Poirot toma declaración a todos los pasajeros. Aparentemente todos
tienen una coartada. Las pruebas encontradas en el compartimento de
Ratchett no parecen poder vincularse a ninguno de ellos. Poirot
comienza a pensar que quizá fueron dejadas allí deliberadamente para
distraer su atención. Una posible explicación de los hechos cobra
fuerza en su cabeza...
Poirot convoca a todos los pasajeros para una revisión del caso.
Comienza entonces una nueva tanda de declaraciones. Poirot va
descubriendo que todos mentían y, ante la cantidad de pruebas, ellos
no pueden sino reconocer su implicación. Todos tienen alguna relación
con la familia Armstrong y un claro móvil de venganza. El chofer,
la
institutriz, la
cocinera, la tía... todos están allí.