EL DESARROLLO DE LA CIENCIA-FICCIÓN
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LA CIENCIA FICCIÓN EN EEUU HASTA 1956

La aparición del cuento ya citado de Hugo Gemsback, ,sobre todo, la fundación años más tarde de la primera revista periódica especializada (Amazing Stories) actuaron como una contraseña que movilizó hacia el género a un numeroso grupo de escritores agrupados bajo publicaciones diferentes.

Fue durante la década de los años 30 (Amazing Stories había aparecido en 1926) cuando este género conoció un desarrollo más espectacular. Los editores, sorprendidos del éxito de ventas de la pionera de estas publicaciones, deciden prestar más atención a esa nueva narrativa. De este modo aparecen Astounding Science-fiction y Galaxy, revistas ambas que llegan a alcanzar tiradas superiores a los cien mil ejemplares, sin considerar las traducciones que de ellas se hacen en diferentes países.  

Pronto aparecen también los premios «Hugo», que premian anualmente la mejor narración de ciencia-ficción y cuya ceremonia, que tiene también las características de un congreso, se realiza cada año en un lugar diferente. La euforia del triunfo es contagiosa y el triunfo es tal, que atrae a escritores consagrados en otros campos de la literatura y que llegan al género investidos por el reconocimiento crítico conseguido en otras áreas.

Desde esta época y hasta los primeros años de la década de los 50, conocida como la era del cambio, se producen centenares de títulos. La mayoría de quienes detentan puestos de responsabilidad en publicaciones especializadas se esfuerzan por mantener la pureza del género. Para ellos la ciencia-ficción es casi un sistema filosófico, una visión del mundo, y no se les puede confundir con quienes sólo escriben de platillos volantes o de aventuras espaciales.

Veamos cómo recuerda el final de esa época Michael Ashley en la introducción a un cuento del escritor británico Kenneth Bulmer, publicado por Authentis Science Fiction en 1956: “Los años cincuenta conocieron una clase de relato de ciencia-ficción que en la actualidad no goza de tanta popularidad. Se trataba de la narración limpia y precisa, basada en una simple premisa tratada con precisión por el autor para conducirla a un resultado explosivo”.

Quizá lo más importante de esta breve frase no esté constituido tanto por su tono nostálgico como por la afirmación de principios que la misma contiene. Se podría decir que la visión formal del cuento expresada por Ashley tiene mucho que ver con las teorías de Poe sobre el mismo asunto. En todo caso, delata una preocupación teórica por la forma, que las más de las veces no ha tenido el tratamiento adecuado por parte de los cultivadores de la ciencia-ficción.

Sería una tarea agotadora hacer un catálogo de los títulos publicados en Norteamérica hasta la crisis, localizada en 1956. Baste como dato señalar que en esta fecha todavía circulan en EE. UU. catorce revistas, de publicación periódica, dedicadas al tema. Citaremos alguna de las más importantes: Astounding SF, Galaxy, Magazine of Fantasy and Sciencefiction,  Science Fíction Stories, Infinity, Fantastíc, etc.

Y en esta relación no están incluidas las revistas nacidas y muertas durante el período considerado, ni las novelas o selecciones de cuentos publicados en volumen, ni los acercamientos teóricos al tema efectuados desde medios de expresión tales como periódicos y libros.

La sensación, dado el panorama descrito, es que Norteamérica entera estaba volcada sobre el género; sin embargo, seguía siendo un género marginal que se desarrollaba y crecía paralelamente a otros géneros cuyos títulos alcanzaban tiradas inferiores, pero que contaban con el apoyo crítico del que carecía la ciencia-ficción.

Sin duda también el tipo de lector que se acercaba a este género estaba constituido por un público que no leía otra clase de literatura o que combinaba la ciencia-ficción con otros géneros marginales. El acercamiento de intelectuales prestigiados a este nuevo fenómeno narrativo fue sin duda tardío y su atención se focalizó en unos

pocos autores que en el desarrollo de aquella temática que le es propia a la ciencia-ficción, consiguieron una calidad literaria o perfección formal que hacían atractiva su lectura. La nómina de autores norteamericanos de ciencia-ficción que se revelaron durante esta época ocuparía más páginas de las que le han sido concedidas a esta introducción. De manera que citaremos a continuación los más importantes; los que han constituido la columna vertebral  del género hasta la crisis. Como toda selección, además de parcial, será inevitablemente algo arbitraria, pero este es un riesgo inevitable cuando hay que elegir y ahora nos encontramos en la situación de elegir.

·  Isaac Asimov, nacido en 1920. Ha publicado numerosas obras de divulgación científica traducidas a varias lenguas. En ellas, con un lenguaje sugestivo y accesible a más cantidad de lectores, ha planteado algunos interrogantes científicos de indudable valor especulativo. En el terreno de la ciencia-ficción sus obras más conocidas son: Yo, robot; Fundación e Imperio; Segunda Fundación. En esta trilogía plantea uno de los temas más apasionantes de ciencia-ficción, referido a un futuro lejano con un encadenamiento lógico que atrapa al lector. 

·  Ray Bradbury, nacido en 1920. Se trata de uno de los autores que han alcanzado mayor fama universal. Sus Crónicas Marcianas han conocido numerosas ediciones en diversos países. Quizá su novela más conocida sea Farenheit 451 , llevada al cine con acierto por Francois Truffaut, y que narra con pesimismo las incidencias de una sociedad futura donde el control individual de las personas alcanza límites de terror. En esa sociedad están prohibidos los libros; el título alude a los grados de la escala Farenheit a que arde el papel y con él la letra impresa.

         ·  Alfred Elton van Vogt, nacido en 1912. Ha recorrido a través de su extensa obra casi todos los temas relacionados con la ciencia-ficción. Citaremos El Mundo de los No-A que tiene el mérito casi imposible de imaginar un futuro utópico en el que las leyes de la percepción y las formas de pensamiento tradicionales han sufrido cambios tan importantes y espectaculares como los objetos externos o la ambientación general del nuevo mundo.

        ·   Robert Anson Heinlein, nacido en 1912. Se trata de uno de los autores de ciencia-ficción que con más acierto ha tratado el tema de los viajes a través del tiempo. Este ir desde el presente hacia el pasado o el futuro implica siempre la existencia de atractivas paradojas que bien manipuladas constituyen aciertos narrativas tan sugerentes como los que Heinlein logra en La puerta del tiempo.

       ·   Henry  Kuttner, nacido en 1914. Su novela Mutante constituye un modelo en el tratamiento literario de las posibles mutaciones humanas en un futuro posible.

       ·   Clifford D. Simak, nacido en 1904. Al igual que Kuttner, tiene entre su extensa obra una novela, Anillo en torno al sol, donde se trata de forma maestra el problema de las alteraciones genéticas del organismo humano en un medio diferente al actual.

En fin, la lista podría multiplicarse ocupando más páginas de las que disponemos si no nos conformamos con citar de pasada algunos otros nombres importantes: Jarnes Blish, Jack Vance, Hal Clement, T'heodore Sturgeon, Fritz Leiber, Frederick Pohl, Poul Anderson, etc.

En el breve repaso del apartado anterior ya hemos seleccionado desordenadamente alguno de los temas principales de la ciencia-ficción, tales como la paradoja espaciotemporal (Heinlein), las mutaciones orgánicas del ser humano (Simak y Kuttner), el enfrentamiento con sistemas filosóficos y formas de razonar desconocidos (Van Vogt), la utopía política de carácter pesimista (Bradbury), o el mundo de los robots (Asimov).

Intentaremos proceder ahora con más orden para facilitar un esquema de aquellos contenidos temáticos que con más asiduidad trataron los escritores de ciencia-ficción de la primera época.

Según acudamos a uno u otro crítico o estudioso del género, el número de temas se reduce o se amplía de forma sorprendente. Esto no es más que el resultado de la utilización de términos más o menos generales. Así, por ejemplo, el término «técnica» puede abarcar dentro de sí una temática que incluya desde los robots hasta las naves espaciales.

Nosotros optaremos por una clasificación de ese tipo dejando a la inteligencia del lector la creación de subdivisiones que completen el cuadro. Y nos parece que de entre aquellas que cumplen la labor de síntesis a que aludíamos de forma mas precisa está la de J. Ignacio Ferreras, contenida en su obra La novela de ciencia-ficción.

Según Ferreras, que antes de dar su opinión hace unas consideraciones sobre la selección del crítico francés Jean Cattegno, así como las del inglés Ray Amis, los tres apartados que incluirían dentro de sí todas las posibilidades temáticas de este género son las siguientes:

-Ciencias y técnica.

-Extraterrestres y mundos paralelos.

-La conquista del tiempo.

 

© Grupo Anaya,S.A.,1982
    Juan José Millás