SALAS-TINEO

Comenzamos a tomar costumbres de peregrinos, como la de de madrugar para no caminar las horas con el sol más intenso. Nos apetecía hacer las etapas por la mañana y poder comer en nuestro destino con una ducha tomada.
Nos desayunamos unos batidos en el mismo poyete donde cenamos el día anterior, ya que nuestra esperanza de encontrar el bar del hotel abierto fue frustrada.
Iniciamos la subida desde Salas hasta la Espina, donde (por fin) encontramos un bar de una gasolinera abierto. Tuvimos que travesar un prado a campo a través para poder tomar un café, mojándonos los pies por primera vez ese día.
Después del desayuno, secarnos los pies para volver a mojarnoslo para incorporarnos al camino, nos dimos cuenta que nos esperaba una etapa dura de barro y agua.
Caminamos durante toda la mañana, pero valió la pena ya que cuando llegamos llegamos y recogimos las llaves del albergue en el hotel nos encontramos con unas instalaciones bastante mejores que las del albergue del día anterior.
Después de las labores de aseo y colada, que realizamos todos los días, Comimos en el bar Tineo, dimos un paseo para contemplar las fantásticas vistas que ofrece este pueblo, y nos recogimos en el albergue.
El sellado de credenciales fue memorable, ya que el hospitalero era muy simpático y la cena la hicimos con los de Valencia, con los que ya cogíamos confianza.
No sabemos donde se metieron durante todo el día, pero por la noche llegaron las rubias pijísimas y unos hermanos asturianos (los Snorkels) hacen su aparición estelar.

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