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El Liberalismo refleja la aplicación de los valores románticos en el ámbito político. Constituye un movimiento económico, político y hasta filosófico que aboga como premisa principal por el desarrollo de la libertad personal individual y, a partir de ésta, por el progreso de la sociedad. El Liberalismo irrumpió con fuerza en el siglo XIX y se caracterizaba por el individualismo, la afirmación de los derechos humanos (se hacía especial hincapié en la libertad de conciencia, reunión y expresión) y por la fe en el progreso técnico.
En el caso de España, los liberales eran considerados los partidarios de la Constitución de 1812 y de las Cortes de Cádiz. Frente a ellos, se encontraban los antiliberales, que deseaban restituir a Fernando VII y con él, los valores absolutos.
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