MEDICINA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Introducción Medicina pre-helena Helenismo romano Galeno
Salud pública e higiene Sanidad militar
No fue hasta la segunda mitad del siglo III aC cuando los romanos se interesaron de veras por la península ibérica. Su interés se fundamentaba en el frenar a la otra potencia del momento, Cartago, en su nueva zona de expansión. Al principio su presencia se redujo a los territorios al norte del Ebro, pero después de la segunda guerra púnica (o tercera si consideramos el levantamiento de los mercenarios contra Cartago) los romanos ocuparon la totalidad de la península ibérica (ahora Hispania), que conservarían hasta entrado el siglo IV dC con el desmembramiento del Imperio y las invasiones bárbaras. A diferencia de los griegos que utilizaron el sistema de polis y así se mantenían bastante separados de los indígenas, los romanos llevaron a cabo un largo proceso de aculturización sobre los íberos y celtas de la península hasta la total desaparición de sus propias culturas. Es por eso que tanto la medicina como los otros campos del saber sin duda calaron hondo en las poblaciones autóctonas.
En tan largo periodo de tiempo no es pues de extrañar que el sistema médico, al igual que otros tantos, sufriera cambios y se sometiera a una evolución. La medicina que entró en la península con los romanos entre los siglos III y II aC era una medicina muy burda que no podía equipararse ni mucho menos a la physis helénica que se desarrollaba en el mundo del mediterráneo oriental. Con el tiempo, la medicina griega entraría en el mundo romano y por tanto penetraría también en la península ibérica (ya Hispania), y se difundiría por todo nuestro territorio. De todas formas no debemos olvidar que las tradiciones médicas ibéricas seguirían arraigadas entre los indígenas hasta muy entrada la época Imperial en que perdemos la estela de lo íbero.
En general podríamos decir que la contribución romana al campo de la medicina a lo largo de su historia fue el mayor desarrollo de la cirugía, la construcción de los primeros grandes hospitales y las obras sanitarias. El mayor desarrollo de la cirugía se circunscribió casi enteramente a la cirugía militar. Los hospitales romanos, denominados valetudinaria, no tienen parangón en la Antigüedad, se construyeron principalmente para atender soldados. Las obras de sanidad pública están representadas por los grandes acueductos, alcantarillas y baños públicos.
En este apartado además de ver la evolución de la medicina romana y la asimilación que ésta hace de la griega, abordaremos también a Galeno de Pérgamo (máximo exponente de la medicina grecorromana), echaremos un ojo a la salud pública e higiene, y comentaremos algo de la salud en las legiones.
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MEDICINA ROMANA ANTES DE LA INFLUENCIA GRIEGA
Antes de la absorción de la medicina griega, la medicina romana tenía ya una larga historia heredada de los etruscos tanto en sus aspectos laicos como religiosos, aunque fueron estos últimos quienes ejercieron una influencia más duradera. El legado etrusco se reflejaba en la confianza que tuvieron los romanos, desde un principio, en la adivinación mediante las entrañas de los animales, en el uso de las cartas pronósticas etruscas y en la propiciación de los dioses para que cesaran las epidemias. En el siglo VII aC existían en Roma un Colegio de Augures y una divinidad especial prácticamente para cada enfermedad o síntoma. De todas formas, con el transcurrir de los años la teurgia y la superstición dejaron paso a actitudes más racionales. Un aspecto medico de influencia etrusca que perduró mucho tiempo fue la dedicación de exvotos a los dioses por parte de los enfermos para pedir o agradecer su curación (esta tradición se asimiló muy bien a la llegada de los templos griegos de Asclepio a Roma).
Los exvotos solían representar las partes que querían ser curadas o que habían sido curadas. Aquí vemos un pie, una mano, y un aparato digestivo (se pueden apreciar bastante bien el estómago y el intestino delgado) |
En el siglo I dC Plinio escribió "El pueblo romano estuvo durante más de seiscientos años no sin medicina, sino sin médicos". En general, cada familia era atendida por el pater familiae, pero a ningún ciudadano le pasaba por la cabeza ejercer la medicina fuera de su hogar. La clase alta romana sentía por el trabajo manual la misma aversión que los primeros griegos, y pensaba que la práctica de la medicina era algo indigno en un hombre instruido. A Catón el Censor (234-149 aC) le irritaba especialmente el control que sobre la vida intelectual romana ejercían las ideas griegas, que consideraba decadentes y deshonestas, y arremetió de modo especial contra los médicos en un intento de restaurar las que él consideraba útiles prácticas romanas. Aconsejó el uso de la col y el vino para mantener la salud y tratar las enfermedades, y acompañó sus tratamientos con fórmulas mágicas y encantamientos.
A pesar de todo, resulta lógico que un creciente número de griegos y otros extranjeros fijara su residencia en la rica, poderosa y fascinante Roma. En el año 46 aC, Julio Cesar, intentando disminuir la hambruna que padecía la ciudad, desterró a todos los extranjeros con excepción de los médicos, a quienes otorgó la ciudadanía. Bajo el duradero influjo de los prácticos griegos, el desprecio romano por los griegos en general, y por los senadores en particular, varió con las circunstancias políticas, los cambios internos de la propia medicina y la necesidad por parte de los gobernantes y del pueblo de una asistencia.
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En el siglo I aC los romanos ocuparon Egipto, tras anexionarse Grecia y los demás territorios del Mediterráneo oriental a los que se había extendido la cultura griega, que contaba con ciudades como Pérgamo o Antioquía, que rivalizaban con Alejandría por la importancia de su actividad científica. La medicina romana era un sistema primitivo, por lo que la superioridad de la griega no tardó en imponerse.
La medicina helenística fue introducida en Roma, y también en la parte occidental de su imperio, por médicos griegos que al principio llegaron como esclavos y que luego se trasladaron libremente en busca de mayores ganancias. No puede hablarse propiamente de medicina romana, porque hasta finales de la Antigüedad la casi totalidad de los médicos continuaron siendo de procedencia helénica y el idioma griego permaneció como la lengua de la medicina y de la ciencia. Probablemente, muchos de los primeros sanadores eran incompetentes, poco escrupulosos y procedían del estrato social bajo (la mayoría eran esclavos), pero con el tiempo se dedicaron a la medicina numerosos libertos e incluso ciudadanos. De este modo fue posible que poco a poco se fundieran las actitudes y métodos griegos y romanos.
Como no podía ser de otra forma, los principales centros médicos continuaron situados en ciudades griegas del mediterráneo oriental. De todas formas, en Roma aparecieron dos escuelas médicas en el siglo I aC que llegaron a alcanzar fama: la escuela metódica y la escuela neumática.
La escuela metódica fue fundada por el primer médico griego de importancia que fijó su residencia en Roma, Asclepíades. Éste se opuso abiertamente tanto al humoralismo como a los planteamientos empíricos, y formuló una concepción mecanicista del cuerpo humano junto a una interpretación de sus enfermedades basada en la alteración de las partes sólidas. Según Asclepíades el cuerpo humano se compone de "átomos" entrelazados que integran sus partes sólidas, por cuyos poroi (canales orgánicos) se mueven los humores y el pneuma, compuestos también por átomos muy sutiles. Todos los átomos se mueven por si mismos, lo que significa descartar la acción de la physis y su finalidad. La enfermedad es una perturbación mecánica de su movimiento y el objetivo de la terapéutica consiste en restablecer su normalidad mediante regímenes dietéticos, curas ambientales, intervenciones quirúrgicas y métodos mecánicos como el masaje, la gimnasia y la hidroterapia. De acuerdo con estas ideas, Asclepíades negó la fuerza curativa de la naturaleza y se opuso a la utilización de sangrías y de medicamentos.
La escuela neumática fue fundada por Ateneo de Talea. Concedió gran importancia fisiológica y patológica al pneuma, y asimiló el planteamiento de un paralelismo constante entre macrocosmo y microcosmo regido por la correspondencia mutua (sympatheia) de todos sus fenómenos. Asimismo destacó la función del corazón como sede fundamental del pneuma y del "calor innato", considerándolo el paralelo microcósmico del sol. Afirmó que la enfermedad es un trastorno de las cuatro cualidades que conduce a la alteración del pneuma, y elaboró un modelo conceptual de la patología.
Tras Asclepíades y Ateneo aun quedaban por venir varios médicos romanos destacados antes de Galeno. Uno de los mas destacados fue Dioscórides, que aunque griego de origen, paso toda su vida viajando con el ejército romano. Esos viajes le llevaron por diferentes provincias romanas, entre ellas Hispania, y le permitieron conocer las aplicaciones curativas de centenares de plantas que expuso en una obra considerada como el primer tratado sistemático de plantas medicinales. Otros nombres que cabe mencionar son los de Celso y Plinio (ambos de la segunda mitad del siglo I dC), ninguno de los cuales fue medico, pero que contribuyeron el primero con su compilación del conocimiento médico de su época en "Artes", y el segundo a través de la gran cantidad de información médica del pasado que recopiló. Ya en el siglo II dC hay otros médicos que mencionar. Uno de ellos es Sorano de Efeso, a quien se le conoce como el fundador de la obstetricia y ginecología, aunque sus escritos abarcaron muchos campos incluida la descripción de los síntomas de las fracturas y los vendajes. Otro es Heliodoros, griego que ejerció la cirugía en Roma y que escribió varios tratados sobre cirugía, articulaciones y luxaciones. Por ultimo mencionaremos a Rufus de Efeso, que fue un importante anatomista y entre sus aportaciones destaca la descripción de los gangliones tendinosos y su tratamiento mediante compresión.
Para terminar ya con el helenismo romano, vamos a hablar de las mujeres en la medicina. Y es que fue en la época romana cuando las mujeres médico alcanzaron el máximo prestigio. Anteriormente los primeros griegos dejaban a las mujeres trabajar como médicos en los templos que habilitaban como hospitales, pero posteriormente a la mujer helena se le prohibió ejercer la medicina... hasta la época romana. Entonces despuntaron varias medicas: Filista y Lais fueron especialistas en obstetricia, Salpe de Lemmnos escribió sobre las enfermedades de los ojos, Metrodora sobre las del útero, estómago y riñones, y Aspasia destacó por los tratados médicos que escribió.[Inicio]
Galeno ejerciendo como medico de gladiadores.
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Sin duda el médico que más destacó durante el imperio romano fue Galeno de Pérgamo (129-ca201 aC). Fue cirujano de gladiadores y adquirió cierta experiencia en el tratamiento de heridas, huesos, articulaciones y músculos. A menudo se le conoce como el padre de la medicina deportiva. Galeno, en el tratamiento de las enfermedades, prefirió dejar actuar a la naturaleza (la naturaleza se curaba a sí misma) debiendo el médico solamente ayudarla. Era partidario del masaje como preparación a la actividad deportiva y entre sus recomendaciones se encontraba la deambulación, los movimientos específicos y los ejercicios activos y pasivos como tratamiento de ciertas enfermedades. Aunque se consideró seguidor de la doctrina hipocrática, Galeno recomendaba el uso de polifármacos y toma de sustancias para alterar el curso y evolución de las enfermedades, algo que siempre rechazo el médico de Cos.
Galeno fue también un gran anatomista. Hizo una excelente descripción del esqueleto y de los músculos que lo mueven, en particular, de la forma en que se envían señales desde el cerebro a los músculos a través de los nervios. En lo que respecta a la patología osteoarticular, habla de la destrucción ósea, de los secuestros y de la reparación en la osteomielitis, llegando a realizar algunas resecciones en estos casos. Galeno fue el que inició el conocimiento sistemático de la anatomía humana aplicada al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades: conoció la osteología por el estudio directo del esqueleto humano, y la estructura de las partes blandas por las disecciones de animales. En su texto Sobre los procedimientos anatómicos explica la forma de la mesa de disecciones y la técnica de estudio anatómico.
Galeno adquirió sus importantes conocimientos anatómicos, además de por observar en vivo muchas lesiones traumáticas en gladiadores, al practicar disecciones de animales. Estas disecciones las practicó en su estancia en Alejandría, donde las disecciones de cadáveres humanos practicadas varios siglos antes ya no se podían realizar. Utilizó varios tipos de animales para sus disecciones, pero sobretodo utilizó al cerdo y al mono. Lo que él veía en los animales lo trasladaba al organismo humano, y aunque esto le supuso formular varios errores respecto a la anatomía humana, contribuyó de forma importante al conocimiento de nuestra anatomía, algo hasta entonces abandonado en pro de la fisiología.
Grabado medieval en el que se observa a Galeno practicando una vivisección en el cerdo. |
La obra de Galeno fue el referente de la medicina posterior. Se consideró la obra fundamental y a seguir casi de forma dogmática durante casi 1500 años. Probablemente esto fue así no por las contribuciones de Galeno a la medicina, sino porque éste realizó una especie de recopilación en su obra de todos los conocimientos médicos adquiridos hasta su tiempo. Además su obra fue la primera que se sistematizó (se agrupó en tratados y manuales), mientras que la anterior se reducía sólo a escritos sueltos sobre cosas concretas, favoreciendo eso su enseñanza y utilización como referencia fundamental.
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La actitud romana hacia la salud y la enfermedad era en algunos aspectos similar a la de los griegos. Los enfermos desahuciados y deformes recibían pocos cuidados. El mismo desprecio se extendía a los recién nacidos no deseados, que eran vendidos. Los pobres vivían en la miseria, en casas atestadas, aunque las viviendas romanas estaban mejor construidas que las griegas ya que había desagües, suministro de agua y calles pavimentadas. Por otra parte, el interés romano hacia la agricultura les permitió tener acceso a un suministro de comida más variado y abundante.
Baños romanos en el yacimiento sevillano de La Luisiana. |
Los logros más importantes de la higiene romana fueron el suministro de agua y el sistema sanitario. A lo largo de los siglos I-II dC muchos acueductos que canalizaban agua se construyeron por todo el Imperio, incluida Hispania. La purificación se conseguía colocando depósitos y albercas a lo largo del trayecto que recorría el agua, quedando la destinada a la bebida separada del resto. Además de la utilizada en baños públicos y fuentes, disponían de agua para uso privado, lo que permitía a los ricos obtener toda la que desearan. Aunque los menos acaudalados podían abastecerse también de agua suficiente, muchos pobres la conseguían de manantiales o aguadores.
Junto al abastecimiento de agua, muchas de las ciudades disponían de un sistema de eliminación de las aguas residuales. Había también en algunas ciudades grandes complejos de alcantarillas y tuberías colocadas bajo los edificios y las calles. En algunas viviendas se arrojaban las basuras y orinales directamente a la calle, pero la mayor parte de los caminos, calles y callejones se conservaban limpios; había agua limpia en abundancia y los embalses y aguas estancadas se drenaban con regularidad. Se conocía la relación existente entre tierras pantanosas y las enfermedades; en el siglo I aC Marco Varrón advirtió en contra de la edificación en las proximidades de los pantanos, "porque allí nacen ciertas diminutas criaturas que no pueden verse con los ojos, que flotan en el aire y entran en el cuerpo por la nariz y la boca, causando graves enfermedades".
Letrinas romanas de un yacimiento de Mataro. |
El talento romano para la organización no brilló del mismo modo en el terreno de las instituciones destinadas a la asistencia a enfermos y heridos. A pesar de ello, se fundaron enfermerías para los esclavos enfermos que eran utilizadas incluso por los romanos libres. Realmente no existían más instalaciones para albergar, tratar y cuidar a los enfermos que estos servicios y algunas casas de los médicos.
Acueducto romano de Segovia. |
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La sanidad militar sin duda fue de gran importancia para el mantenimiento y expansión del orden romano. Era vital mantener a las tropas tan en forma y saludables como fuera posible, y que tanto los heridos como los enfermos recibieran cuidados en razón a la escasez de buenos reclutas. Por ello cada legión contaba con asistentes médicos, cada campamento poseía un equipo médico, y se decidió construir hospitales para el tratamiento de los soldados.
Fue el Imperio Romano quien introdujo la palabra "médico" en nuestro lenguaje, ya que el oficial médico de las unidades de combate romanas era conocido como "medicus". Este medico era escogido entre los soldados y entrenado por el ejercito. Aunque los médicos del ejercito creían profundamente en las practicas trascendentales, las supersticiones, los rituales y los conjuros, trabajaban sobre la base del ensayo-error y se transmitían lo que aprendían los unos a los otros y a las nuevas generaciones. Con el paso del tiempo esta enseñanza médica militar se reglamentó, y ya a principios del siglo I dC a todos los médicos del ejército se les exigía asistir a la nueva Escuela de Medicina Militar, y en el siglo III todos los médicos, tanto militares como civiles, debían pasar por la Escuela de Medicina.
En cuanto a la posición social de estos médicos militares, decir que tras la guerra civil que prosiguió al asesinato de Julio Cesar el reciente emperador Augusto creo un cuerpo medico profesional al darse cuenta de lo valiosos que eran los médicos en el campo de batalla, y concedió a todos los médicos que se alistaron en su nuevo ejército títulos de dignidad, tierras y pagas especiales al jubilarse.
Debido a que en las batallas abundan los enfermos y los muertos, la medicina militar avanzó mucho durante las grandes y largas campañas que el Imperio Romano llevo a cabo hasta la conquista de todo el mundo occidental. Entre otras cosas, parece que parte de los muchos remedios populares romanos fueron probados en las batallas por los médicos sobre los heridos y debilitados, cribando y encontrando tratamientos y métodos con los efectos mas útiles.
En esta estela de Herculano se ve a un cirujano extrayendo una flecha del abdomen de un soldado herido. |
No cabe la menor duda que el campo de la cirugía fue en el que más profundizaron los médicos militares. Los médicos romanos tenían métodos quirúrgicos sorprendentemente avanzados para el tratamiento de las heridas. Esto queda reflejado en su amplia variedad de instrumentos quirúrgicos. Incluyen fórceps para extraer proyectiles tales como flechas, sondas, espátulas para aplicar ungüentos, pequeñas palas con una cuchilla en el extremo, horcas para separar el tejido muscular, pinzas, agujas tanto curvas como rectas, y tablillas para piernas. Todos ellos sabían como usar los torniquetes, los clampajes arteriales y las ligaduras para parar la pérdida de sangre, y también amputaban para prevenir gangrenas mortales. En las amputaciones la carne sobre la herida se cortaba sobre el hueso con un escalpelo, pero no sobre articulaciones, y entonces el hueso era serrado, dejando suficiente piel colgando, para después alisar el hueso, doblar la piel encima y coser para cubrir el hueso.
Pero sin duda lo que mas sorprende es que estos médicos ya utilizaban métodos antisépticos, aunque sin duda desconocían la relación de los gérmenes con las enfermedades. Entre esos métodos destaca el hecho de que hervían el instrumental antes de utilizarlo, y el que no reemplearan el mismo instrumento en un paciente sin antes rehervirlo. Además lavaban las heridas con acetum, un potente antiséptico.
En cuanto al tratamiento analgésico para el dolor, los médicos militares romanos utilizaban ungüentos y extractos de plantas medicinales que aún se usan actualmente. Esto incluía centaury, empleado para las heridas, las enfermedades oculares y las picaduras de serpientes; escopolamina (henbane), usada como hipnótico; St. John's wort, usado para las patologías sanguíneas; plantain, empleada contra la disentería y las hemorragias; y fenugreek, usado como enema y cataplasma/emplasto. También usaban vino medicinal para curar enfermedades comunes, como catarros y diarreas.
Con los años, los médicos romanos de guerra también aprendieron como prevenir muchas de las epidemias del campo de batalla. Lograron esto emplazando los campamentos apartados de los pantanos infestados de insectos. También instalaron sumideros y alcantarillas para transportar las aguas residuales a buena distancia de las tropas. De manera similar, diseñaron sofisticados hospitales permanentes, con salas especializadas para diferentes tareas, y con aislamiento de algunos pacientes para reducir la propagación de enfermedades. Calefacción central y buena ventilación también ayudaban a los pacientes.
Como ya se ha dicho antes, los únicos hospitales que existían en el mundo romano fueron construidos por el ejército en los campamentos de las zonas fronterizas. Y es por eso que los cirujanos militares desempeñaron un importante papel en la difusión de la medicina romana a todo el mundo romano, incluida Hispania. Fueron capaces de desarrollar sus habilidades en el campo de batalla, tratando a soldados heridos y enfermos, y se beneficiaron de los nuevos tratamientos y medicamentos aportados a medida que más y más pueblos y culturas fueron englobados en el Imperio.
En cuanto a su estructura, los hospitales militares se situaban dentro de los campamentos. Había salas separadas para enfermos y heridos. La sala de los enfermos se situaba lo más retirada posible, y sólo tenía una entrada (esto era para aislar lo más posible a los soldados enfermos del resto de la tropa sana). Los enfermos estaban en cama durante unos días, hasta que se recuperaban. Había otras instalaciones y medios asignados para proporcionar cierto bienestar a aquellos que estuvieran tan enfermos que no pudieran incorporarse a sus unidades de combate durante un tiempo.
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