Trastornos
la ansiedad que se ponen en marcha exclusiva o
predominantemente en ciertas situaciones bien definidas
o frente a objetos (externos al enfermo) que no son en
sí mismos generalmente peligrosos. En consecuencia,
éstos se evitan de un modo específico o si acaso son
afrontados con temor. La ansiedad fóbica no se
diferencia, ni vivencial, ni comportamental, ni
fisiológicamente, de otros tipos de ansiedad y su
gravedad puede variar desde una ligera intranquilidad
hasta el terror pánico. La preocupación del enfermo
puede centrarse en síntomas aislados tales como
palpitaciones o sensación de desvanecimiento y a menudo
se acompaña de miedos secundarios a morirse, a perder el
control o a volverse loco. La ansiedad no se alivia por
saber que otras personas no consideran dicha situación
como peligrosa o amenazante. Por lo general, el imaginar
la situación fóbica desencadena una ansiedad
anticipatoria.
Al adoptar el criterio de que el objeto y la situación
fóbicos son externos al enfermo muchos de los temores
referidos a la presencia de enfermedades (nosofobia) o a
estar desfigurado (dismorfofobia), se clasifican en el
epígrafe trastorno hipocondriaco. Sin embargo, si el
temor a enfermar es consecuencia de un miedo dominante y
repetido al posible contagio de una infección o a una
contaminación, o es simplemente el miedo a
intervenciones (inyecciones, intervenciones quirúrgicas,
etc.) o a lugares de asistencia (consulta del dentista,
hospitales, etc.) médicas, debe escogerse una de las
categorías de esta sección (por lo general fobia
específica).
La mayor parte de los trastornos fóbicos son más
frecuentes en las mujeres que en los varones.
Agorafobia
El término "agorafobia" se utiliza aquí con un sentido
más amplio que el original y que el utilizado aún en
algunos países. Se incluyen en él no sólo los temores a
lugares abiertos, sino también otros relacionados con
ellos, como temores a las multitudes y a la dificultad
para poder escapar inmediatamente a un lugar seguro (por
lo general el hogar). El término abarca un conjunto de
fobias relacionadas entre sí, a veces solapadas, entre
ellos temores a salir del hogar, a entrar en tiendas o
almacenes, a las multitudes, a los lugares públicos y a
viajar solo en trenes, autobuses o aviones. Aunque la
gravedad de la ansiedad y la intensidad de la conducta
de evitación son variables, éste es el más incapacitante
de los trastornos fóbicos y algunos individuos llegan a
quedar completamente confinados en su casa. A muchos
enfermos les aterra pensar en la posibilidad de poder
desmayarse o quedarse solos, sin ayuda, en público. La
vivencia de la falta de una salida inmediata es uno de
los rasgos clave de muchas de las situaciones que
inducen la agorafobia. La mayor parte de los afectados
son mujeres y el trastorno comienza en general al
principio de la vida adulta. Están presentes a menudo
síntomas depresivos y obsesivos y fobias sociales, pero
no predominan en el cuadro clínico. En ausencia de un
tratamiento efectivo la agorafobia suele cronificarse,
aunque su intensidad puede ser fluctuante.
Pautas para el diagnóstico
a)
Los síntomas, psicológicos o vegetativos, son
manifestaciones primarias de ansiedad y no secundarias a
otros síntomas, como por ejemplo ideas delirantes u
obsesivas.
b) Esta ansiedad se limita o predomina en al
menos dos de las siguientes situaciones: multitudes,
lugares públicos, viajar lejos de casa o viajar solo.
c) La evitación de la situación fóbica es, o ha
sido, una característica destacada.
La presencia o ausencia de trastorno de pánico en la
situación que induce la agorafobia en la mayoría de los
casos puede ser recogida mediante un quinto carácter:
- Sin trastorno
de pánico (agorafobia)
- Con trastorno de pánico (fobias sociales)
Fobias sociales
Las fobias sociales suelen comenzar en la adolescencia y
giran en torno al miedo a ser enjuiciado por otras
personas en el seno de un grupo comparativamente pequeño
(a diferencia de las multitudes) y suelen llevar a
evitar situaciones sociales determinadas. Al contrario
que la mayoría de las fobias, las fobias sociales se
presentan con igual frecuencia en varones y en mujeres.
Algunas de las fobias sociales son restringidas (por
ejemplo, a comer en público, a hablar en público o a
encuentros con el sexo contrario), otras son difusas y
abarcan casi todas las situaciones sociales fuera del
círculo familiar. El temor a vomitar en público puede
ser importante. El contacto visual directo puede ser
particularmente molesto en determinadas culturas. Las
fobias sociales suelen acompañarse de una baja
estimación de sí mismo y de miedo a las críticas. Puede
manifestarse como preocupación a ruborizarse, a tener
temblor de manos, nauseas o necesidad imperiosa de
micción y a veces la persona está convencida de que el
problema primario es alguna de estas manifestaciones
secundarias de su ansiedad. Los síntomas pueden
desembocar en crisis de pánico. La conducta de evitación
suele ser intensa y en los casos extremos puede llevar a
un aislamiento social casi absoluto.
Pautas para el diagnóstico
a)
Los síntomas psicológicos, comportamentales o
vegetativos, son manifestaciones primarias de la
ansiedad y no secundarias a otros síntomas como por
ejemplo ideas delirantes u obsesivas.
b) Esta ansiedad se limita o predomina en
situaciones sociales concretas y determinadas.
c) La situación fóbica es evitada, cuando ello es
posible.
Fobias específicas (aisladas)
Fobias restringidas a situaciones muy específicas tales
como a la proximidad de animales determinados, las
alturas, los truenos, la oscuridad, a viajar en avión, a
los espacios cerrados, a tener que utilizar urinarios
públicos, a ingerir ciertos alimentos, a acudir al
dentista, a la visión de sangre o de heridas o al
contagio de enfermedades concretas. Aunque la situación
desencadenante sea muy específica y concreta, su
presencia puede producir pánico como en la agorafobia y
en las fobias sociales. Las fobias específicas suelen
presentarse por primera vez en la infancia o al comienzo
de la vida adulta y, si no son tratadas, pueden
persistir durante décadas. El grado de incapacidad que
producen depende de lo fácil que sea para el enfermo
evitar la situación fóbica. El temor a la situación
fóbica tiende a ser estable, al contrario de lo que
sucede en la agorafobia. Son ejemplos de objetos fóbicos
el temor a las radiaciones, a las infecciones venéreas y
más recientemente al sida.
Pautas para el diagnóstico
a)
Los síntomas, psicológicos o vegetativos, son
manifestaciones primarias de la ansiedad y no
secundarias a otros síntomas como, por ejemplo, ideas
delirantes u obsesivas.
b) Esta ansiedad se limita a la presencia de
objetos o situaciones fóbicas específicos.
c) Estas situaciones son evitadas, en la medida
de lo posible.
Incluye:
Zoofobias.
Claustrofobia.
Acrofobia.
Fobia a los exámenes.
Fobia simple.
