Teatro
Desde el centenario de "Drácula" han surgido una basta gama de películas, series y relatos sobre "vampiros", entre las muchas propuestas surge en la Ciudad de México "Dracula" con Alejandro Camacho (Drácula) Ignacio López Tarso (Van Helsing) y Rebecca Jones (Mina). Bajo la dirección de Enrique Pineda, y la versión libre de Manuel Nuñez Nava. Rompe esquemas y se atreve a presentar al mítico Conde como el príncipe maldito, sensual, atractivo, voraz, solitario, altivo y morbosamente actual. Sin concesiones, ni remordimientos.

La obra recae en su totalidad en el texto y en las actuaciones magistrales de cada uno de los personajes. La escenografía es artística, altamente creativa la cual se mezcla con el vestuario de tal manera que representa la actualidad, lo gótico y el buen gusto.
 
 

Drácula es el gran señor de Transilvania; altivo, poderoso, con una fuerza interpretativa vista muy pocas veces. Su delgadez, su exagerada gesticulación, el movimiento de su pelo, lo hace capaz de emanar terror y erotismo al mismo tiempo.

Es el príncipe de las tinieblas, temerario, audaz y totalmente herético, al mismo tiempo es encantador, atractivo y altamente sensual.

Jonathan Harker es el primero en caer en los juegos e historias del carismático Conde y sus esclavas góticas.

Lucy se deja seducir, lucha entre el placer y el miedo. A diferencia del texto de Bram Stoker, Lucy lleva el peso del primer acto, y su lucha entre la vida y la "inmortalidad" son su fundamento.

Van Helsing se vuelve el equilibrio, lo luminoso representa la bondad, y sin muchos preámbulos busca la verdad.

Renfield es la razón, es el narrador en el escenario, muy contrariamente a como lo hemos visto con anterioridad, Renfield es fuerte, joven y vigoroso, es el profeta, el que da la continuidad a la obra.
 
 

El final es fuerte, inesperado y uno de los más dignos que ha podido tener el mítico Conde. Su persecución es dramática, y enfrenta su destino con valentía, se le siente altivo, orgulloso, de tal manera que el espectador no pueda intuir el final, y pareciese que todo sucediera en unos cuantos angustiantes y espontáneos segundos.

En general la puesta en escena es voluptuosa, sensual con parlamentos desgarradores y poéticos.
 
 

Para todos los que gustamos del género "Drácula" es una obra de teatro que cumple con todas nuestras expectativas, y que reivindica el nombre de Drácula ampliamente.
 

(extraido de://granavenida.com/webdelvampiro/vcine00.htm)

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