Alicia en el País de las Maravillas


La elección del camino a casa



- Pues dígame. ¿Sabe o no sabe hacia dónde fue el conejo blanco?

-Déjame ver... ¡Sí, creo que fue por allí!

-¿Por allí?¿Y exactamente, dónde queda eso?

-¡Ay querida niña; eres una niñita muy complicada! Realmente, el camino que escojas no importa. Si deberas quieres saberlo, el conejo se fue por este lado. Aunque si yo andara buscando a una liebre, preguntaría al sombrerero loco.

-Gracias, iré a visitarlo, ¡pero yo no quiero tener trato con locos!

-Adiós pequeña. ¡ha ha ha ha! ¡Aquí todos están locos!, ha, ha ha...


Alicia dejó al gato y se alejó del lugar mientras oía cómo el animal tarareaba una extraña canción, como todo lo que había en aquel lugal. La información que le había proporcionado el gato le servía de poca ayuda. Sí, le había dicho que se dirigiera hacia la casa de aquel sombrerero loco. Pero ¿hacia dónde dirigirse? Al poco de seguir andando, la niña vio una casita rodeada por una bonita cerca de madera pintada de marrón de la que salían risas y canciones. Alicia levantó un poco más la vista y vio al otro lado unas nubes de humo de colores acompañadas de letras del abecedario musicales. Qué hacer. ¿Debía seguir el consejo de un gato loco y dirigirse a la casa del sombrerero, o era más seguro seguir aquel humo de colores?


Ir a la casa del sombrerero loco                                                                                                                                                   Dirigirse hacia el humo





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