LOS INICIOS DE LA CIENCIA-FICCIÓN | ||||||
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LOS ORÍGENES DE LA CIENCIA-FICCIÓN |
La literatura de
ciencia-ficción, como fenómeno moderno y hasta donde nos podemos
remontar de forma razonable, ha crecido bajo dos clases de estímulos:
·Uno de orden extraliterario, ligado en su origen a
transformaciones sociales tan importantes como la revolución
industrial.
·Otro de orden literario, que podemos asociar a las novelas
científicas del autor francés Jules Verne (1828-1905) y, sobre todo, a
alguno de los títulos del novelista inglés Herbert George Wells
(1866-1946), profesor de ciencias en sus primeros tiempos, que supo
combinar sus concocimientos científicos con una imaginación que cautivó
a los lectores de su época. El
maquinismo, como técnica de producción tendente a sustituir el trabajo
muscular del hombre, alcanzó durante el siglo XIX un gran desarrollo y
fue el origen de la revolución industrial que conoció ese siglo,
aunque muchos de los inventos aplicados entonces procedían del siglo
XVIII. La revolución
industrial, como es sabido, transformó la vida social y urdió sobre
esa trama un conjunto de cambios que dio lugar a un tejido social cuya
necesidad de adaptarse a los nuevos modelos repercutió en todas las áreas
de la actividad humana. Estos
cambios se notaron principalmente en las zonas industrializadas y desde
estos focos, a la manera de círculos concéntricos, fueron actuando en
mayor o menor medida, según la distancia que se guardara del centro, en
los habitantes de todos los países industrializados. No es difícil
imaginar, desde la perspectiva que nos proporciona esta segunda mitad
del siglo xx, lo que hubo de suponer para la vida cotidiana de miles de
hombres el nuevo desarrollo de la producción, la disminución de los
precios de coste y el ordenamiento urbano que exigía la nueva
infraestructura económica en marcha. La
espectacularidad de este proceso dio lugar a finales del siglo XIX a un
conjunto de novelas de escasa calidad literaria, cuyo soporte argumental
solía estar constituido por aventuras más o menos descabelladas en las
que jugaban un papel de primer orden supuestos descubrimientos científicos
que el «maquinismo» de la época parecía posibilitar. Uno de los
temas favoritos de esta clase de novelas eran los viajes al año 2000,
vistos por estos autores de escasa formación científica repletos de
artilugios que, en el mejor de los casos, hoy nos pueden parecer
ingenuos. |
© Grupo Anaya,S.A.,1982 |