Este
trastorno se caracteriza por distorsiones fundamentales
y típicas de la percepción, del pensamiento y de las
emociones, estas últimas en forma de embotamiento o
falta de adecuación de las mismas. En general, se
conservan tanto la claridad de la conciencia como la
capacidad intelectual, aunque con el paso del tiempo
pueden presentarse déficits cognoscitivos. El trastorno
compromete las funciones esenciales que dan a la persona
normal la vivencia de su individualidad, singularidad y
dominio de sí misma. El enfermo cree que sus
pensamientos, sentimientos y actos más íntimos son
conocidos o compartidos por otros y pueden presentarse
ideas delirantes en torno a la existencia de fuerzas
naturales o sobrenaturales capaces de influir, de forma
a menudo bizarra, en los actos y pensamientos del
individuo afectado. Este se siente el centro de todo lo
que sucede.
Son frecuentes las alucinaciones, especialmente las
auditivas, que pueden comentar la propia conducta o los
pensamientos propios del enfermo. Suelen presentarse
además otros trastornos de la percepción: los colores o
los sonidos pueden parecer excesivamente vividos o tener
sus cualidades y características alteradas y detalles
irrelevantes de hechos cotidianos pueden parecer más
importantes que la situación u objeto principal. La
perplejidad es frecuente ya desde el comienzo, la cual
suele acompañarse de la creencia de que las situaciones
cotidianas tienen un significado especial, por lo
general siniestro y dirigido contra el propio enfermo.
En el trastorno del pensamiento característico de la
esquizofrenia los aspectos periféricos e irrelevantes de
un concepto, que en la actividad mental normal están
soterrados, afloran a la superficie y son utilizados en
lugar de los elementos pertinentes y adecuados para la
situación. Así el pensamiento se vuelve vago, elíptico y
oscuro y su expresión verbal es a veces incomprensible.
Son frecuentes los bloqueos e interpolaciones en el
curso del pensamiento y el enfermo puede estar
convencido de que un agente extraño está grabando sus
pensamientos. Las características más importantes de la
afectividad son la superficialidad, su carácter
caprichoso y la incongruencia. La ambivalencia y el
trastorno de la voluntad se manifiestan como inercia,
negativismo o estupor. Pueden presentarse también
síntomas catatónicos.
El comienzo puede ser agudo, con trastornos graves del
comportamiento conductal o insidioso con un desarrollo
gradual de ideas y de una conducta extraña. El curso
también presenta una gran variabilidad y no es
inevitablemente crónico y deteriorante (debe
especificarse con un quinto carácter). Un porcentaje de
casos, que varía en las diferentes culturas y
poblaciones, evoluciona hacia una recuperación completa
o casi completa. Ambos sexos se afectan aproximadamente
por igual, pero el comienzo tiende a ser más tardío en
las mujeres.
Aunque en sentido estricto no se han identificado
síntomas patognomónicos, ciertos fenómenos
psicopatológicos tienen una significación especial para
el diagnóstico de esquizofrenia, los cuales suelen
presentarse asociados entre sí. Estos son:
a)
Eco, robo, inserción del pensamiento o difusión del
mismo.
b) Ideas delirantes de ser controlado, de
influencia o de pasividad, claramente referidas al
cuerpo, a los movimientos de los miembros o a
pensamientos o acciones o sensaciones concretos y
percepción delirante.
c) Voces alucinatorias que comentan la propia
actividad, que discuten entre ellas sobre el enfermo u
otros tipos de voces alucinatorias que proceden de otra
parte del cuerpo.
d) Ideas delirantes persistentes de otro tipo que
no son adecuadas a la cultura del individuo o que son
completamente imposibles, tales como las de identidad
religiosa o política, capacidad y poderes sobrehumanos
(por ejemplo, de ser capaz de controlar el clima, de
estar en comunicación con seres de otros mundos).
e) Alucinaciones persistentes de cualquier
modalidad, cuando se acompañan de ideas delirantes no
estructuradas y fugaces sin contenido afectivo claro, o
ideas sobrevaloradas persistentes, o cuando se presentan
a diario durante semanas, meses o permanentemente.
f) Interpolaciones o bloqueos en el curso del
pensamiento, que dan lugar a un lenguaje divagatorio,
disgregado, incoherente o lleno de neologismos.
g) Manifestaciones catatónicas, tales como
excitación, posturas características o flexibilidad
cérea, negativismo, mutismo, estupor.
h) Síntomas "negativos" tales como apatía
marcada, empobrecimiento del lenguaje, bloqueo o
incongruencia de la respuesta emocional (estas últimas
habitualmente conducen a retraimiento social y
disminución de la competencia social). Debe quedar claro
que estos síntomas no se deban a depresión o a
medicación neuroléptica.
i) Un cambio consistente y significativo de la
cualidad general de algunos aspectos de la conducta
personal, que se manifiestan como pérdida de interés,
falta objetivos, ociosidad, estar absorto y aislamiento
social.
Pautas para el diagnóstico
Presencia como mínimo de un síntoma muy evidente o dos o
más si son menos evidentes, de cualquiera de los grupos
uno a cuatro, o síntomas de por lo menos dos de los
grupos referidos entre el cinco y el ocho, que hayan
estado claramente presentes la mayor parte del tiempo
durante un período de un mes o más.
El diagnóstico de esquizofrenia no deberá hacerse en
presencia de síntomas depresivos o maníacos relevantes,
a no ser que los síntomas esquizofrénicos antecedieran
claramente al trastorno del humor (afectivo). Si los
síntomas de trastorno del humor y los esquizofrénicos se
presentan juntos y con la misma intensidad, debe
recurrirse al diagnóstico de trastorno esquizoafectivo,
aun cuando los síntomas esquizofrénicos justificaran por
sí solos el diagnóstico de esquizofrenia. Tampoco deberá
diagnosticarse una esquizofrenia en presencia de una
enfermedad cerebral manifiesta o durante una
intoxicación por sustancias psicotropas o una
abstinencia a las mismas.
(VER
TIPOS DE ESQUIZOFRENIA)
