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Nicotina: me muero por un cigarro
Dirección: Hugo Rodríguez
Países: México, Argentina y España
Año: 2003
Duración: 93 minutos
Género: Comedia
Interpretación: Diego Luna, Lucas Crespi, Jesús Ochoa, Marta Beláustegui, Norman Sotolongo

Nicotina: me muero por un cigarro es el segundo largometraje de Hugo Rodríguez, esta vez, de producción mejicana, argentina y española. No puede considerarse una buena película, pero es útil para pasar un buen rato. El protagonista es Diego Luna, un actor mejicano que por momentos está ganando gran reconocimiento en EE UU. Con una larga carrera en su país natal, hemos podido verlo en películas como Un dulce olor a muerte (1999) donde trabajó con Carmen Maura, La Terminal (2003) con Tom Hanks, y Soldados de Salamina (2003) junto con la española Ariadna Gil. En Nicotina, Diego Luna es Lolo y, una vez más, comparte reparto con una actriz de nuestro país, Marta Beláustegui, que encarna el papel de Andrea.

Lolo es un hacker que se dedica a piratear todo lo ancho de la red. Se pasa el día y la noche conectado a Internet y vive aislado del mundo real. La película cae en el tópico haciendo de Lolo un hombre introvertido, torpe y con gafas que cosecha pocos éxitos en el amor. Está locamente enamorado de Andrea, su vecina, a la que alquila el piso contiguo de su rellano. Una violinista española que intenta asegurarse un futuro camelando a un director de orquesta. Lolo la tiene completamente vigilada a través de una red de pequeñas cámaras y la controla pinchando su línea telefónica. Mientras tanto, Nene (Lucas Crespi) y Tomson (Jesús Ochoa) son dos mafiosos que ofrecen a Lolo una partida de diamantes a cambio de que consiga las contraseñas de un banco suizo. Lolo sólo quiere los diamantes para lograr el amor interesado de Andrea, sin embargo, una vez había conseguido descargar las contraseñas, en un traspiés se confunde de cedé. Norman Sotolongo es Svóboda, el ruso que va a pagar a Nene, Tomson y Lolo con la partida de diamantes, pero al ver que el cedé no contiene lo acordado se produce un malentendido que termina con dos heridos y una fuga colectiva.

Durante toda la película el cigarro es protagonista. Todos los personajes viven obsesionados de uno u otro modo con el tabaco: están completamente enganchados. A lo largo del largometraje, Nene y Tomson hablan continuamente de la nicotina. Mientras uno asegura que es el propio azar de la vida el que acaba matando, Tomson repite que la nicotina es muerte segura. El desenlace del filme cuadra a la perfección con el título de la película. Aunque es el forcejeo continuo por la bolsa de diamantes el que marca el movimiento de los personajes, es un paquete de tabaco el que lo decide todo. De un modo u otro, todos los protagonistas mueren por un cigarro. Pero no se trata de un tumor, sino de una cadena azarosa de acontecimientos donde un cigarro siempre viene implicado. Cuando Lolo logra la muñeca de trapo en cuyo vientre se esconden los diamantes, se refugia en casa. Entonces le apetece un café y se prepara el agua caliente. La jarra se vuelca en el fogón y deja escapar el gas sin combustión. Sabe que al fin lo ha logrado y se siente feliz. Se merece un cigarro y hace tiempo que no fuma uno. Sin embargo, cuando se dispone a encenderlo, no sabe que no podrá celebrarlo. Ya se sabe, Nicotina: me muero por un cigarro.