos totalmente de la sociedad sin tener en cuenta los estados precarios en los que se encontraran los presos o la higiene de las instalaciones.
A lo largo de la historia siempre nos hemos encontrado con cárceles, calabozos o incluso mazmorras que alojaban a presos, pero a medida que la sociedad ha ido cambiando las cárceles también han ido evolucionando hasta convertirse prácticamente en sociedades marginales aisladas completamente de las ciudades. Para observar la evolución histórica de las cárceles no hace falta remontarnos a los principios de la misma ya que prácticamente no podríamos establecer relación alguna a causa de las grandes diferencias entre una época y otra; la influencia que más ha incidido en el sistema actual penitenciario es sin duda la del régimen Franquista, ya que las cárceles datan de épocas inmediatamente anteriores y durante este periodo fueron alojadas por millones de presos.
I. Franquismo
A medida que las tropas sublevadas de Franco fueron ganando terreno en España, las cárceles se fueron llenando de personas con delitos como ser fiel a la República o tener tendencias homosexuales dejando las cárceles llenas y teniendo que recurrir a lugares de reclusión improvisados como iglesias, colegios e incluso fábricas abandonadas.
La rutina de los presos dependía mucho de los lugares en los que se situaran, dependiendo de la zona hacían unos trabajos u otros (tratándose de explotación en cualquier caso), generalmente relacionados con la construcción de obras hidráulicas (como el canal del Bajo Guadalquivir, el embalse del Ebro...), obras públicas como ferrocarriles (Madrid - Burgos), carreteras ( A Coruña - El Escorial), aeropuertos (Sondica) e incluso estadios (el de Valladolid). Aparte de esto, muchas fábricas (como construcciones ABC) requerían la mano de obra de los presos ya que era barata y fácil de manejar. Por su parte, las mujeres eran obligadas a coser y confeccionar ropa para los soldados franquistas. Las jornadas de trabajo solían durar entre 12 y 14 horas y los presos a cambio recibían un trozo de pan duro y un nabo o una cebolla (en muy pocos casos les pagaban con dinero).
Las situaciones precarias de los presos se veían reflejadas también en otros aspectos como los regímenes de visitas, que los más afortunados podían cumplir (en la mayoría de los casos los familiares no sabían dónde se encontraban los presos). Estos regímenes se limitaban a un día de visita al mes en el que le era permitida la entrada a dos familiares tras ser registrados y reconocidos como tal. La mayoría de ellos traían paquetes con comida o ropa que difícilmente llegaban a los presos.
En cuanto a la higiene también se encontraban en condiciones pésimas pues en la mayoría de las cárceles no disponían de lavabos o duchas, y en las que había, no les estaba permitido su uso; la limpieza de las celdas (que generalmente tenían que ser compartidas por falta de espacio) corría a cuenta de los presos. Esta falta de higiene era una de las causas por las que la cárcel estaba repleta de enfermos, los cuales no eran atendidos como necesitaban debido a la falta de médicos, medios y material, aparte de que para los carceleros los presos no tenían valor alguno.
Otros de los acontecimientos más comunes en la prisión de entonces eran las palizas y violaciones, que no podían ser denunciadas entre otras razones por la situación de crisis en España, el alto grado de analfabetización y básicamente por la represión que sufrieron los presos debido a la dictadura. Todo esto dio lugar a que las cárceles se convirtiesen en lugares de exterminio o campos de concentración en los que el individuo carecía de atenciones mínimas aconteciendo así millones de desapariciones y muertes; sólo entre 1939 y 1944 en las cárceles españolas se registraron 192.684 muertos que fueron “enterrados” en pozos y cuevas dejando en España centenares de fosas comunes como la de Canderda (Ávila), Medellín (Badajoz), Pozos del Candé (Teruel), Colmenar Viejo (Madrid) o Barranco del Toro (Castellón).
II. Democracia
Con el establecimiento de la democracia en España la forma de vida en las cárceles cambió en cuanto el país se adaptó a la nueva situación, y los presos políticos tras la muerte de Franco fueron liberados. El gran hecho que hizo posible un cambio en el sistema penitenciario español fue sin duda la aprobación de la actual Constitución Española en 1978, en la que se recogen las bases y las leyes actuales.
A partir de este momento el modo de vida de los presos fue cambiando en varios aspectos; los trabajos forzados desaparecieron como tal pero todavía se conserva una actividad laboral muy poco remunerada en la que no se llega a los niveles de un trabajo digno. El control de las visitas y comunicaciones (ya sean escritas o telefónicas) disminuyó aunque no en demasía debido a que aún reinaba una inestabilidad general y a la creación de la banda terrorista GRAPO, que hizo que el Estado se centrara en hacer leyes que penaran los actos de terrorismo.
Después del establecimiento de la Constitución, pasó mucho tiempo hasta que se creó la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, el Reglamento penitenciario y la Ley Orgánica General Penitenciaria, que actualmente regulan todo lo referente al sistema penitenciario español.
A pesar de la protección con la que actualmente cuentan, aún contamos desgraciadamente con situaciónes como esta: