H.G.WELLS | |||||
|
"LA GUERRA DE LOS MUNDOS" |
En mayo de 1938 millones de norteamericanos fueron presa
del terror; una emisora de radio transmitió noticias que sobrecogieron
sus ánimos: los marcianos habían invadido la tierra y estaban
aniquilando el planeta, abrasando pueblos, reduciendo a escombros
ciudades enteras y exterminando todo tipo de fuerzas que osaban hacerles
frente. El fin del mundo parecía haber llegado. Durante ocho horas la
emisora voceó angustiosamente el parte de guerra de aquella invasión y
miles y miles de radioescuchas desalojaron a toda prisa sus hogares
intentando distanciarse por todos los medios de aquella amenaza. La
policía hubo de trabajar lo suyo para convencer a los asustados
ciudadanos, que bloqueaban en su fuga caminos y carreteras, de que
habían sido víctimas de un engaño. Ningún marciano de enorme cabeza
había bajado a visitarnos. Aquella emisora que sembró el terror estaba
retransmitiendo un espacio sobre ese tema. El talento de un joven
director de programas especiales, Orson Welles, y el poder de las
palabras fueron las causas de aquel pánico colectivo que ha pasado a la
historia. Si gran parte del mérito de que aquella ficción se hiciese
realidad corresponde a quien la puso en antena, no menores merecimientos
recaen en el creador de la idea original y autor de la novela La
guerra de los mundos, que fue la base del programa. Su nombre era el
de Herbert George Wells, escritor de aquella historia cuyas palabras
invadieron el mundo.
La
obra
Esta novela se encuadra dentro del género de la ciencia-ficción
junto con 1a máquina del tiempo,
El hombre invisible o La visita maravillosa. En todas ellas parecen
coexistir los dos impulsos básicos de la personalidad de su autor: un
temperamento esencialmente artístico y una educación o formación
científica. Representan
por tanto la expresión estética del conflicto interior que él mismo
reconocía al escribir: «Soy de temperamento egoísta y romántico;
intelectualmente, convencido de que todo lo egoísta y lo romántico
debe acabar.» El
tema de la novela parece que le fue proporcionado por el comentario de
su hermano Frank, que se preguntó qué pasaría si en el apacible
escenario de la comarca de Surrey cayeran habitantes de otros planetas. El
tema central
Si
bien el asunto o argumento de la novela es la historia de la destructiva
invasión de unos marcianos que aterrizan en el sur de Inglaterra, el
tema central, el núcleo conceptual que sintetiza la trama sería la
“seguridad ficticia y la fatua vanidad” que caracteriza a la
humanidad autosatisfecha. En
este sentido La guerra de los mundos es una denuncia de nuestro mundo. “Pero el
hombre es tan vano, tanto le ciega su vanidad, que ningún escritor
antes del fin del siglo XlX expresó el pensamiento de que allá lejos
la vida intelectual, caso de existir, se hubiere desarrollado muy por
encima del humano nivel”, se lee en sus primeras páginas, y el mismo
talante de forma más rotunda aparece el epílogo: “Es posible, en los
amplios designios del Universo, que no deje al fin de beneficiarnos la
invasión marciana; se nos ha arrancado esa confianza tranquila en el
porvenir, que es la fuente más segura de degeneración”. El doctor
Vicente López, un especialista en su obra, entiende que La guerra de
los mundos, más que una profecía, sería un entretenido sermón o
perorata narrativa sobre las bondades de la humildad. Aspectos
formales
El,relato
está construido siguiendo una organización binaria que hasta el propio
título enuncia. La estructura doble se manifiesta también en la división
de la novela en dos bloques o libros, aun cuando esta división sea un
tanto desequilibrada por el mayor peso de la parte primera. Asimismo la
trama es dual: por un lado las aventuras y desventuras de «un escritor
reputado que se ocupa de cuestiones filosóficas» y por el otro los
sucesos que atañen a su hermano «estudiante de medicina». La
narración utiliza dos técnicas de escritura diferentes:
·
Relato en primera persona: “reparé en mi vecino”
·
Relato en tercera persona : “encontraron a los dos lados del
camino...” La
preferencia persistente por las construcciones dobles o binarias es algo
palmario en toda la El
estilo
De forma unánime
la crítica está de acuerdo en que la prosa de Wells no destaca por sus
virtudes estilísticas. Partiendo de una traducción, aunque sea de la
calidad alcanzada en ésta, resulta difícil analizar este aspecto. Para
el autor de El alimento de los
Dioses lo principal es lo que se cuenta y. no cómo se cuenta. Es
indudable que nadie encontrará en sus escritos una prosa artística,
pulida o de gran calidad estética, virtudes que además nunca se
propuso: «Yo hago honradamente lo que puedo por evitar repeticiones en
mi prosa, y cosas así, pero, quitando algún pasaje de altura, no veo
el interés de escribir por la belleza de la frase nada más.» Se puede
estar de acuerdo o discrepar de su peculiar estética o no-estética,
pero es necesario reconocer su poder expresivo, su destreza en la creación
de ambientes o la maestría, por ejemplo, con que relata el movimiento
de las masas asustadas. La prosa de Wells es animada, ágil, expresiva,
más aguda que mágica y capaz de visualizar para el lector la
escenografía narrativa. El
contenido
Como
es habitual en sus novelas de ciencia-ficción, lo científico ocupa un
lugar hegemónico. Los datos sobre el planeta Marte, la mecánica de los
instrumentos marcianos, la explicación de su apariencia o de la muerte
de los invasores recibe un enfoque semejante al de los tratados de física
o biología. La posición de mero testigo que adopta muchas veces el
narrador-protagonista confiere a los hechos narrados una distancia muy
eficaz desde el punto de vista literario. «Me parece que observo lo
exterior desde parajes muy remotos, fuera del tiempo, del espacio, de la
vida y de la tragedia de las cosas.» Esta frialdad a la hora de
describir muertes, masacres y demás desastres de la invasión actúa
estilísticamente como un intensificador de las sensaciones que se
transmiten al lector. Lo magistral
de la novela es el contraste entre la placidez de la vida cotidiana y la
magnitud de la catástrofe. El choque entre la confiada curiosidad de
los humanos y la agresividad tecnificada de los marcianos. Es de
destacar también que por las circunstancias históricas del momento de
su publicación conllevaba un alegato contra el colonialismo inperante:
«Antes de juzgarlos con excesiva severidad debernos recordar que
nuestra propia especie ha destruido completa y bárbaramente, no sólo
especies anitnales, como las del bisonte y el dodo, sino razas humanas
inferiores.» Los
personajes
Uno de los
aciertos mayores de La guerra de
los mundos es la lograda sensación de que existe un protagonista
colectivo: la humanidad. Esta sensación se consigue literariarnente:
·Identificando al protagonista con la
generalidad de los hombres. Para ello se esquematiza al personaje y se
le evita cualquier matiz psicológico peculiar.
·Describiendo con relevancia el
movimiento de masas e introduciendo mensajes y noticias procedentes de
los medios de comunicación.
- El narrador. El hombre de Woking es un prototipo de hombre de la época.
No se nos ofrece ningún rasgo psicológico sobre su personalidad,
aunque se mencione su propensión a la observación. Literariamente
conviene indicar su doble papel de testigo distante y víctima
privilegiada. Este doble cometido provoca que su visión fluctúe entre
la reflexión intelectual y el horror instintivo.
- El
hermano del narrador. Más que un personaje es un pretexto para
ampliar geográficamente la trama. Situado al comenzar la invasión en
Londres, será el hilo conductor que permita dar cuenta de las
reacciones de la masa.
- El vicario. Es el personaje peor tratado de la historia. Sitnboliza
el hombre que no es capaz de controlarse. Dada su condición de clérigo,
Wells critica a través suyo la debilidad y cobardía de las élites
encargadas, teóricamente, de modelar y organizar al pueblo.
-
El artillero. Es el
personaje secundario de más enjundia. Así como el vicario encama el
poder, el artillero simboliza a los que carecen de influencia o mando.
El diálogo entre el narrador y este personaje que se recoge en el capítulo
VII del segundo Libro de la novela es ideológicamente imprescindible
para entender el propósito moral que contiene.
-
Los marcianos. Su
tratamiento se transforma lentamente a lo largo de la novela.
Contemplados en un primer momento como meros objetos para la curiosidad
científica, encarnarán luego la representación del mal, de la
violencia o de la tiranía, y finalmente, en la hora de su agonía, sin
embargo se producirá un acercamiento humanitario que llega incluso
hasta la ternura, la piedad y la solidaridad. Wells no efectúa una
condena moral de la invasión. Racionaliza su comportamiento en términos
ecológicos, atendiendo a la lucha de las especies, y como mucho su único
reparo hacia ellos sería su falta de previsión científica que dará
lugar a su fracaso. Valoración
final
Con La guerra de los mundos se inaugura la larga serie de novelas sobre
extraterrestres. Es difícil explicar a qué se debe el ansia que nos
despierta la duda sobre la existencia de
habitantes en otros planetas. Quizá la humanidad siente el deseo
de no encontrarle sola en la inmensidad del Universo. |
© Grupo Anaya,S.A.,1982 |