Como ya mencionamos en nuestra introducción,
el segundo elemento a comparar[3] será el documental L’Île
de Robinson Crusoe (ver apéndice 2), grabado en 1999, en el Archipiélago
de Juan Fernández, por el realizador audiovisual chileno-español,
Patricio Guzmán. Este conocido documentalista, se vio en la obligación
de abandonar Chile en el año 1973, por razones políticas.
Exilio que le permitió radicarse en Madrid y luego en París,
desde donde desarrolla su carrera en la actualidad.
Entre sus obras destaca, en primer
lugar, el documental La Batalla de Chile, trabajo en el cual relata minuciosamente
el episodio de derrumbe de la democracia en este país, debido al
Golpe Militar encabezado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.
Además, este realizador ha desarrollado diversas producciones
audiovisuales como La Cruz del Sur y La Memoria Obstinada.
El rodaje de L’Île de Robinson
Crusoe fue un trabajo realizado íntegramente -dirección,
imagen y sonido- por Patricio Guzmán, coproducido por JBA produktion,
Le Sept Art y el Centre National de Cinématographie de France. Se
grabó durante la segunda semana de abril de 1999, para ser exhibido
por el canal ART de la televisión francesa en noviembre del mismo
año.
El objetivo de este trabajo consistió
en relatar, a través de una crónica de viaje, en primera
persona, los avatares que un turista común y corriente debe enfrentar
desde el momento en que decide partir al Archipiélago de Juan Fernández
y, en especial, a la Isla Robinson Crusoe.
Después de esta pequeña
reseña sobre Patricio Guzmán, y en especifico, sobre la obra
del realizador que será utilizada en esta investigación como
elemento comparativo, cabe referirse, de alguna forma, a lo que nosotros
entendemos por documental.
A pesar de que dicho género
se apoderó de esta área de lo audiovisual en la década
del ‘20 -y se presume que fue acuñado por John Grierson, realizador
británico pionero en este lenguaje, quien lo definió como
“un tratamiento creativo de la actualidad.” (Michael Rabiger, 1987: 13)-
antes ya se habían realizado registros cinematográficos de
esta naturaleza. Es más, con el documental comenzó todo.
Las primeras imágenes en movimiento de los hermanos Lumière
exhibían fragmentos de la cotidianeidad, como los obreros saliendo
de la fábrica y el tren llegando a la estación en dirección
a los espectadores.
“La pintura y la caricatura son, probablemente, los verdaderos antecedentes del documental, y sus valores e inquietudes pueden verse en los trabajos de artistas como Bruegel, Hogarth, Goya, Daumier y Toulouse-Lautrec. Su forma de representar la actualidad, desde una perspectiva individual basada en sus propias emociones, ayudó a trazar el camino que debía seguir el documental, el ojo que debía posarse, sin pestañear, sobre la terrible belleza del siglo XX.” (Michael Rabiger, 1987: 11).
Una de las funciones del documental, a diferencia de otros géneros cinematográficos, es que tiene la labor de disminuir la distancia existente entre las emociones y experiencias propias vividas en el rodaje y las que es capaz de transmitir a los espectadores a través de su exhibición.
“La misión del fabricante de documentales no es la de modificar o soslayar el destino, sino la de abarcar su sustancia, hablar apasionadamente sobre las lecciones que hemos de aprender de la historia y de las elecciones que seguimos teniendo para la consecución de una sociedad humana y generosa.” (Rabiger, 1987: 26).
Antes de entrar de lleno en la definición
que existe hoy en día de documental, debemos detenernos y recordar
la postura que tiene Gérard Genette ante los diferentes niveles
de realidad y ficción. Siguiendo nuestra anterior clasificación,
deberíamos indicar que investigadores en esta materia (Michael Rabiger
y Llorenç Soler) se asocian con el primer nivel de realidad, ya
que parten de la base que los documentales son trabajos ficcionales al
no poder, aunque lo deseen, representar fielmente la realidad. Sin embargo,
nuestra investigación se ceñirá al segundo nivel -de
representación de la realidad- propuesto por Genette; y por lo tanto,
el documental pasa de ser un relato ficcional a uno factual, al igual que
las historias de vida.
De esta manera, al tener que definir
lo que es un documental, estrictamente, nos acogemos a las palabras del
realizador español Llorenç Soler, profesional que es muy
certero y categórico al definir esta especialidad:
“EL DOCUMENTAL ES UN GéNERO
QUE CONSTRUYE una ficción PARTIENDO DE ELEMENTOS OBTENIDOS DIRECTAMENTE
DE LA REALIDAD.” (Llorenç Soler, 1998: 26).
“Llegados a este punto fatal donde
nos vemos obligados a falsear la realidad mediante la selección
de los encuadres y la fragmentación del tiempo y del espacio, juguemos
a fondo y lleguemos a cualquier extremo que nos pida el texto.” (Soler,
1998: 31).
Entendemos las palabras de Soler,
si nos basamos en la teoría que asegura que el documental debe ser
una imitación fiel de la realidad, pero eso es imposible ya que
la construcción de otra realidad es la que la lleva a ser una obra
de ficción.
En el caso del documental L’Île
de Robinson Crusoe y a pesar de que el realizador Patricio Guzmán
trata de ceñirse lo más posible a la realidad a la que se
enfrentó como pasajero en su viaje, y al visionar el trabajo desde
nuestro punto de vista, podemos apreciar que para facilitar la comprensión
del relato por parte del espectador se utilizan recursos que escapan a
la realidad, pero que de ninguna manera afectan a al percepción
que el receptor tiene de lo exhibido. En el caso específico del
documental podemos aseverar, por experiencia propia, que el piloto del
avión no es el conductor de la lancha, como se presenta en esta
propuesta audiovisual.
“La mirada del documentalista es
la mirada de un protagonista de excepción que, desde dentro de la
escena, contempla los hechos.” (Soler, 1998: 114).
“Todo en la expresión audiovisual
del documentalista está referido a su propio protagonismo como actor
del relato subjetivo.” (Soler, 1998: 115).
“... en el documental, hay siempre
varios protagonistas, objetivamente considerados, pero el primero de ellos
es el propio autor del relato audiovisual.” (Soler, 1998: 114).
A pesar de la preponderancia que
se evidencia del punto de vista del documentalista, nos llama la atención
que, de acuerdo con la bibliografía consultada, son muy raras las
ocasiones en que el realizador es a la vez el narrador en primera persona
de su trabajo, como es el caso de Patricio Guzmán en este montaje
quien incluso hace la voz en off.
Ahora, si retomamos la nomenclatura
de Genette este documental está más cerca de lo factual que
de lo ficcional porque es un montaje que trata de representar un hecho
con la mayor objetividad posible, acercándose, por ende, a la esquematización
del relato histórico (Genette, 1993: 67).
DE DEFOE A CRUSOE
Antes de continuar con este trabajo
es el momento de introducir brevemente la novela The Life and Strange Surprizing
Adventures of Robinson Crusoe como elemento comparativo. Por lo tanto,
sería interesante explicar ciertos elementos de la vida de Daniel
Defoe, del momento histórico en el cual se inscribe esta obra, su
posible y concreta relación con el concepto de aislamiento y de
los habitantes de la isla del mismo nombre.
En Inglaterra a mediados del siglo
XVII, basado en la tradición medieval, se desarrolla un inmenso
interés por lo cotidiano, por lo concreto, por lo objetivo y por
cómo nuestros sentidos presentan estos planteamientos. Durante este
periodo y todo el siglo venidero los ingleses se transforman en un pueblo
que comienza a modelar su imagen no sólo en términos artísticos,
sino también políticos, sociales y sobretodo religiosos.
Al respecto Ortega y Gasset aseguró “que los grupos que integran
ahora la sociedad inglesa empiezan a ser una comunidad de propósitos,
de anhelos, de grandes utilidades.” (Usandizaga, 1987: IX).
Para Rafael Portillo, profesor de
la Universidad de Sevilla y prologuista de una de las versiones originales
de Robinson Crusoe, este libro es el ejemplo más fidedigno que se
posee del proyecto de hombre moderno en las letras inglesas (donde destaca
la capacidad de subsistencia, la soledad, el individualismo, el uso de
la razón, el bien personal ante todas las cosas). Desde este
punto de partida, la novela de Defoe es representativa a toda sociedad
grande o pequeña, y las labores que aquí llevó a cabo
el protagonista de la historia las podría hacer cualquiera de nosotros.
Al mismo tiempo, este libro es considerado,
dentro de la lengua inglesa, como el primer caso claro y definido de novela.
“En realidad se trata de algo nuevo y su autor, como dice Joyce,
‘es el primer autor que escribe sin imitar ni adaptar obras extranjeras,
el primero en crear sin modelos literarios.’” (Usandizaga, 1987: XIII).
Para los influyentes círculos literarios ingleses de la época,
el que Defoe, luego de dedicarse a escribir sobre política y religión,
se dedicase a obras de ficción y prosa imaginativa era un retroceso
en su producción literaria y en más de alguna oportunidad
se le consideró fuera de sus cabales.
La obra de Defoe se basó
-y así lo argumenta la biografía del autor- en las aventuras
de Alejandro Selkirk en la isla de Más a Tierra.
La vida de este escritor es muy
heterogénea. Cuando pequeño su madre tenía la intención
que fuera ministro de la Iglesia Presbiteriana; él se negó
y se dedicó al comercio, la política, el periodismo, etc.
Con el tiempo se tornó a la vida un tanto más contemplativa
y reflejó en su novela Robinson Crusoe todo su arrepentimiento y
presentó al náufrago como un pecador, quien realizó
todo un volcamiento hacia Dios y la religión al verse aislado y
desolado.
“...la obsesión por ver en cuanto le acaece una prueba irrefutable de la aprobación o el rechazo divino. Acepta el naufragio y los años que pasa en la isla como justo castigo por haber desobedecido al padre. (...) Luego interpreta cada éxito y fracaso en la actividad cotidiana como premio o castigo inmediato de la Divina Providencia.” (Rafael Portillo, 1981: 15).
“I had hitherto acted upon no religious Foundation at all (…) without so much as enquiring into the End of Providence in these Things, or his Order is governing Events in the World: But after I saw Barely grow there, (…) and specially that I knew not how it came there, it startl’d me strangely, and I began to suggest, that God had miraculously caus’d this Grain to grow (…) and that it was so directed purely for my Sustenance, on that wild miserable Place.” (Defoe, 1981: 87).[4]
Antes de escribir la novela, Defoe fue un político frustrado, empresario mercantil y escritor que poseía un temperamento muy especial que se destacaba por su facilidad de adaptarse a personas y situaciones hasta el punto de perder su identidad. Casos ejemplares son sus trabajos The Poor Man’s Plea (1698) donde adopta la voz de un ciudadano humilde o en The Shortest Way with Dissenters (1702) donde se “convierte” en un Alto Clérigo de la Iglesia Anglicana. En el caso de Robinson Crusoe, esta situación es más que evidente, incluso se ha llegado a pensar que las aventuras de este personaje son un autoreferente de la vida y época de Daniel Defoe, indicando el propio autor que la historia de Robinson Crusoe es una alegoría de su vida en Serious Reflections during the life of Robinson Crusoe. (Usandizaga, 1987: XVI).
“Fuera o no su autor consciente de ello, aquí se presenta un valioso paradigma del individuo moderno y del ámbito mental en el que empieza a moverse.” (Usandizaga, 1987: XV).
Lo más lógico es que
Defoe haya utilizado este método de difusión ficcional para
profetizar sobre los procesos económicos y sociales del momento
histórico. Es más, Robinson Crusoe ha sido considerado el
perfecto símbolo del hombre económico, resultado de la sociedad
moderna, llegando a verse incluso como el prototipo del joven precapitalista
inglés, cuyo pecado radica en no estar nunca conforme con lo que
tiene y siempre querer más. (La intención de obtener riquezas
y tierra en largos y aventureros viajes de navegación muy típicos
del siglo XVI, XVII y XVIII. Estos son los primeros pasos de la Revolución
Industrial). Como último detalle queremos recordar que no es una
mera coincidencia que Robinson Crusoe le solicitara a su fiel
compañero Viernes que le
dijera simplemente ‘master’, como un esclavo.
“Crusoe es ante todo, hombre de negocios, personificación del ‘homo economicus’ por antonomasia. Influido notablemente por las teorías de Locke ha adquirido una concepción contractual de las relaciones humanas como lo demuestra el hecho de que jamás da un paso sin antes establecer un contrato que regule sus relaciones con los demás y proteja sus propios intereses.” (Portillo, 1981: 13).
LA NOVELA DE ROBINSON
En este apartado presentaremos la
definición de novela que consideramos la más idónea
en virtud del texto de Daniel Defoe.
Una de las definiciones más
acertadas y clarificadoras de éste género la presenta la
investigadora española María del Carmen Bobes Naves:
“La definición podría
concretarse diciendo que la novela es un relato de cierta extensión
que, tomando como centro de referencias la figura fingida de un narrador,
presenta acciones, personajes, tiempos y espacios, convirtiendo a alguna
de estas categorías en la ‘dominante’ en torno a la cual se organizan
las relaciones de las demás en un esquema cerrado o abierto, o
simplemente se superponen sin más
relación que la espacial del texto. El narrador es el centro para
señalar las distancias, las voces, los modos y los aspectos en la
presentación de todas las unidades y categorías narrativas,
siguiendo un esquema de relaciones o negándolo.” (Bobes Naves, 1993:
14).
Para ampliar esta definición,
es necesario indicar que la novela posee la capacidad de englobar bajo
su alero diferentes géneros literarios y no literarios (Mijail Bajtin,
1989: 138). En el primero de éstos se encuentran las piezas líricas,
escenas dramáticas, etc. En el segundo se encasillan los géneros
costumbristas, científicos, religiosos, etc., siendo una de sus
principales características que, en ambos casos, conservan su flexibilidad
y autonomía.
Entrando más en detalle,
Bajtin describe los tipos básicos de unidades estilístico-compositivas
de la novela:
1.-Narración literaria directa
del autor (en todas sus variantes).
2.-Estilización de las diferentes
formas de la narración oral costumbrista.
3.-Estilización de diferentes
formas de narración semiliteraria (escrita) costumbrista (cartas,
diarios, etc.).
4.-Diversas formas literarias del
lenguaje extraartístico del autor (razonamientos morales, filosóficos,
científicos, declamaciones retóricas, descripciones etnográficas,
informes oficiales, etc.).
5.-Lenguaje de los personajes, individualizados
desde el punto de vista estilístico. (Bajtin, 1989: 80).
Siguiendo la idea de Bajtin en su
tipología, Bobes Naves acierta en aseverar que la principal característica
de la novela es integrar en un discurso textual varios discursos que provienen
de los diferentes personajes; exponiendo cada uno de estos discursos un
punto de vista que, al mismo tiempo, son de carácter plurilingüe
supeditado a la historia, al empleo de la lengua y al espacio social y
geográfico que da vida a dicho discurso novelesco. Se debe hacer
notar que no sólo el autor y el narrador intervienen en este proceso
sino también el lector, quien reconoce, identifica e interpreta
a través de los personajes variados discursos que provienen del
plurilingüismo antes señalado.
”El análisis estilístico de la novela no puede ser productivo fuera de la compresión profunda del plurilingüismo, del diálogo entre los lenguajes de la época respectiva. Pero para entender este diálogo, para oír ahí un diálogo por primera vez, no es suficiente el conocimiento del aspecto lingüístico y estilístico de los lenguajes: es necesaria una comprensión profunda del sentido social-ideológico de cada lenguaje, y el conocimiento exacto del reparto social de todas las voces ideológicas de la época.” (Bajtin, 1989: 232).
Con respecto al plurilingüismo,
Bajtin señala que la novela ejemplifica la diversidad social del
lenguaje, sólo que en el caso de este género el lenguaje
se organiza en forma artística. Esto quiere decir que a través
del plurilinguísmo social y el plurifonismo individual -o sea la
estratificación de una lengua nacional en dialectos o en cada momento
de su existencia histórica- la novela organiza su universo semántico
concreto representado y expresado. A través de esta relación
de la novela con el discurso polifónico (plurilingüísmo
y plurifonismo) ésta es capaz de introducir la crítica a
los valores morales presentados en dicho relato ficcional y así
el lector será capaz de gestar una lectura interpretativa y de autoconocimiento
humano en relación con el mundo real en el que vive.
De acuerdo con Bobes Naves, el discurso
en prosa polifónico de la novela es proyectado por un narrador que
“... organiza la historia en un argumento y organiza también las
voces del discurso, a la vez que sirve de centro a todas las relaciones
y referencias textuales.” (Bobes Naves, 1993:9).
Con relación al narrador
Mijail Bajtin argumenta:
“Todas las formas que introducen al narrador o al autor convencional, significan, en una u otra medida, la libertad del autor frente al lenguaje único; libertad relacionada con la relativización de los sistemas lingüístico-literarios, y que revela la posibilidad del autor, en sentido lingüístico, de no autodefinirse, de transferir sus intenciones de un sistema lingüístico a otro, de unir el ‘lenguaje de la verdad’ al ‘lenguaje corriente’, de decir lo propio en un lenguaje ajeno y lo ajeno en el propio lenguaje.” (Bajtin, 1989: 132).
Pero, este narrador y su discurso
polifónico no están solos. Dentro de los tres rasgos fundamentales
que diferencian a la novela de los demás géneros se encuentran,
en primer lugar, por supuesto, la tridimensionalidad estilística
que se relaciona con el plurilingüismo que se desarrolla en ella.
En segundo lugar, se encuentra “la transformación radical en la
novela de las coordenadas temporales de la imagen literaria” (Bajtin 1989:
456) y, en tercer lugar (gracias a esta transformación de las coordenadas
temporales), se crea una nueva forma de construir la imagen literaria en
la novela, la cual tiene un contacto íntimo con el presente imperfecto
que, a su vez, es la forma verbal que la relaciona con la contemporaneidad.
Nos hemos referido al tiempo y al
espacio en la novela cuando presentamos, anteriormente, el concepto de
cronotopo, también definido por Bajtin en su libro Teoría
y Estética de la Novela.
Academic
Year 00-01
0/02/2001
©a.r.e.a.
Dr. Vicente Forés López
©Ana
Aroa Alba Cuesta
Universitat
de València Press