|
|
1. INDIVIDUAL
La actuación puede ser de carácter
individual, como por ejemplo colgar un cartel en nuestro despacho
promoviendo el uso de preservativo, o incluso aconsejando a nuestros
Usuarios que revisen periódicamente su salud sexual mediante un
especialista. No queremos decir que haya que ir diciendo a todos
nuestros usuarios que revisen su salud sexual, pero como el rol de
trabajador social nos concede unas informaciones especificas sobre las
personas, podemos actuar desde nuestra posición para implicar al usuario
con su propia salud. No es descabellado pensar que sin tenemos un
usuario que normalmente recurre a las prostitutas, decirle que sería
recomendable que se hiciera un chequeo.
2. GRUPAL
También desde un punto de vista más
grupal, si nos encontramos trabajando con un colectivo con mas
posibilidad de contagio, como pueden ser Jóvenes, trabajadoras sexuales
etc. Tenemos que aplicar una intervención más centrada en la prevención
de estas enfermedades ya que pueden ser más propensos a contagiar-se o
incluso a no tratarse por vergüenza o simple desconocimiento. Desde este
punto de actuación podemos informar sobre la naturaleza de estas
enfermedades, sus síntomas y como curarlas/prevenirlas. Así nuestra
función sería la de control e información.
3. COMUNITARIO
Por otro lado y ya a un nivel más
Comunitario, el trabajador social también puede encabezar políticas de
prevención, o de recopilación de datos. Gracias a la gestión de
organizaciones un trabajador social debe ser capaz de movilizar las
fuerzas necesarias para iniciar, por ejemplo una campaña de uso de
condón entre las trabajadoras sexuales. O promover la ejecución de
políticas de concienciación de la población.
|