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ANDRES
CALAMARO, una vida descolocando
al personal
Andrés
Calamaro se ha convertido en uno de los referentes
claros del rock argentino en España, de hecho podríamos
decir que cuando aparece una banda o solista de aquel país siempre
se mira a Calamaro para encontrar similitudes o rasgos parecidos para
declararlo rápidamente el nuevo Calamaro.
Lo extraño es ese empeño en buscar sucesores cuando el
original esta vivito y coleando. Pero Calamaro es un tipo que no suele
complacer a los que le siguen (o quizás sí). Cada disco
nuevo no tiene nada que ver con el anterior, pasa de grabar con los
mejores músicos estadounidenses a hacer un disco mayormente grabado
en su casa con un cuatro pistas, pasa de hacer discos de 15 temas a
hacer discos de 37 o 103 canciones...
¿Un loco? No (o quizás
sí). Calamaro lleva muchos años de músico y sabe
lo que se hace, cuando se habla del número de temas que suele
hacer para sus discos y el grado de experimentación que puede
alcanzar, una frase salida de sus labios parece callar a la mayoría:
"La música es oxigeno". Después de
su éxitoso disco Alta Suciedad (con
canciones como "flaca" o "loco"), nace lo que quizás
es el disco más a priori odiado por un sector de la crítica,
más tarde aclamado por sus seguidores y finalmente por la gran
mayoría tras escucharlo mejor. En 1999 sale a la venta un doble
CD de 37 canciones extraídas de un repertorio de casi 100 temas,
el disco se llama Honestidad Brutal y saca
a relucir mucho del potencial de Andrés tanto como compositor
musical y como letrista. Pasando por todos los estilos, desde el rock
hasta la bossa nova, desde el reggae hasta el folk, incluso el blues.
La crítica acabó rindiéndose a sus pies y aceptando
que Andrés Calamaro con su arriesgada propuesta había
creado un discazo que seguramente perdurará en el tiempo donde
cada tema es más importante que el anterior.
Tras Honestidad Brutal, que
fue una época increíble de composición, Andrés
se pasa un año entero encerrado en casa, sin salir, sin ver diarios,
prensa ni nada, en un momento oscuro en el sentido personal y brillante
en el sentido compositivo... Asegura que pierde la cuenta de los temas
que lleva compuestos en todo este periodo y fruto de ello sale El
Salmón (2000). 5 DISCOS! de canciones, versiones y experimentales
que hacen que los que alabaron tanto a Honestidad Brutal sientan pereza
de escuchar toda la obra y se la critique duramente, aunque por otro
lado todo son alabanzas al estado musical de Andrés, 103 canciones
donde hay escondidas joyas interesantísimas y donde todo su conjunto,
hace que el que lo escuche mucho tiempo lo termine considerando obra
maestra del rock.
El Salmón es el disco más arriesgado de Andrés,
nos sorprendió a todos a priori, algunos torcieron el gesto escuchando
algunos tracks, y otros muchos dejaron el disco en una estantería
a las primeras de cambio. Pobres!
El salmón tiene un extraño poder que parece compensar
al que lo escucha más allá del primer disco o más
allá de las primeras semanas, parece hechizarte, es el único
que nos a enseñado a nadar contracorriente y conseguir que temas
que te parecían malos o poco escuchables te atrapen, que realmente
entiendas el método compositivo de Andrés y acabes aplaudiendo
emocionado a esas canciones sin estribillo. 103 nada menos! Un regalo
para cualquiera.
Algún sector de los
entendidos ha acabado rectificando y alabando este macro trabajo de
Calamaro. Seguramente lo seguirán
criticando a priori y posiblemente ensalzando meses más tarde,
lo que es seguro que Andrés Calamaro hará lo que le venga
en gana, incluso hacer discos cuadrados!
Nos quedamos con un lema: “La
música es de aquellos que la quieran escuchar y de nadie más”.
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