En los episodios depresivos típicos el
enfermo que las padece sufre un humor depresivo, una pérdida de la capacidad de
interesarse y disfrutar de las cosas, una disminución de su vitalidad que lleva
a una reducción de su nivel de actividad y a un cansancio exagerado, que aparece
incluso tras un esfuerzo mínimo. También son manifestaciones de los episodios
depresivos:
a)
La disminución de la atención y concentración.
b) La pérdida de la confianza en sí mismo y
sentimientos de inferioridad.
c) Las ideas de culpa y de ser inútil (incluso en
las episodios leves).
d) Una perspectiva sombría del futuro.
e) Los pensamientos y actos suicidas o de
autoagresiones.
f) Los trastornos del sueño.
g) La pérdida del apetito.
La depresión del estado de ánimo varía escasamente de un
día para otro y no suele responder a cambios
ambientales, aunque puede presentar variaciones
circadianas características. La presentación clínica
puede ser distinta en cada episodio y en cada individuo.
Las formas atípicas son particularmente frecuentes en la
adolescencia. En algunos casos, la ansiedad, el malestar
y la agitación psicomotriz pueden predominar sobre la
depresión. La alteración del estado de ánimo puede estar
enmascarada por otros síntomas, tales como
irritabilidad, consumo excesivo de alcohol,
comportamiento histriónico, exacerbación de fobias o
síntomas obsesivos preexistentes o por preocupaciones
hipocondriacas. Para el diagnóstico de episodio
depresivo de cualquiera de los tres niveles de gravedad
habitualmente se requiere una duración de al menos dos
semanas, aunque períodos más cortos pueden ser aceptados
si los síntomas son excepcionalmente graves o de
comienzo brusco.
Alguno de los síntomas anteriores pueden ser muy
destacados y adquirir un significado clínico especial.
Los ejemplos más típicos de estos síntomas "somáticos"
son: pérdida del interés o de la capacidad de disfrutar
de actividades que anteriormente eran placenteras,
pérdida de reactividad emocional a acontecimientos y
circunstancias ambientales placenteras, despertarse por
la mañana dos o más horas antes de lo habitual,
empeoramiento matutino del humor depresivo, presencia
objetiva de inhibición o agitación psicomotrices claras
(observadas o referidas por terceras personas), pérdida
marcada de apetito, pérdida de peso (del orden del 5 % o
más del peso corporal en el último mes), pérdida marcada
de la libido. Este síndrome somático
habitualmente no se considera presente al menos que
cuatro o más de las anteriores características estén
definitivamente presentes.
